miércoles, 27 de febrero de 2013

María Asquerino hace mutis

María Asquerino, grande del teatro, joven triunfadora en el cine con Surcos, tertuliana de la noche de Madrid, socia de Fernán Gómez.

La ví batiéndose con Agustín González sobre las tablas en El león en invierno, a principios de los noventa.
Y luego sacando petróleo de pequeñas apariciones en el cine de las últimas décadas.
Qué bien estaba en La Comunidad. Con su pequeño papel daba casi tanto miedo como Terele.
En Ese oscuro objeto del deseo, también sacando jugo a un personaje a priori menor.
En Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, haciendo en sólo un par de escenas todo el recorrido que necesitaba esa amiga de Pilar Bardem para ser creíble.

Debieron aprovechar más su talento. Pero claro, "son unos Pagafantas".

Adiós, doña.


lunes, 25 de febrero de 2013

El lado bueno de las cosas



Hay algo que le resta a Hollywood algunos puntos cada vez que aborda una historia pequeña de gente corriente: Que no solo quiere contarnos su lado bueno, sino hacerlo además con los intérpretes dando siempre su perfil bueno. Él y ella (Bradley Cooper y Jennifer Lawrence), por muy locos y perdidos que estén como personajes, tienen que ser guapos y el final, en fin, digamos que debe ser guapo también.
Ahí es donde patina esta bonita historia de peculiares redenciones personales, bipolaridad muy relativa y diálogos bastante frescos, hasta gamberros (sin pasarse), en un guión irregular pero resultón que acaba claudicando al convencionalismo romántico más allá de lo deseable.
El lado bueno de las cosas es una tragicomedia de "chico con problemas-conoce-chica con problemas" que en verano superaría las bobadas habituales del género (a las que la "Meca" nos viene acostumbrando desde hace ya demasiado tiempo), pero que para la final de los Oscar debería quedarse bastante corta. Y a la vista del palmarés, lo ha hecho: sólo ha pescado el habitual espaldarazo para la chavala, una nueva estrella para el show business, aunque la protagonista de Amor le daba sopas con honda.
Con todo, es muy agradable de ver, tiene algunas escenas realmente logradas (la cena marciana en la cafetería, el vecino investigador) y tres protagonistas cuajados e interesantes. De paso, De Niro vuelve a meterse en un proyecto mínimamente majo. Ese, por ejemplo, ya es un lado bueno de la cosa.

domingo, 24 de febrero de 2013

Esta noche lo intenta Paco Delgado

 Juan de la Cierva: 1969 Oscar por su contribución a la técnica cinematográfica. Desarrolló el dynalens, un estabilizador óptico que eliminaba vibraciones y desenfoques no deseados de las cámaras. Un avance fundamental para la industria, utilizado por primera vez en Tora, Tora, Tora. Su sistema propició todos los estabilizadores posteriores, incluso los que hoy se usan hasta en las cámaras domesticas para estabilizar y auto-enfocar la imagen.

 Gil Parrondo: mejor dirección artística por Patton en el 1970 (donde también obtuvo el Oscar Antonio Mateos) y por Nicolás y Alexandra en 1971 (en vestuario de ésta última, el Oscar fue para Antonio Cánovas del Castillo e Yvonne Blake).

 Luis Buñuel: 1972, Oscar a la mejor Película Extranjera
El discreto encanto de la burguesía, de nacionalidad francesa.
  Néstor Almendros: 1978 , Oscar a la mejor fotografía por Días de cielo.

 José Luis Garci: 1982, Oscar Mejor Película Extranjera
por Volver a empezar

 Fernando Trueba: 1993, Oscar Mejor Película Extranjera por Belle epoque.

 Pedro Almodóvar: 1999 Mejor Película Extranjera 
por Todo sobre mi madre.
2002, Mejor Guión Original por Hable con ella.

Alejandro Amenábar: 2004 Mejor película extranjera por Mar adentro.
David Martí y Montse Ribé: 2006, mejor maquillaje
por El laberinto del fauno.

 Eugenio Caballero y Pilar Revuelta: 2006, mejor dirección artística 
por El laberinto del fauno.

 Javier Bardem: 2008, Mejor actor secundario por No es país para viejos.

Victor Gonzalez, Ignacio Vargas y Angel Tena: 2008, por su programa RealFlow, un software de recreación de fluidos con el que han conseguido mejorar la animación y realización de efectos visuales en la industria cinematográfica.

Penélope Cruz: 2009,  Mejor actriz de reparto
por Vicky, Cristina, Barcelona


lunes, 18 de febrero de 2013

Los Goya del 13



Mientras rugen ya por la red los que sólo gustan de ejercer como ofensores y ofendidos, os diré que a mí la gala me pareció bastante apañadita, sin cargar demasiado en nada, que es la mejor manera de que la cosa quede digna. Los premios también fueron bastante sensatos aunque Grupo 7 hubiera merecido algo más, pero no sé bien qué (quizá guión). Y El artista y la modelo podía haber compartido el premio a la mejor interpretación femenina (estupenda Aida Folch).

En cuanto a los premios de Lo imposible y Blancanieves estaban todos cantados, hasta el de la canción, que hay que ser torpe, coño.

