viernes, 26 de octubre de 2018

Tres bazas de streaming

Antes se esperaba cada semana a que llegase el día de emisión de la serie que estaba en boca de todo el país y los rumores sobre lo que vendría eran fieles a su esencia, o sea, pura invención. Ahora hay que esperar de temporada en temporada para tragarse todos los capítulos de golpe y, previamente, puedes bucear en la red sobre las noticias especulativas y las ciertas, sabiendo durante la espera qué personajes vuelven, cuáles son novedad, el tono, las comparativas con las temporadas anteriores... 

Y si quieres mortificarte por no ver la nueva temporada completa el primer día, puedes volver a la red y despanzurrar cada sorpresa en vez de taparte lo oídos en tu pupitre si te perdiste lo de la noche pasada, pero te lo han grabado en "VHS".


Daredevil. Tercera temporada.

Un buen día, Netflix decidió tirarse el moco a lo HBO y empezó a producir series. Enseguida dio en la diana con sus dos puntas de lanza: House of Cards y Daredevil, la adulta y la de todos los públicos.

La primera va a terminarse sin Spacey pero con Wright. La del "hombre sin miedo" marvelita tiene aún cuerda para rato, más aún después de este puñetazo sobre la mesa que es la tercera temporada. Medida, oscura, estresante, reveladora, un caramelo que vuelve a confirmar al diablo de la Cocina del Infierno como el justiciero más interesante y carismático de New York.

No me voy a poner aquí friki sobre si la pelea del capítulo 2 o la del 5. Las tiene increíbles. Pero, sobre todo, tiene personajes en desarrollo y héroes y villanos competentes. Por no hablar de la voz de Cox, que no todos se lo subtitulan.

Doblada u original, es una suerte que sigan cuidando una de las mejores series que han sido capaces de producir los de la plataforma, porque también ofertan morralla a espuertas, propia y ajena. Y lo bueno van a empezar a retirárselo los estudios originales por hacerles la competencia. Será una guerra digna de verse, como las de Daredevil contra Fisk pero sin saber de entrada quién es quién. 


Bodyguard

Espero que se planten en esta propuesta exactamente donde están, con un coche familiar alejándose por la curva inocente de un barrio residencial. 

Como mini-serie es demoledora, la BBC es maestra en ellas. Un ex-juego de tronos reconvertido en guardaespaldas y una señora Secretaria de Interior sinuosa y molona se embarcan en una intriga político-policial que agarra en la primera secuencia y te arrastra sin aliento hasta la última.

Sin miedo a que la historia salte en pedazos cuantas veces sea necesario. Porque aquí nadie es lo que parece, pero todos son lo que deben ser. Se ocultan secretos, manipulan, buscan, arriesgan, compiten y mueren. Un guión portentoso y una puesta en escena inglesa, precisa, elegante y modernamente fría.

Bodyguard también está lista para darle al clic seis veces y verse sus seis episodios uno tras otro. Éstas deben ser de temporada única, eso las hace aún mejores.


Fariña

Los gallegos tienen mucho qué contar, salta a la vista. En realidad, la península ibérica toda y sus archipiélagos están llenos de historias que podrían fascinar al espectador. 

La serie Fariña se produjo para Antena 3 y se emitió en el canal a esas horas imposibles que terminarán condenando la tv en abierto. Bajo demanda, se convirtió en un fenómeno merecido. Riqueza de personajes, escenarios, tiempos y ambiciones. Todo fluye al ritmo idóneo en esta historia de contrabandistas que acaban convertidos en los señores de la droga más sonados de España. 

Mucho más comprensible y afinada que Narcos, sin desmerecer de ella en cantidad de escenarios, personajes y situaciones, Fariña es adictiva en la progresión personal y económica de Sito Miñanco, la maldad reconcentrada de Charlín padre, la peligrosa sabiduría de Terito, la bordería extrovertida de Oubiña. Por no hablar de las mujeres de estos hombres de negocios, esposas, amantes, hijas o sobrinas, ambiciosas, listas como el hambre, temibles. Es mérito de un texto perfectamente organizado, hábil y medido, pero también de un reparto apabullante, encabezado por el cada vez más pujante Javier Rey.

La Ría, los sobornos, el policía obsesivo, el juez trepador, los colombianos expeditivos, la cárcel y el banquete, las detenciones y las fugas... Aquí no falta de nada, salpimentado de temazos musicales y pegado, para colmo, a la cronología de los hechos reales y sus hitos. 
Ascensión y caída, contadas a lo grande.  

Si hubiese más series de esta talla hechas en España, seríamos el producto más demandado del mundo después del anglo.  Y el streaming nos serviría de prueba

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