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jueves, 14 de agosto de 2025

Los AI-goritmos que vienen

Tenemos un problema, que antes podríamos considerar “manriqueño” (cualquier cine pasado fue mejor) y que ahora se llama guiones IA.

Que los guionistas me perdonen si estoy despreciando un trabajo que les ha llevado semanas (¿días…?), pero vengo observando que aterrizan en Netflix cosas cuyo libreto huele a barrido online de lo ya hecho, para construir en microsegundos historias mil veces contadas, atiborradísimas de todas las frases tópicas, situaciones previsibles y emociones testadas que imaginarse puedan. Vamos, que no se imaginan ni falta que hace: se fusilan combinadas por un motor artificial capaz de darles coherencia estándar, hablemos de espionaje en pareja o de romanticismo académico.

En 2024 me topé con El sindicato, un cliché escandalosamente prefabricado que ponía a Hale Berry a demostrarnos que sigue estando crujiente con más de cincuenta (la interpretación de ese papel de espía de baratillo no requiere ni una pizca de su indiscutible talento). En la peli salía también Mark Wahlberg, otro actor que ha demostrado su talento en varias ocasiones, pero nunca se ha caracterizado por hacerle ascos a un producto de lata.

La historia, mil veces vista, daba sonrojo también al oírla: no desperdiciaba una sola frase hecha. Ya digo, como si los guionistas (un tal Barton que colecciona varios títulos anteriores perfectamente olvidables y un tal Guggenheim que firmó en tiempos Bad Boys 2 y cosas del estilo), hubieran metido cuatro líneas marco en el Chat GPT y a ver qué sale: “¡Coño, pues como lo nuestro! ¡y en menos tiempo del que tarda en subir el café! ¿eh, Joe?”

La banda sonora de El sindicato pinta a que procede del mismo artista, por cierto.

Y luego tenemos la romántica Mi año en Oxford, de este mismo año en curso, el enésimo fenómeno Netflix que la red promociona en este momento como la película “de la que todo el mundo habla”, “que todos ya han visto” (al menos dos veces, añadiría yo para provocar), “que ninguna otra puede desbancar del número 1 en la plataforma” … En fin, esa clase de reclamos de mierda repartidos por la red, que a estas alturas no necesitan ni comprobación ni nada.

¡Con la cantidad de abogados estadounidenses que antes litigaban indemnizaciones millonarias para usuarios defraudados por las mentiras de las súper-empresas! O los picapleitos se han pasado al fentanilo, o cobran por adelantado, o están perdiendo una oportunidad de oro. 

¡Qué película la de la chica norteamericana en Oxford!, ¡qué encuentro con el profe ligón!, ¡qué acercamiento a la poesía inglesa!, ¡qué british clasista en el pub!, ¡qué compañero gay tan guay!, ¡qué amiga poco-agraciada-pero-simpatiquísima, enamorada del que no se entera! (hasta que convenga, of course), ¡qué padre autoritario al que decepcionar!

En fin, la película es otro festival de tópicos que ha necesitado hasta cuatro guionistas, de la que solo sé real la que en su día escribió Otoño en Nueva York, aquella cosa tremenda de Richard Gere y Winona Ryder. Pues a lo mejor, ahora que lo pienso, hasta va a resultar que Mi año en Oxford tiene un guion de verdad y uno se siente ya acosado por la IA sin que ésta intervenga en todo. Pero lo parece.

Es más, estoy empezando a preguntarme qué escribiría Chat GPT si le dijese ahora mismo: “hazme una entrada de blog sobre la IA en los guiones de Netflix y ponme ejemplos”

¿Saldría esto?

miércoles, 30 de octubre de 2024

Fin de viaje, Sahara


La película figura como producción de 2023 por algún tecnicismo que actualiza la producción si se restaura material, se añaden minutos de metraje, etc. Porque en realidad se rodó en 1983 y se estrenó en el 85, distribuida entonces por Warner. Recorrió festivales de la época y se vendió a 25 países, incluida China, cosa impensable por aquellos días.