Lo del Goya al guión adaptado para Tadeo quedó marciano. Pero es que la selección de nominados en esa categoría era tirando a triste (Invasor, Todo es silencio, Tengo ganas de ti,…). Creo que con el Goya a mejor película de animación y estar nominada para otras cosas, Las aventuras de Tadeo Jones se hubiera llevado premio suficiente, pero me alegro por ella. O apóstolo no tenía ninguna opción de ganar, aunque méritos no le faltaban. Qué mala suerte para tan buena película.

Respecto al Goya a José Sacristán por El muerto y ser feliz, ya sabéis quienes pasáis por aquí que la película no me gustó, pero él está perfecto, como suele. Después de este año de pérdidas (me refiero a los actores fallecidos), Sacristán se ha quedado prácticamente solo en la cumbre de los veteranos.  Y qué voz tiene, el tío.

Respecto a los ingredientes políticos, no se puede esperar una gala de cine donde el showman (o show-woman) que la guíe ignore la realidad nacional. Sería como un carnaval de Cádiz sin chirigotas. A mí la Hache no me hace demasiado tilín, aunque me pareció muy profesional y creo que acertó con el tono que necesitaba ese guión vuelta y vuelta que le habían cocinado a toda prisa y en el que algunos dardos se tiraban un poco a bulto (pero el de Depardieu fue especialmente inspirado).

No sé si es porque la realidad está ya tan bronca y arriscada que, por comparación, esta vez los chistecillos hacia el ministro y aledaños me parecieron prácticamente inofensivos, como parte casi mecánica del protocolo.

La mayoría de premiados que hicieron alguna alusión al panorama general estuvieron bastante finos (Corbacho aparte). Y, lo que es más importante y novedoso, hablaron en primera persona del singular. Candela, Maribel, Sacristán, Bayona, Bardem… todos fieles a su estilo y muy precisos, se esté o no de acuerdo con el comentario de cada uno y con su oportunidad. 

Me pareció un poco desafortunado el “formato” que eligió Concha Velasco para agradecer su Goya. Y me gustó con algunas reservas el discurso de González Macho. Ya era hora de que un presidente aclarase –al gremio, más que a los espectadores- que el cine español es de todos. 

De las pizquitas de entretenimiento entre premio y premio me gustó mucho la canción en un minuto. Los chanantes tuvieron altibajos pero quedaron razonablemente graciosos. Los montajes de la Hache en las pelis estuvieron bastante logrados. Los sketches con los actores y actrices de reparto fueron un poco bobada. En resumen, lo que pueden dar de sí Los Goya.

Ya solo hace falta que un año contraten un presentador de derechas y la normalización será completa. 

jueves, 14 de febrero de 2013

Lincoln




Spielberg sigue en pos de la épica, del testimonio histórico y de los afectos.

Ensayó con El color púrpura y El imperio del sol, dos películas poco valoradas en su momento pero que han ganado mucho con los años. Después explotó con Schlinder y Ryan, trabajos portentosos en los que sólo el brochazo de sensiblería de último minuto podría criticarse, y poniéndonos mezquinos. Luego cocinó Amistad, Inteligencia artificial, Munich o War Horse y de todas pueden extraerse momentos brillantísimos, detalles irritantes y vocación de hacer la película definitiva sobre cada cosa, historias “más grandes que la vida”.

Es un tipo versátil y reconocible al mismo tiempo, consciente de las butacas que hay que llenar hasta cuando toca los temas más ingratos. Pero sagaz eligiendo figuras y hechos de la historia. Supongo que era cuestión de tiempo que llegase hasta Lincoln. O Lincoln hasta él.

Y aquí estamos, después de dos horas y media de acabado impecable, narración clásica, reparto apabullante, tema elevado y banda sonora de John Williams.

El resultado para mí se queda lejos de lo que pudo ser con tantas y tan buenas bazas. Reiterativo en las triquiñuelas políticas, cansino en las broncas de la cámara de representantes, moroso en personajes que merecían más y mejor recorrido.  La película alcanza la emoción en momentos puntuales, casi siempre ajenos a la aprobación de la enmienda. Y Lincoln recorre la película oscilando entre la abnegación, la terquedad, la picardía y la tristeza.

Queda, eso sí, la impresión de que en Hollywood, aún en tiempos copados de superhéroes, se mantiene la voluntad de fijar de vez en cuando la atención en la historia del país, de analizar los asuntos políticos relevantes o significativos, de plantear ambiciosas empresas narrativas que reivindiquen méritos y desvelen errores. Sin necesidad de que estos últimos correspondan siempre al bando republicano.

Qué envidia. ¿Dónde está nuestro Spielberg? 



miércoles, 13 de febrero de 2013

Ideas de guión

Hoy voy al cine, os lo prometo. 
Pero voy a colgar de momento un borrador de guión que ha pasado por mi pantalla. 
Me encanta esta coña:


domingo, 10 de febrero de 2013

Cosas de la fuerza

No me he ido a Berlín. Sé que hay cine pendiente. Y os lo compensaré.  Ahí va un regalo