Mostrando entradas con la etiqueta bloguea como puedas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta bloguea como puedas. Mostrar todas las entradas

jueves, 14 de agosto de 2025

Los AI-goritmos que vienen

Tenemos un problema, que antes podríamos considerar “manriqueño” (cualquier cine pasado fue mejor) y que ahora se llama guiones IA.

Que los guionistas me perdonen si estoy despreciando un trabajo que les ha llevado semanas (¿días…?), pero vengo observando que aterrizan en Netflix cosas cuyo libreto huele a barrido online de lo ya hecho, para construir en microsegundos historias mil veces contadas, atiborradísimas de todas las frases tópicas, situaciones previsibles y emociones testadas que imaginarse puedan. Vamos, que no se imaginan ni falta que hace: se fusilan combinadas por un motor artificial capaz de darles coherencia estándar, hablemos de espionaje en pareja o de romanticismo académico.

En 2024 me topé con El sindicato, un cliché escandalosamente prefabricado que ponía a Hale Berry a demostrarnos que sigue estando crujiente con más de cincuenta (la interpretación de ese papel de espía de baratillo no requiere ni una pizca de su indiscutible talento). En la peli salía también Mark Wahlberg, otro actor que ha demostrado su talento en varias ocasiones, pero nunca se ha caracterizado por hacerle ascos a un producto de lata.

La historia, mil veces vista, daba sonrojo también al oírla: no desperdiciaba una sola frase hecha. Ya digo, como si los guionistas (un tal Barton que colecciona varios títulos anteriores perfectamente olvidables y un tal Guggenheim que firmó en tiempos Bad Boys 2 y cosas del estilo), hubieran metido cuatro líneas marco en el Chat GPT y a ver qué sale: “¡Coño, pues como lo nuestro! ¡y en menos tiempo del que tarda en subir el café! ¿eh, Joe?”

La banda sonora de El sindicato pinta a que procede del mismo artista, por cierto.

Y luego tenemos la romántica Mi año en Oxford, de este mismo año en curso, el enésimo fenómeno Netflix que la red promociona en este momento como la película “de la que todo el mundo habla”, “que todos ya han visto” (al menos dos veces, añadiría yo para provocar), “que ninguna otra puede desbancar del número 1 en la plataforma” … En fin, esa clase de reclamos de mierda repartidos por la red, que a estas alturas no necesitan ni comprobación ni nada.

¡Con la cantidad de abogados estadounidenses que antes litigaban indemnizaciones millonarias para usuarios defraudados por las mentiras de las súper-empresas! O los picapleitos se han pasado al fentanilo, o cobran por adelantado, o están perdiendo una oportunidad de oro. 

¡Qué película la de la chica norteamericana en Oxford!, ¡qué encuentro con el profe ligón!, ¡qué acercamiento a la poesía inglesa!, ¡qué british clasista en el pub!, ¡qué compañero gay tan guay!, ¡qué amiga poco-agraciada-pero-simpatiquísima, enamorada del que no se entera! (hasta que convenga, of course), ¡qué padre autoritario al que decepcionar!

En fin, la película es otro festival de tópicos que ha necesitado hasta cuatro guionistas, de la que solo sé real la que en su día escribió Otoño en Nueva York, aquella cosa tremenda de Richard Gere y Winona Ryder. Pues a lo mejor, ahora que lo pienso, hasta va a resultar que Mi año en Oxford tiene un guion de verdad y uno se siente ya acosado por la IA sin que ésta intervenga en todo. Pero lo parece.

Es más, estoy empezando a preguntarme qué escribiría Chat GPT si le dijese ahora mismo: “hazme una entrada de blog sobre la IA en los guiones de Netflix y ponme ejemplos”

¿Saldría esto?

jueves, 31 de julio de 2025

Lo que tienen las del siglo XX

He visto también dos clásico-modernos, una del 68 y otra del 76. La del 68 de Norman Jewison, la del 76 de Sidney Pollack.

En ambas está Faye Dunaway (guapa y precisa).

Son dos fruslerías, cada cual a su manera, vistas hoy con lo que sabemos del mundo. Pero "de calado" en comparación a lo que harían y hacen de un siglo a esta parte los grandes estudios para el gran consumo con estos mimbres.

En fin:

El caso Thomas Crown

Ella luce unos vestidos espectaculares, él un look varonil a prueba de décadas. Pantalla fraccionada a saco, algo rompedor entonces. Música estupenda. Lujo a la americana. Robo un poco chorra. Final coherente.

