miércoles, 29 de enero de 2014

José Sacristán: solo en la cumbre

Ahí va el montaje que emitieron en los Premios Feroz para darle el premio de honor al último de los legendarios cómicos de España.
Mi enhorabuena al maestro Sacristán, pero también al montador de este vídeo, que espero fichen para los Goya sin demora. 
Así se monta un homenaje en imágenes para un grande de la pantalla grande.

martes, 28 de enero de 2014

La fragilidad del neón


Ya está circulando, bellamente editada, La fragilidad del neón, nueva novela de mi amigo y habitual del blog Juan Laborda. Una novela ágil pero cuidadosa, llena de pasión e intriga, ideales y traiciones, memoria y guerra, amor, política y, por supuesto, Cine.

Os animo a adquirir un ejemplar en los comercios del ramo. Disfrutaréis, entre otras muchas cosas, de la presencia de esta señora en ella. Trabajó con John Ford, Otto Preminger, Joseph L. Mankiewicz, André De Toth, Raoul Walsh, Preston Sturges, Douglas Sirk y Robert Wise, por haceros el currículum corto.

La hermosa Linda Darnell.


lunes, 27 de enero de 2014

Cuatro repescas



GRUPO 7 es un policial conciso y creíble que no inventa giros ni personajes para retratar la dureza adictiva de ciertos métodos en la lucha contra el narcotráfico de la Sevilla pre-expo. Esconde su mareante profundidad bajo una superficie ágil (excelente el montaje) y muy bien fotografiada. 
Alberto Rodríguez va al grano y sustenta su mejor película en unos actores adecuados y enérgicos que se complementan sin esfuerzo aparente hasta el último tiroteo. 
El resto lo pone una Sevilla que parece Estambul.



EXPEDIENTE WARREN: los terrores caseros no tienen rival cuando la casa es suficientemente grande y el espíritu que la ocupa se pone posesivo. Si además va aliñado con equipo de parasicólogos, familia numerosa, oscuridades y recovecos, el clásico puede estar servido, es cuestión de emplatarlo bien. 
Más aterradora cuanto menos obvia, la película mantiene el ritmo y la sensatez narrativa hasta donde el demonio conjurado lo permite. Lo de que esté o no basada en hechos reales es ya una cuestión menor, para tertulia bizarra en Cuarto milenio.



LA PURGA. Que la sociedad estadounidense tiene algunas taras relacionadas con la violencia extrema, sea delincuencial o defensiva, es algo que no vamos a descubrir con La purga. Que el cine norteamericano actual se solaza con ellas, pues tampoco. A partir de una premisa demencial, pero interesante, La purga narra con efectividad notable y falta absoluta de trasfondo un ejercicio de tensión, claustrofobia y nihilismo entre vecinos ávidos de sangre.

Uno especula sobre lo que podría haber cocinado Buñuel con este planteamiento y corrobora de inmediato las diferencias sustanciales entre una auténtica catarsis y un simple truño.



PACIFIC RIM. Cómic grandioso, festival de tópicos cifi-guerreros, abrumadora acumulación de gigantes a la japonesa y referencias cinéfilas desprejuiciadas y a gogó, la última peli de Guillermo del Toro es excesiva a más no poder, inocua como pocas y visualmente impecable.
Una película que disfrutan mucho al hacerla el departamento de producción y el artístico y que, ya en el patio de butacas, solo saborean en plenitud los adolescentes y los peterpanes. Para fanáticos del cacharrerío gigante en colisión y del poster heroico post-starwars.
Seguro que tiene videojuego. Si no, ya están tardando.

miércoles, 22 de enero de 2014

Buñuel, el grande (I)

No hacen falta más motivos para traerse a Luis Buñuel aquí aparte del obvio, pero tengo otro: 

Estoy leyendo Luis Buñuel, novela, la obra póstuma de Max Aub publicada por Cuadernos del Vigía. Un trabajo monumental y, sin embargo, lleno de encanto, que recomiendo no ya a los cinéfilos, sino a cualquiera que disfrute con la lectura.