Maru Valdivieso, la chica de la peli, inició su carrera en ella (casi todo el equipo se estrenaba en realidad) y aunque no le duró mucho el "estrellato" (si ese concepto vale para estas tierras), sí la carrera de actriz, que llega a nuestros días. Lo mismo pasó con Enrique Simón. O con el director de foto Javier Salmones, que acaba de estrenar La infiltrada. Con el productor Carlos Taillefer, que ya había trabajado en Cary Cooper que estás en los cielos y seguiría en funciones de jefe de producción, director de producción o productor ejecutivo en títulos tan renombrados como El sol del membrillo, de Víctor Erice o El camino de los ingleses, de Antonio Banderas.

Otra suerte corrió el director de la película, Antonio R. Cabal, que inexplicablemente no dirigió más.

La película original se estrenó con menos de 100 minutos y lo ha hecho ahora con más de 120, reordenada, restaurada, remasterizada y todas esas cosas que hacen en otros lares. Tengo un recuerdo difuso de la versión del 85, así que me resulta difícil juzgar la mejora o no de la narración. El material, eso sí, luce nuevo, como recién hecho.

Su problema, como casi siempre en nuestro cine de un tiempo a esta parte, recae en el guion. Evidentemente, el género "de aventuras" y la aventura misma de rodar en el Sahara lo acaparó todo. Y la propuesta, fresca y natural, se queda un poco en eso, en una historia fresca y natural, donde los dos jóvenes aventureros no son ni demasiado empáticos, ni divertidos, ni templados. Nada sabemos de sus motivos, de la preparación del viaje o de la solidez de esa amistad y la elección de ambos para compartir con el otro semejante reto. Se entiende mejor a Maru, ella tiene motivos para enrolarse con los franceses y jugar a novieta de quien convenga en cada momento.

A pesar de que el sentido narrativo y dramático de la Aventura en una película española de los ochenta no es el que practicaría Hollywood, la historia (aderezada de escenarios de espectacular belleza), se ve con interés, incluso amenidad, prácticamente de principio a fin. Merecería atención en este 2024 por parte de la Academia de Cine, más allá de organizar el pase gratuito al que tuvimos el placer de asistir. 

Buena suerte en los Goya, vieja tropa valiente.


    

miércoles, 18 de septiembre de 2024

Placeres viejos

Acabo de enterarme de que la película inaugural del inminente 72 Festival de San Sebastián, al que vuelvo a faltar, será la nueva versión de Emmanuelle, ya sabéis (los talluditos), aquella joven erotómana u objeto de deseo, según tocase o la tocasen. 

Como director han recurrido a una directora (faltaría más) y razonablemente prestigiosa, que es lo que suelen cuando repescamos de forma vergonzante ideas de hace cincuenta años (joder, cincuenta ya). La que lleva la batuta y hará caja (porque el solo nombre de la ninfa retratada traerá voyeurs a la sala o al clic), es Audrey Diwan, en la cresta por su debut de 2021, El acontecimiento, y que antes de él, como guionista, abordó las líneas rojas traspasables, la posesividad, las adicciones, la cosita sexual... Todo "muy apañao", que diría un manchego.

La operación dinerín es, para la ocasión, de nacionalidad francesa. Pero no desesperemos. Cualquier día cocina Goliat un remake de Instinto básico, para que cruce las piernas sin bragas en la sala de interrogatorios una joven promesa que quiere ser portada y luego ya veremos. 

Por cierto, Naomi, mujer ¡qué necesidad...!

jueves, 12 de septiembre de 2024

Buffalo Kids

La película española de animación Buffalo Kids cuenta la historia de dos niños huérfanos irlandeses, Tom y Mary, que desembarcan en el Nueva York del siglo XIX y se cuelan en un tren camino del salvaje Oeste mientras conocen a Nick, el tercer chaval de la aventura.

El film comenzó este último verano su periplo internacional estrenándose en los cines de Rusia y debutando como la segunda película más vista, lo que equivalió a una recaudación de 250.000 dólares. En el momento presente, supera los cuatro millones de recaudación solo en España. No sé cuánto habrá crecido en la taquilla rusa a estas alturas.