Los tres días del cóndor

Ella va a cara lavada y cuela como solitaria. Él es hombre de los setenta por la que cualquier newyorkina imploraría secuestro. La Cía es la Cía, como siempre ha sido la Cía. Von Sydow compone con apenas nada el mejor asesino a sueldo del cine de Hollywood (y mira que hay).  

Dos títulos comerciales, perfectos para su tiempo, con los rubios más atractivos y carismáticos de aquellas décadas. McQueen y Redford.

Lo he pasado en grande con las dos, obviamente.


lunes, 14 de julio de 2025

Los franceses y la muerte

De pronto los franceses, en medio del carajal por el que parece deslizarse su Quinta República, zarandeada por el desguace de un Estado de Bienestar elefantiásico, la culpa colonial traducida en  radicalización de barrios enteros, un envejecimiento evidente de los parisinos patanegra y una lucha de clases nunca resuelta, parece que ha tomado conciencia de su fragilidad. De un tiempo a esta parte le salen los miedos más humanos en pantalla, hasta trata las cosas de la enfermedad o la pérdida y sus burlas en ambas direcciones, produciendo buen cine sobre viejos, enfermos y muertos. 

He aquí dos muestras de la tendencia, una del casi septagenario Emmanuel Courcol y otra del veteranísimo Costa Gavras. 


Por todo lo alto, estrenada por Courcol en 2024, es un título inclasificable que parte de una premisa casi de comedia: el encuentro entre dos hermanos que no se conocen de nada hasta que uno tiene que donarle médula al otro. Luego, la narración coquetea con lo social, poniendo claro que unas cualidades similares pueden florecer más o menos con ayuda del entorno de crianza, la capacidad adquisitiva disponible para estudiar o no, la agenda de papá y de mamá. Poco a poco, la película deriva hacia el drama, porque cada hermano lleva lo suyo a cuestas, chocan, se desdicen, se recomponen y quizá hasta mueren.

Por todo lo alto es una película interesante, aunque irregular, en la que empatizas a tirones con los personajes. Creo que se dificulta más si no eres un galo familiarizado con sus intérpretes. Paradójicamente, es más sencillo en España hacerlo con Matt Damon, Brad Pitt, Morgan Freeman o Scarlett Johansson, que con Benjamin Lavernhe y Pierre Lottin (¿os suenan? pues eso). Sentimos más próximos a los estadounidenses que a los del país vecino, porque los tratamos con mayor frecuencia. Veremos si los aranceles se aplican al cine.

De momento, es más improbable la inmortalidad de esos directores de orquesta, que la de un piloto de pruebas, un espía internacional o una gata ladrona. Pero si alguien se ha ganado aquí la eternidad  es Charles Aznavour, que con la bella canción Emmenez-moi le pone alma y música a un momento de la película que se sabe emocionante, pero que el director no quiere climax. Lo es más que el desenlace musical en alto, porque en esto de la vida y la muerte todo puede pasar.

El último suspiro es otra cosa. Costantin Costa-Gavras tiene más de noventa, como Eastwoood y lo ha hecho todo. Su película parece un documental con grandes actores haciendo de médicos y pacientes. Atesora unos diálogos de una profundidad difícilmente alcanzable en los tiempos que corren. Casi suenan artificiales de tan buenos, es un grandioso ensayo -si este género literario se puede aplicar a la pantalla- sobre la medicina paliativa, el acompañamiento final de los pacientes terminales, la necesidad de saber cuándo la lucha debe abandonarse, la libertad de elección, la asunción del dolor por los familiares del que muere. 

La conversación sobre las distintas ideas acerca del después de la muerte, con o sin eternidad, es para enmarcar. Toda una lección de cómo puede llevarse al terreno de la sencillez, a lo cotidiano, casi a lo cómico, un encuentro especulativo lleno de densidad y conceptos complejos, entre una tranquila agonizante y un intelectual aterrado. 

Almodóvar, hijo predilecto de Francia, debería sonrojarse viendo esta película del griego (también guionista, también "adoptado" por los franceses), que encierra más enjundia en cinco minutos de hospitales que toda La habitación de al lado con sus actrices anglosajonas en interiores de austero relumbrón. Y eso que Julianne Moore y Tilda Swinton nos son más familiares por lo mismo de antes.