Por este y otros motivos, Buñuel me acompaña ahora casi a diario. Y a uno le habría gustado estar en esa tertulia de café, bebiendo vino y escuchando las opiniones y las bromas de Buñuel. 

lunes, 20 de enero de 2014

El lobo de Wall Street


Dudo que quede alguien en Hollywood que, sin hacer películas protagonizadas por un super-héroe (o por media docena), maneje los presupuestos de producción de los que aún dispone Martin Scorsese. Aunque tampoco estoy seguro de que se necesite tanto dinero para contar una mera "historia americana" por grande que parezca, salvo aplicando la lógica profesional de Nicholas Ray por la cual cada película que hagas ha de ser más cara que la anterior o la propia industria anunciará tu declive.

En cierto modo, de eso va esta película brillante y desaforada. De la necesidad de seguir hacia arriba sin detenerse, ganando más y más dinero para esnifarlo a todo trapo, convertirlo en yate, mansión, desmadre, putas o cine. 

Todo es fastuoso en El lobo de Wall Street: el cinismo, la pasión, la bajeza y el éxito, mezclados en una bomba devastadora que Leo Di Caprio se pega al cuerpo con esforzado talento y palpable satisfacción profesional. 

Pero algo no termina de encajar, se diría que al relato le sobran minutos, ambición y dinero. Perfectos en la primera mitad de la película para describir la ascensión del lobo, su inmersión radical en la filosofía broker de los años noventa que tan bien describe en su breve papel Matthew McConaughey, pero redundantes, casi agotadores cuando las cosas empiezan a írsele al lobo (y a Marty) de las manos. 

El notable desprecio narrativo hacia las esposas del protagonista, a las que las elipsis del guión hacen desaparecer una y otra vez (¿machismo a lo Wall Street?), se hace más evidente conforme avanza la codiciosa aventura del delincuente financiero. Hasta la paternidad se queda en adorno mientras las orgías se acumulan cada vez con menos efecto, en el espectador y en Di Caprio. Resulta hipnótico ver cómo un arribista se hace rico, pero no tanto verle disfrutar y malgastar sus riquezas.

Quizá porque la maestra del montaje Thelma Schoonmaker (que ha acompañado a Scorsese en su títulos mayores), lleva todavía la batuta, las similitudes con Uno de los nuestros se hacen más patentes donde menos funcionan, aunque la fanfarria se disuelva en un final antológico de impunidad y amargura.

¿Qué nos ha contado finalmente el viejo Martin? ¿Que las tías buenas solo se arriman a los triunfadores? ¿Que la bolsa newyorkina es el corazón podrido del sueño americano? ¿Que los hombres honrados viajan en metro y comen mierda? ¿Que la venta es un arte?

Yo creo que esto último es quizá lo que sustenta la propuesta, el arte de la venta. Porque gracias a su discurso lujoso, sucio y fascinante, Martin, ese viejo lobo de Hollywood, nos la ha vuelto a colar.


domingo, 19 de enero de 2014

La vida secreta de Walter Mitty




Bonitos paisajes y bonitas canciones para una historia bastante anodina, poco graciosa y mínimamente emotiva, que recoge del original de 1947 apenas la tendencia a fantasear del protagonista Mitty. Pero si en la versión con Danny Kaye la grisura rutinaria se veía alterada por una intriga real y se malograba a base de innecesarios números musicales, en la versión de Ben Stiller es el propio Mitty quien se impone vivir una aventura que luego va poco más allá de coger aviones y hacer senderismo.  

El resultado, para variar, es peor en el remake. Ni Kristen Wiig es Virginia Mayo ni la relación amorosa entre ella y Stiller tiene la más mínima chispa de picardía, emoción ni hondura. En cuanto a Shirley McLaineSean Penn y la revista Life solo figuran en la película para darle algo de barniz a un producto flojísimo. El penúltimo ejemplo de nadería made in Hollywood, que aplasta comercialmente a lo autóctono allí donde se estrena por puro acaparamiento de salas y a base de promoción sin competencia.