Lo que si podemos asegurar es que, gracias a estos estupendos datos, el espectador ruso infantil acompañado de sus padres conocerá mucho más la “cultura española”… Y no digamos los niños españoles y sus padres, lo que disfrutarán reconociéndose en ella, que encima ha salido especialmente bonita, divertida y emocionante.

En fin, a la sección Las guerras perdidas porque no hay ninguna que se llame Pan para hoy, hambre para mañana. A lo mejor tengo que inaugurarla.

martes, 27 de agosto de 2024

Conclusiones de agosto

A falta de ver Longless y la pequeña epopeya animada de Buffalo Kids, sin reseñar Cuerpo escombro y Odio el verano (sus títulos y trailers hablan casi por sí solos), me parece que puedo ir haciendo balance.

España es a las comedias televisivas lo que Estados Unidos a los blockbusters desaforados.

El resultado -cinematográficamente hablando- es similarmente malo. Pero ellos tienen de mercado el mundo.

Ni uno ni otro sale de su carril. Todos perdemos.


miércoles, 26 de junio de 2024

Malas jugadas


He aquí un buen ejercicio para distinguir entre realizador y director, con dos películas equivocándose en qué historia necesitaba a un profesional u otro.

Menudas piezas, que ha tenido un éxito razonable para lo que en España se estila, está hecha por Nacho García Velilla. Repasando su filmografía y trabajos de televisión considero que no se ha encontrado con una historia mejor hasta la fecha. Por desgracia, nuestro producto audiovisual sigue pecando de poca confianza en los relatos ejemplarizantes, épicos, bonitos. Parece que nos dan pudor si no se le ponen detalles de humor sarnoso, líneas de mal gusto, personaje paródico... hay que satirizar algo, el pijerío, el chonismo, el barrio, el colegio de élite... ¡algo! (o mejor, todo).

Para eso viene al pelo un director como Velilla, fogueado en series como 7 vidas o Aida y películas conocidas y algo vergonzantes: Villaviciosa de al lado o Perdiendo el norte. Lo que me asombra es que esta clase de producto pueda atraer a la gente a salas, me parece de pantalla en respaldo de avión o sofá casero una tarde cualquiera. La textura, la atmósfera, el tono, los encuadres, la puesta en escena... cuanto engrandece cinematográficamente un guion - salvo el casting, que hubiera brillado mucho más en una película más brillante - es de bajo perfil, es más de teleserie semanal que de largometraje con estreno y photocall. 

No sé, a lo mejor imagino decisiones conscientes donde sólo hay limitaciones presupuestarias o estéticas libremente adoptadas que a mí no me son afines. Pero viendo lo que la historia promete y lo que da, parece que hay que rebajar hasta en los acabados cualquier mensaje convincente sobre la oportunidad de ciertas prácticas y valores en el proceso formativo de las personas.  

Aunque el resultado es simpático a pesar de todo, casi aceptable si para verla no has pasado por taquilla a precios de Madrid. 
 
Por contra, tenemos Matusalén, la segunda película para el cine de David Galán Galindo, director de la muy estimable (aunque corta de presu) Orígenes secretos. Y el resultado en pantalla es Cine. Por desgracia para una historia flojita sostenida una vez más por los actores, un cómico de talento como Julián López y varios más que le acompañan sin apenas papel (Miren Ibarguren y María Barranco como los casos más sangrantes, no son personajes, sino roles). Los jóvenes Elena, Jasón, Lucía y Judith, con papeles tan tópicos como los que les tocan, hacen lo que pueden. Y a Miguel Rellán le basta con estar, es con José Sacristán lo mejor que nos queda en activo. 

Excelentemente rodada, no vale un visionado completo, aunque se lo concedí. De lectura plana, poco graciosa, vaga en las soluciones (lo del examen, lo de la policía o lo del influencer...). Sólo se eleva hasta el ansiado bien alto en una canción afortunada y en las escenas de Alberto San Juan (que se está especializando, por cierto, en el momento estelar prácticamente único de películas olvidables como ésta o Loco por ella).