Curiosamente, quizá por esa condición de ensayo filmado, a mí la única historia que me rechinó un poco en la de Gavras fue la que encarna Angela Molina, a quien le conozco los trucos, como a Tilda y Julianne. Hubiera preferido en este caso no conectar para creerla mejor. No le rechinaba en cambio a mi mujer, que desconociendo a la actriz española consideró "su último suspiro" como el más dulce de esta película. Una rara maravilla sobre la vida de la muerte antes que la muerte en vida.

sábado, 5 de julio de 2025

Nadie hablará del blog cuando hayamos muerto


Pues eso, que los viejos toreros llevamos mal el retiro. Y después del duelo por Lynch y por el mismísimo blog, volvemos a la plaza.

Hay trabajo atrasado: las francesas y las afrancesadas, alguna española brillante u opaca, varias mega-gringas de cilindrada atómica, alguna rareza de la que tengo que confirmar su nacionalidad... Y la certeza de que una opinión u otra no importará demasiado. Mientras darla sea divertido, es suficiente.

Y además, se lo debo a un colega. Así que vamos allá, con la solana y el botijo.

jueves, 26 de diciembre de 2024

Feliz Navidad

 Perdonad, mucho hacer y contestar llamadas. 

Ésta es para vosotros:

martes, 26 de noviembre de 2024

La palabra imagen

 Podrías entonar únicamente la palabra y surgiría la película en la pantalla mental inmediatamente. 

Aquí lo pondremos fácil:

¡¡Stellaaaaa!!

¡¡Chenchoooo!!


"Mi casaaaaaa"


Penitenciagite


¡¡¡Wilsoooon!!!


¡¡¡¡Héctooooor!!!

sábado, 16 de noviembre de 2024

XIX FCIMérida

 


Como ya dice El Periódico de Extremadura: 

"Garrido informó de que la programación incluye «de todo un poco», pues habrá propuestas musicales como ‘La Guitarra Flamenca de Yerai Cortés’, la ópera prima de C. Tangana; otro debut en gran pantalla con ‘La marsellesa de los borrachos’, que habla del pasado y presente; cine indie con ‘A different man’; la evolución de China como país a través de ‘Black dog’; una apuesta arriesgada con ‘El jockey’; animación con ‘Memorias de un caracol’; gastronomía con ‘Mi postre favorito’; y la imprescindible ‘Emilia Pérez’. También se proyectará el cortometraje ‘O estado de alma’.

Y una película sorpresa, claro, la sección Cine y Escuela (que ya está en marcha), el Jurado joven, la revista, el Jazz y lo que se tercie. 

Briz, Garrido y su grupo de irreductibles lo han vuelto a hacer. Gracias por resistir.


miércoles, 18 de septiembre de 2024

Placeres viejos

Acabo de enterarme de que la película inaugural del inminente 72 Festival de San Sebastián, al que vuelvo a faltar, será la nueva versión de Emmanuelle, ya sabéis (los talluditos), aquella joven erotómana u objeto de deseo, según tocase o la tocasen. 

Como director han recurrido a una directora (faltaría más) y razonablemente prestigiosa, que es lo que suelen cuando repescamos de forma vergonzante ideas de hace cincuenta años (joder, cincuenta ya). La que lleva la batuta y hará caja (porque el solo nombre de la ninfa retratada traerá voyeurs a la sala o al clic), es Audrey Diwan, en la cresta por su debut de 2021, El acontecimiento, y que antes de él, como guionista, abordó las líneas rojas traspasables, la posesividad, las adicciones, la cosita sexual... Todo "muy apañao", que diría un manchego.

La operación dinerín es, para la ocasión, de nacionalidad francesa. Pero no desesperemos. Cualquier día cocina Goliat un remake de Instinto básico, para que cruce las piernas sin bragas en la sala de interrogatorios una joven promesa que quiere ser portada y luego ya veremos. 

Por cierto, Naomi, mujer ¡qué necesidad...!

lunes, 29 de julio de 2024

miércoles, 26 de junio de 2024

Malas jugadas


He aquí un buen ejercicio para distinguir entre realizador y director, con dos películas equivocándose en qué historia necesitaba a un profesional u otro.

Menudas piezas, que ha tenido un éxito razonable para lo que en España se estila, está hecha por Nacho García Velilla. Repasando su filmografía y trabajos de televisión considero que no se ha encontrado con una historia mejor hasta la fecha. Por desgracia, nuestro producto audiovisual sigue pecando de poca confianza en los relatos ejemplarizantes, épicos, bonitos. Parece que nos dan pudor si no se le ponen detalles de humor sarnoso, líneas de mal gusto, personaje paródico... hay que satirizar algo, el pijerío, el chonismo, el barrio, el colegio de élite... ¡algo! (o mejor, todo).

