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martes, 12 de julio de 2022

Vuelve Erice


Víctor Erice, el director de cine de marca insuperable (tres largometrajes = tres obras maestras), tiene una película nueva para hornear titulada Cerrar los ojos. Por lo que he leído aquí y allá lo de la pasta aún no está rematado, pero convertir en noticia que está todo listo para el rodaje puede atraer la que falta. 

La cuestión es ¿por qué rodar con 82, después de treinta años sin estrenar ningún largometraje con tu firma? Será el gusanillo de vivir: dar un puñetazo en la mesa, el último hurra, el último baile, el último atraco.

No suele salir bien, pero siempre hay excepciones. Y Erice lleva toda su carrera siendo excepcional. 

martes, 27 de noviembre de 2018

Davides gigantescos

De Sica (Italia)

Truffaut (Francia)

Reed (Inglaterra)

Gutiérrez Alea (Cuba)

Erice (España)

Bergman (Suecia)

Fassbinder (Alemania)

Bertolucci (Italia)


miércoles, 19 de marzo de 2014

Teaser 3

LA SUECA & JORGE ALBI & THE HITMAN & SONIC YOUTH & HARINEZUMI & SUBTÍTULOS

martes, 17 de septiembre de 2013

La importancia de ser Ornesto

Ha pasado el tiempo desde que grabábamos juntos fábricas de snacks o escritores hablando para La noche de los libros. Cosas del mundo supuestamente real, entre película y película.

Creo que ahora anda por México –me apuesto unos tequilas a que estará rodando-, y nos debemos mutuamente una peli que se hará algún día.

En cierta ocasión me pidió un cameo. Le dije que sí después de leerme el guión, porque uno tiene que fingir ciertas reticencias ante el director para ganar su respeto… 

A mi hora de comer aparecí en el set, donde me encasquetaron un gorro canadiense que bautizó a mi personaje como "Friki Coen".

Mi amigo Nacho Sinova producía y dirigía algo muy difícil de representar equilibradamente sin ser Berlanga, apurando desde un texto propio los límites del sarcasmo.

Hace años de aquello y la realidad televisiva ha superado ya sus previsiones sobre el delirio de las popularidades sociales jaleadas por la televisión.

Este verano colgó la película en internet. Buen trabajo, wey.

viernes, 6 de septiembre de 2013

lunes, 3 de diciembre de 2012

martes, 3 de mayo de 2011

jueves, 29 de abril de 2010

Vivir rodando, en Cuba o en locales de ensayo

Aquí van dos piezas más rodadas por Jorge López y Quique Guerrero.

En la de Jorge, las limitaciones las marca la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños: 3 actores. Interior. 3-5 min. 3 puntos de luz. 1 cinta digital de 60 min. 1 día de preparación. 1 día de grabación (9 horas).

Los gusanos y las moscas from jorge lopez navarrete on Vimeo.

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En la de Quique, las limitaciones se las impone él mismo: fotos, fotos y sólo fotos para conseguir movimiento en un videoclip trallero.

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lunes, 30 de noviembre de 2009

Vivir rodando con música

Aquí tenemos otra variante de rodaje que nunca se sabe si es un fin en si mismo o un peldaño hacia el cine propiamente dicho. Pero, en cualquier caso, siempre es gratificante conocer a un realizador que no necesita rodar en ese desierto que parecen contratar todos los grupos aspirantes a los 40.

Ahí va un video clip de lujo, hecho prácticamente de fotos de su propia cosecha, una pizca de filmación en movimiento (también suya) y un gusto musical a prueba de subvenciones.

Va por su autor, el gran Quique Guerrero.

martes, 24 de noviembre de 2009

Vivir rodando la misma secuencia


Nuestro corresponsal en New York ha empezado a cosechar. Su proyecto puede considerarse una genialidad o una frikada, pero merece verse. Para mí, el ejercicio de Jorge tiene más enjundia de la que parece: se trata de una secuencia única, siempre la misma, para plantear de mil maneras delante y detrás de la cámara, una y otra vez.