Matusalén es, en fin, una telecomedia pasable con empaque cinematográfico y Menudas piezas una historia para el cine que se empaqueta como tele. Y así vamos. La taquilla sigue en crisis, claro, ni Telecinco, ni RTVE, ni Amazon garantizan el interés de las producciones patrias. 

Pero es que ya lo decía el padre de Una Historia del Bronx: "No hay nada peor que el talento malgastado".


miércoles, 12 de junio de 2024

Ex maridos


Hacía tiempo que no me echaba al coleto en sala una película estadounidense pequeña, sosegada, sin violencia, distopías, súper-duelos ni efectos. A lo mejor es que llevo tiempo sin escogerlas bien o irme de festivales. Pero es que tengo la sensación de que esta clase de cine norteamericano va directo a FILMIN sin pasar por los cines, como no sean aquellos que quedan en pie de la antaño robusta red de V.O.S.

Ex maridos junta de nuevo a dos intérpretes que brillaron hace décadas, Griffin Dunne y Rossana Arquette, y compartieron reparto en la deliciosa Jo, que noche (After hours) de Martin Scorsese. Casi casi, podrían ser los mismos personajes si hubiesen decidido casarse, aunque la del viejo Marty era mucho más divertida, aquí prima la tristeza. Rossana tiene tan poco papel como entonces, incluso menos, el peso lo llevan Griffin y los que interpretan a su hijos desarbolados (excelentes James Norton y Miles Heizer).

Más dinámica, divertida y veraz en su primera mitad, pero agradable en su suave amargura de principio a fin (remonta en el desenlace), Ex maridos llama la atención, ya digo, por lo poco que hace el cine estadounidense de un tiempo a esta parte películas sin mamporros, ni bodas chorras con repartos corales (esas comedias llenas de estrellas avejentadas arropando a pareja con problemas artificiales muy del primer mundo). 

Ésta en cambio luce problemas del primer mundo, pero más veraces. Es como un título indie de aquellos (años 90), con destacados en el reparto que dan para levantar el proyecto, pero no garantizan el tirón comercial de lo que salga. 

Ex estrellas fugaces, Ex vida real, Ex taquilla.

martes, 14 de mayo de 2024

El Especialista

David Leitch, director de Bullet train, acaba de estrenar otra. Le ha salido mejor que aquella, porque en este guion el humor funciona bastante bien y para el casting tiene a una pareja protagonista con química y pegada, Ryan Gosling y Emily Blunt. Hasta la trama, sencilla pero aseadita, da juego y recorrido suficientes.

Por desgracia, en lo demás sucede como en la anterior con Brad Pitt: la feliz idea tiene que convivir con paletadas y paletadas y paletadas de dólares. Cada persecución tiene que apurarse hasta el siniestro total, de helicóptero, coche, grúa, lancha o pick up; cada pelea destrozar el piso de lujo incluyendo el vestidor, el bar y el armario de la fregona; cada situación extrema volver mierda cuanto vehículo, escaparate y farola encuentre en su camino (y que el camino sea largo, mejor destruir media ciudad que un par de calles). 

En fin, que la cosa se ahoga en excesos innecesarios, aunque remonta una y otra vez gracias a la pareja protagonista y a algunos escuderos afortunados (el jefe de especialistas, la aspirante a productora, el perro francés). Había una divertida comedia romántica de acción y cine dentro del cine ahí, se intuye bajo los fajos de billetes, asoma en varios momentos encantadores y divertidos.

Algún día, la mega-inversión en chatarra gigante no será recuperable ni atrayente, por cara y por reiterativa. Afinar en el guion sale más barato, tíos. Aunque a la película que se ruede luego haya que ponerle menos especialistas. 