Para eso viene al pelo un director como Velilla, fogueado en series como 7 vidas o Aida y películas conocidas y algo vergonzantes: Villaviciosa de al lado o Perdiendo el norte. Lo que me asombra es que esta clase de producto pueda atraer a la gente a salas, me parece de pantalla en respaldo de avión o sofá casero una tarde cualquiera. La textura, la atmósfera, el tono, los encuadres, la puesta en escena... cuanto engrandece cinematográficamente un guion - salvo el casting, que hubiera brillado mucho más en una película más brillante - es de bajo perfil, es más de teleserie semanal que de largometraje con estreno y photocall. 

No sé, a lo mejor imagino decisiones conscientes donde sólo hay limitaciones presupuestarias o estéticas libremente adoptadas que a mí no me son afines. Pero viendo lo que la historia promete y lo que da, parece que hay que rebajar hasta en los acabados cualquier mensaje convincente sobre la oportunidad de ciertas prácticas y valores en el proceso formativo de las personas.  

Aunque el resultado es simpático a pesar de todo, casi aceptable si para verla no has pasado por taquilla a precios de Madrid. 
 
Por contra, tenemos Matusalén, la segunda película para el cine de David Galán Galindo, director de la muy estimable (aunque corta de presu) Orígenes secretos. Y el resultado en pantalla es Cine. Por desgracia para una historia flojita sostenida una vez más por los actores, un cómico de talento como Julián López y varios más que le acompañan sin apenas papel (Miren Ibarguren y María Barranco como los casos más sangrantes, no son personajes, sino roles). Los jóvenes Elena, Jasón, Lucía y Judith, con papeles tan tópicos como los que les tocan, hacen lo que pueden. Y a Miguel Rellán le basta con estar, es con José Sacristán lo mejor que nos queda en activo. 

Excelentemente rodada, no vale un visionado completo, aunque se lo concedí. De lectura plana, poco graciosa, vaga en las soluciones (lo del examen, lo de la policía o lo del influencer...). Sólo se eleva hasta el ansiado bien alto en una canción afortunada y en las escenas de Alberto San Juan (que se está especializando, por cierto, en el momento estelar prácticamente único de películas olvidables como ésta o Loco por ella).

Matusalén es, en fin, una telecomedia pasable con empaque cinematográfico y Menudas piezas una historia para el cine que se empaqueta como tele. Y así vamos. La taquilla sigue en crisis, claro, ni Telecinco, ni RTVE, ni Amazon garantizan el interés de las producciones patrias. 

Pero es que ya lo decía el padre de Una Historia del Bronx: "No hay nada peor que el talento malgastado".


jueves, 13 de junio de 2024

Hollywood climático

 Deberíamos empezar a revisar ciertos recursos, digo...

1991

1995


1998


2008


2016


2024

viernes, 7 de junio de 2024

Joder, Russell


 Tío, resulta difícil seguirte el sentido del humor. 

Porque esto debe de ser una broma.

viernes, 19 de abril de 2024

Varda por Laborda

Circulando por librerías está este pequeño y delicioso ensayo literario sobre la figura de la cineasta francesa. Se titula MUJERES QUE CONDUCEN, el cine de Agnès Varda.

La pequeña directora, figura femenina clave de la nouvelle vague, es analizada con meticulosidad, estilo y reverencia por Juan Laborda Barceló, un autor cinéfago donde los haya. 

La cineasta gala más significativa de la segunda mitad del siglo XX apenas cuenta con bibliografía analítica en España. Y este libro constituye una excelente brújula para rastrear la obra de Varda y hacerse una lista de sus mejores piezas, que son relativamente fáciles de encontrar y ver, si se sabe  cuáles son las imprescindibles.

Además del placer de leer a Laborda, un observador penetrante que nos descubre los rincones del plano. Un libro, en definitiva, para aficionados de avezada curiosidad. Aprovechadlo.

jueves, 4 de abril de 2024

Reivindicando Davides, toma 4: Blancanieves

Blancanieves, de Pablo Berger, es un prodigio que cayó sobre el público de la 60 edición del Festival de San Sebastián como una suave lluvia después de una larga sequía. Hay que forzar mucho la memoria para llegar a otra propuesta del cine español tan original, arriesgada y redonda, si es que la hay. Una genialidad que parecía imposible conseguir aquí, pero se despliega en poco más de hora y media como lo haría una mariposa exótica, ofreciéndonos un recorrido exquisito por el españolizadísimo cuento de Grimm, pleno de belleza, detalles, amenidad, humor y lirismo.