Kubrick lo hacía con cada secuencia de cada película y con actores de renombre, hasta la crueldad. Pero su mirada estaba puesta en una suma de puestas en escena protagonizada siempre por los mismos intérpretes, que daban finalmente una historia global con planteamiento, nudo y desenlace. Aquí no tenemos como resultado ese tipo de historia. O sí, pero es hiperbreve y admite tantos enfoques como personajes y escenarios acojan el gag. De este modo, la situación misma, aunque reiterada, se enriquece y apura indefinidamente su capacidad de sorpresa.

En fin, un proyecto raro pero contundente. Aquí está, para quien quiera disfrutarla, "la misma conversación" (www.thesameconversation.com)

Y ya me contaréis. Tengo el matamoscas preparado.

domingo, 25 de octubre de 2009

Vivir rodando con dos cojones (o un pene)

En cinco minutos, una gran película con un pequeño personaje.

viernes, 16 de octubre de 2009

Vivir rodando en New York




Jorge debe haberse terminado mi libro, porque ha empezado a moverse. Quizá lo ha enviado por Pony Express a la Biblioteca del Congreso, lo ha dejado como propina en el restaurante de Robert De Niro o se lo ha prestado al simpático japonés que le sacó la primera foto newyorkina...

El caso es que ya está rodando. Ha cruzado el puente de Brooklyn y eso cambia las cosas, se mire por donde se mire. Y si queda alguna duda, aquí están las primeras imágenes de su peli-en-píldoras, de la que seguiremos hablando a medida que progrese. Espero su propia crónica para poneros al día y la dirección web donde podreís seguir sus peripecias sin intermediarios.

martes, 13 de octubre de 2009

La habitación de Elías


Emma, una realizadora que habla fuera del plano, le cuenta a Ana, la actriz que va a encarnarla en pantalla, el planteamiento de su película: será la historia de un viaje a Tattiouine, pequeño pueblo del Atlas en Marruecos, donde su padre (primero fotógrafo y con el tiempo documentalista) recalaba una y otra vez como quien vuelve a Innesfree.

En realidad, la película ya ha empezado con esa explicación de su argumento, en la que Emma le cuenta a Ana el porqué de ese viaje y de la película misma, mostrándole los recuerdos que atesora de Elías, muchos de ellos encontrados en su habitación de Tattiouine durante el verdadero viaje que ella ya hizo y que se disponen a recrear ahora con una actriz interpuesta.

La reunión termina en acuerdo y la realizadora se muestra a cámara por primera vez, ilusionada ante el proyecto. Es importante que podamos verla y oírla, porque aparecerá o hablará en varios momentos del film, de forma significativa.

Ana, interpretando a Emma, comienza su viaje en un avión, aterriza en Marruecos, pasa la aduana (la voz de Emma disculpándose por rodar en el aeropuerto nos recuerda de nuevo la simulación sin trampa), llega a un hotel de Fez, pregunta en el zoco por el pequeño pueblo, recala en un taxista demasiado vivo, se desorienta por el dédalo de callejuelas de la ciudad, sube a un autobús... Es quizá la parte más convencional y, por eso, débil de la película.

Pero al llegar al sur y encontrarse con Moha, el muchacho que va y viene de Tattiouine uniéndolo con el mundo, la película se dispara hacia la belleza más esencial. Por tercera vez, oímos la voz de la realizadora tras su cámara, pidiéndole a Moha un momento para decirle lo que debe hacer al encontrarse con la actriz que la representa. No escucharemos sus instrucciones, pero la escena inmediatamente posterior nos permite adivinarlas. Moha hace frente a la actriz lo mismo que hizo frente a Emma en su día: enterarse de que es la hija de Elías y abrazarla con emoción.