No puedo evitar preguntarme si habrá tenido éxito en la pequeña taquilla de Groenlandia, un lugar que conozco personalmente y al que esta película despacha en unos minutos como habitado por 8 personas, de las cuales una es piloto de helicóptero y se mama de cerveza antes de despegar. Por descontado, a su Oficina de Turismo el detalle tiene que haberles hecho una gracia loca.


jueves, 16 de enero de 2014

Oscar se viste de corto

El cortometraje de Esteban Crespo ha pasado el último corte y competirá por el Oscar de esa categoría en tierras de Goliat.
No olvides meter la honda en la maleta. Y mucha suerte, chaval.

martes, 14 de enero de 2014

Vivir es fácil con los ojos cerrados


A rebufo de las nominaciones a los Goya, acaban de reestrenar Vivir es fácil con los ojos cerrados, una película pequeña y bonita que le ha salido a David Trueba con un equipo que en los créditos finales pasa en un mero suspiro.

Lo ha hecho con una idea sencilla, el beatle-mcguffin, y un gran personaje que Javier Cámara, profesor de inglés de Albacete, se enfunda como una piel con ese talento que le queda tan natural y consigue la verdad de cada frase, sea ésta previsible o inesperada.

En cuanto a los autoestopistas en dificultades que le acompañan a Almería para conocer a Lennon, la chica es hermosa, con su punto dulce y su peligro, y la actriz Natalia de Molina lo aprovecha todo. El chico que cierra el trío, encarnado por Francesc Colomer es bastante soso y desgarbado, como corresponde a su papel, algo corto de encanto. 

Jorge Sanz, que hace treinta años (joder, treinta ya...!) habría interpretado al chico pero en más canalla, asume el antipático papel de padre intransigente con apenas un bigote y algo de vinagre en la mirada. Se nota que ha vuelto al teatro, porque emana autenticidad con muy pocos minutos en pantalla y unas líneas de guión instaladas en el tópico.  

Pero lo más interesante espera al final del solazo almeriense y no es Lennon. Es un tipo apodado "el catalán" que arrebata cada escena en la que está presente con la sobria y divertida interpretación de Ramon Fontserè, el que aguarda a su italiana sin esperanza ni amargura, casi casi con los ojos cerrados.


No dejéis pasar la oportunidad. Sienta bien oír una maqueta de los Beatles por las viejas carreteras de esta España interminable.

lunes, 13 de enero de 2014

Luz de cine



Hoy empieza, en plena noche polar del norte de Noruega, la edición número 24 del TIFF, el Festival Internacional de cine de Tromsø. El sueño de cualquier cinéfilo: Una ciudad con 22 horas al día de oscuridad.

lunes, 6 de enero de 2014

Feliz día de Reyes

Siempre habrá un regalo que consiga sorprenderte, 
de alguien que te conozca bien.

viernes, 3 de enero de 2014

Sobran las palabras

Lo que empieza a sobrar en las comedias románticas norteamericanas es el abuso de los clichés: Chico conoce chica, se tantean, se gustan, salen hasta que uno de ellos comete un error, rompen, se reconcilian, fin.

La película que cierra la carrera de James Gandolfini es una comedia amable sobre las relaciones entre divorciados. Tiene un buen reparto, algunas ideas interesantes y un desarrollo grato aunque reiterativo. Que la pareja sea de mediana edad no la hace más original ni novedosa.

Pero su principal problema es que la protagonista encarnada por Julia Louis Dreyfus se equivoca de forma  poco creíble en lo esencial y todo el mundo lo tiene claro menos ella. Esto lastra la historia en pantalla de forma irremediable, porque el humor no lo compensa suficientemente, es demasiado escaso y ligero.

James, por descontado, demuestra su capacidad para construir un personaje atractivo con apenas nada. Era un actor de presencia, en todos los sentidos. Cuando él  aparece, sí que sobran las palabras.