Un relato el de Blancanieves ya muy conocido y cuyas últimas adaptaciones hollywoodienses ilustran lo difícil que es volver a ese clásico después de Disney. Pero Berger, autor también del estupendo guion, orquesta con enorme talento a un equipo que tiene como director de fotografía a Kiko de la Rica, Alfonso Vilallonga en la partitura, Alain Bainée en el diseño de producción o a Fernando Franco en el montaje. Y un reparto de caras nuevas o conocidas del espectador, que dan aquí lo mejor de su arte sin articular palabra. Lo de Maribel Verdú es para enmarcar y los ojos de Macarena, insuperables.

No elijo escena, me gustan todas.

martes, 19 de marzo de 2024

Reivindicando Davides, toma 3: Abre los ojos

 

Llevábamos tanto tiempo sin que nuestro cine hiciese algo verdaderamente rupturista y no digamos cifi, que cuando se estrenó Abre los ojos, la segunda película de Amenábar (la primera fue Tesis, con la que había dejado la expectativa altísima para ésta), suscitó reacciones de todo tipo, a favor y en contra, de admiración y de ninguneo. 

Pero arrasó en taquilla, no sólo por un reparto joven que estaba en un momento especialmente dulce (Eduardo Noriega, Penélope Cruz, Nawja Nimri y Fele Martínez), sino porque demostraba un completo acierto de casting recurriendo a Chete Lera para el quinto papel importante y nada fácil del psicólogo penitenciario. 

Abre los ojos es todo cálculo (reparto, puesta en escena, música, referentes), a partir de un guion espléndido y meditadísimo. Nolan debería ver esta película una vez al mes durante un par de años, en mi opinión, para entender -pero lo dudo- que no emplea la "matemática de guion" tan bien como él se cree y los premios le hacen creer aún más. 

Amenábar, nada más empezar el nuevo siglo, aún volvería a obtener pleno, con la tercera (y la expectativa más alta si cabe), de la mano de un Cruise productor y una Kidman bella y expresiva en su mejor papel. Aunque nada de lo que ha hecho Amenábar, ni antes ni después, ha vuelto a estar a este nivel. Así se empieza una historia de pesadilla. Bravo.

miércoles, 6 de marzo de 2024

Aviones de regreso

El atlas de las nubes

Acumular jet lag en un avión que va y viene de Cuba bien podría titularse como la película que me empaqué en vuelo hace apenas unos días. La dejé pasar en su estreno (creo que como la mayoría, pues tuvo mal boca-oreja), pero me sorprendió con su propuesta alucinatoria y un Tom Hanks pletórico de recursos, para hacer de héroe a la fuerza, de villano repugnante, de escritor decimonónico, recepcionista de hotel y de lo que le echen. 

No me extraña que se embarcase en el festín febril de las Wachowski, porque como actor la película supone un tour de force que pocas veces se presenta y que Hanks es muy capaz de asumir con nota. Ya saltó de comediante puro a actor dramático en un par de papeles. Salirse de nuevo del "corsé Hanks" estaba a su alcance aquí y lo demostró sobradamente. El puzzle del Atlas recupera el talento Wachowski para el juego, la pasión y el acertijo que gastaban en Lazos ardientes y el primer Matrix.  Creo que fue un batacazo en taquilla, pero ahí queda eso. Incubando jet lag, me pareció una grata rareza. 


Golpe de efecto

El regreso de Clint Eastwood a la interpretación después de su redonda y deseable despedida como actor en Gran Torino, demuestra que aún tenía cuerda para Mula pero estaría viejo para el viejo cowboy de Cry Macho.

Esta leve historia de béisbol, reencuentro padre-hija y romance resultón entre Amy (Adams) y Justin (Timberlake), se deja ver con simpatía gracias a Eastwood. Su rol de gruñón con buen fondo no es nuevo, sólo cambia de escenarios. Y luego está John Goodman. ¡Qué pena que no compartan más y mejores escenas John y Clint! Ahí se nota la flojera del guión, pues salta a la vista que su potencial es inmenso. El que Goodman y Alan Arkin desplegaban en Argo hubiera bañado esta película de una calidad suplementaria, sobrevolando las Azores.