Emma/Ana avanza ya por los caminos del Atlas en la camioneta de Moha y suena Aïcha de Kahlèd para abrirnos a un paisaje de optimismo donde el Marruecos del tópico se desmoronará ante nuestros ojos. Tattiouine es un pueblo sin engaños donde gente sencilla vive, sueña, baila y acoge a la hija de aquel visitante exótico y frecuente ahora fallecido. Todos tienen recuerdos de él y de su cámara, que vuelve a retratarles en manos de Emma (la propia Emma o Ana haciendo de Emma). Las mujeres, los ancianos, los niños, los cabezas de familia posan sin actuación ni azoramiento, y las imágenes incrementan su intensidad. Algunos momentos de este tramo de la película demuestran una sensibilidad extrema: el baño de la mujer y la niña, su intercambio de palabras en el idioma del otro, la proyección de las cintas de Elías para todo el pueblo…

Y aunque esas maravillas destacando clamorosamente te permitan cuestionar la fuerza del conjunto, hay un último cartucho esperando aún para dejarnos sin aliento. El viaje ha concluido y Ana interpretando a Emma tiene que despedirse de sus amigos de Tattiouine uno por uno. La niña irrumpe en el último instante, como si hubiera decidido abrazar a su amiga cuando casi iba a perder la oportunidad. Lo hemos visto en otras películas, es cierto. Pero mientras la pantalla muestra el adiós de Hadda, una marroquí de diez años, agitando tristemente la mano en mitad del camino, oímos una vez más a Emma: su sollozo contenido tras la cámara, la vibración no prevista de la imagen, la cámara que deja de aguantar el plano y baja con el brazo conmovido hacia el suelo pedregoso de los pueblos del Atlas.

He visto pocos finales tan contundentes. Y aunque el dvd será probablemente imposible de encontrar, o precisamente por eso, quería compartirlo con vosotros. Los que vivís rodando.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Vivir rodando, minuto a minuto


El sábado por la noche, mi amigo Gaby y yo pusimos en marcha uno de esos experimentos emocionantes de los de "quién sabe". Gaby Lütz es un experto en lenguas que habla cuatro con pasmosa fluidez (con ellas cubre la posibilidad de comunicarse plenamente con más de mil millones de personas) y se dispone a conquistar la quinta. Pero, sobre todo, es un apasionado especialista de la neurolingüística aplicada, entre otras muchas cosas, al Cine.

Mi hermano alemán llegó hace pocos días a Madrid con una cámara de mano y un proyecto basado en esos míticos siete segundos en los que, entre dos personas, el silencio se hace intolerable. A partir de esa premisa, su propuesta consiste en realizar cortometrajes de un minuto que van a retratar situaciones en diferentes lugares del mundo, donde se produce esa interferencia humanísima en la comunicación.

Y el sábado rodamos una de ellas en mi propio domicilio. El argumento: un hombre tomando una copa de vino, en una velada casera que se antoja romántica, pero sólo sirve para vomitar todos los reproches que puede generar una convivencia. No voy a desvelar ahora a quién se dirigen las diatribas de ese hombre, porque ahí radica el impacto de la película. Que, si el montaje funciona como parece posible, saltará de la comedia al drama en dos rápidas piruetas de guión.

Lo escribimos a grandes trazos en el andén de Gran Vía y luego tocó realizar improvisaciones a partir de una lista de reproches estándar. En fin, que rodamos -salvando las distancias- a lo Casavettes, a lo Coppola cuando el agua del Mekong le llegaba al cuello. Con un presupuesto de siete euros para la botella de vino, capacidad de grabación para 15 minutos y una amaestradora de fieras como tercer miembro de un “equipo reducido”.

¿El resultado? Ya lo veremos. Pero el primer efecto que consigno aquí es, una vez más, el placer de vivir rodando.

jueves, 16 de julio de 2009

Vivir rodando en croma


Rubén dirigiendo a sus actores (las fotos son de Pilar Perea)