Momias

Y hablando de guiones flojos. O más que flojos, lights. Usemos el término anglo para una película española que se viste de anglo de la cabeza a los pies, desde el primer vendaje hasta el último egiptólogo. La crítica anglo, por supuesto, la ninguneó a modo. Las imitaciones, más aún si salen resultonas, molestan al imitado más que halagarle.

Gráficamente logradísima, con el ritmo de las originales, un toque musical bien encastrado y poca enjundia (ni falta que hace), es el tipo de película familiar que el cine español debió plantearse hace treinta años, a lo mejor entonces arriesgando un mundo paralelo distinto al de las momias egipcias. Por ejemplo, de caballeros andantes, de pinturas vivas, de marinos aventureros... Será por mundos fantásticos de este fantasioso país nuestro, que va camino de convertirse en momia.  


Aterrizamos para dormir, por fin. Tal vez soñar.

viernes, 9 de febrero de 2024

Reivindicando Davides, toma 2: Belle Epoque

Belle Epoque es la mejor película de Fernando Trueba, seguramente por Azcona, el mejor guionista de la historia de nuestra cinematografía, el que cambiaba de barrio en cuanto los vecinos se enteraban de su oficio. ¡Cómo será el guion que consigue convertir a Trueba en Jean Renoir!

Y luego el reparto: Jorge Sanz en su mejor registro (guapo manipulado), las cuatro deliciosas hermanas (Penélope Cruz, Maribel Verdú, Ariadna Gil, Miriam Díaz Aroca), la madre cantante de zarzuela y su representante enamorado (Mari Carmen Ramírez y Michel Galabru), el maestro Gabino y su señora madre Chus Lampreave ("parece mentira padre, usted en una casa de lenocinio"), el cura Agustín González ("sí, señora, aquí me tiene, dónde está el pecado, a pie de obra")... 

Y por encima de todos, con su voz magistral, su presencia incontestable, su sabiduría cósmica, el gran Fernán Gómez, el pintor del lienzo en blanco, el recitador de Thomas Mann, el patriarca del cine español.


jueves, 8 de febrero de 2024

El año Coppola

Este 2024. De su propio bolsillo. 
El último suspiro. Apuesto a ciegas por él.


miércoles, 24 de enero de 2024

Varios asuntillos del cine reciente

Ha fallecido Norman Jewison. Para los de la ESO (y después más): director de El rey del juego, ¡Que vienen los rusos!, En el calor de la noche, El caso Thomas Crown, El violinista en el tejado, Jesucristo Superstar, Rollerball, F.I.S.T., Justicia para todos, Agnes de Dios, Hechizo de luna, El dinero de los demás, Huracán Carter... Con esa bestiada de carrera, antes TVE te hacia un ciclo. Ahora no las encuentras ni en streaming. Mis disculpas, Norman, están gilipollas.


Han nominado al Oscar a Robot Dreams, de Pablo Berger, como mejor largometraje de animación. Se bate contra Miyazaki, Pixar, Spiderman... También le han caído dos nominaciones a La sociedad de la nieve, de J. A. Bayona: mejor película extranjera y vestuario. Lo del vestuario tiene su coña teniendo en cuenta lo que pasaron en los Andes.

Me he enterado de que se va a estrenar (no sé si en cine o en plataforma) American Fiction, una que promete enormemente. Que dedicándose a esto de escribir, blogs y libros, da pena no ser negro. Aunque al paso que llevamos, ser autor español heterosexual de mediana edad que escribe sobre la conquista de América va a convertirme igualmente en paladín de un colectivo vulnerable y maltratado.

 

martes, 16 de enero de 2024

Reivindicando Davides, toma 1: Volver a empezar.

Esta escena no tiene beso, aunque tampoco hace falta. No debe haber más de 10 en el cine español de semejante calado. Todo lo que contiene es oro puro, la vida de dos hombres haciendo balance en diez minutos fulminantes, para quien dude de aquel Oscar lejano. Y cómo está Bódalo, cómo lee y guarda luego el papel en el sobre como quien cierra un ataúd, cómo le devuelve el diagnóstico a Ferrandis, cómo se sienta y bebe después. Su oponente no se queda atrás, Ferrandis está contenido, resignado y valiente.

Garci, en los 80, era infalible.