La casa Usher se derrumba definitivamente

Roger Corman acaba de morir. Dirigió de todo, westerns para coger práctica, aquella gamberrada deliciosa titulada La pequeña tienda de los horrores, comedia de terror barata y de culto en la que Jack Nicholson casi debutaba. También rodó el clásico de ciencia ficción El hombre con rayos X en los ojos y unos cuantos pasotes de serie B como Mamá sangrienta, para fracasar comercialmente en títulos notables de serie A, como El barón rojo.

Pero, sobre todo, acometió las adaptaciones canónicas de la obra de Edgar Allan Poe: La caída de la casa Usher, El pozo y el péndulo, Cuentos de terror, La máscara de la muerte roja, La tumba de Ligeia...  Y de paso impulsó en sus inicios a cineastas como Scorsese, Coppola, Bogdanovich, Howard o Cameron y actores como el citado Nicholson, Bruce Dern, Robert De Niro, Dennis Hopper o Peter Fonda. Además de estrenar en Estados Unidos cine europeo de Bergman, Fellini o Schlondorff

"El Rey de la serie B" era experto en hacer y producir cine rentable, saltarse censuras y abrir géneros apegados a realidades sociales nuevas (¡esos motoristas que vuelven a la pantalla de cuando en cuando!). Pero también tenía fama de buen tipo, basta ver cuántos le metieron de actor en sus repartos: Coppola en El padrino II, Demme en El silencio de los corderos y Filadelfia, Howard en Apolo 13... 

Hasta tuvo el honor de que incluyesen algún título suyo en la Biblioteca del Congreso y se llevó un Oscar honorífico a toda una vida llenando autocines y programas dobles con cine desprejuiciado, barato y ameno. Ha muerto con 98. El año pasado aún se asomó por Cannes a saludar.  

Corman hacía sin complejos esa clase de películas que entonces se llamaban placeres culpables y que ahora acaparan los presupuestos más abultados de la industria. Paradojas de Hollywood, esa casa Usher que siempre parece a punto de hundirse.

Buen viaje, Roger.

martes, 7 de mayo de 2024

Nuestra Victoria

He visto pocas series documentales más apasionantes, logradas y necesarias que La Transición, de Elías Andrés y la recientemente fallecida Victoria Prego. una de esas periodistas que dignificaron su oficio y lo hicieron todo con una profesionalidad, hondura y honradez demoledoras. 

Ella no era cineasta, pero tampoco le hizo falta.

Se admiten apuestas sobre la reposición de esta maravilla en TVE. Creo que ya hay mamoneo partidista a costa del tema, así que es una apuesta fácil de ganar. Por eso esta entrada está en dos secciones. Adiós, Victoria.

miércoles, 24 de enero de 2024

Varios asuntillos del cine reciente

Ha fallecido Norman Jewison. Para los de la ESO (y después más): director de El rey del juego, ¡Que vienen los rusos!, En el calor de la noche, El caso Thomas Crown, El violinista en el tejado, Jesucristo Superstar, Rollerball, F.I.S.T., Justicia para todos, Agnes de Dios, Hechizo de luna, El dinero de los demás, Huracán Carter... Con esa bestiada de carrera, antes TVE te hacia un ciclo. Ahora no las encuentras ni en streaming. Mis disculpas, Norman, están gilipollas.


Han nominado al Oscar a Robot Dreams, de Pablo Berger, como mejor largometraje de animación. Se bate contra Miyazaki, Pixar, Spiderman... También le han caído dos nominaciones a La sociedad de la nieve, de J. A. Bayona: mejor película extranjera y vestuario. Lo del vestuario tiene su coña teniendo en cuenta lo que pasaron en los Andes.

Me he enterado de que se va a estrenar (no sé si en cine o en plataforma) American Fiction, una que promete enormemente. Que dedicándose a esto de escribir, blogs y libros, da pena no ser negro. Aunque al paso que llevamos, ser autor español heterosexual de mediana edad que escribe sobre la conquista de América va a convertirme igualmente en paladín de un colectivo vulnerable y maltratado.

 

lunes, 2 de octubre de 2023

La huelga de guionistas

Parece que se acaba la huelga de los guionistas de Hollywood. 

Podemos respirar tranquilos, muy pronto en nuestras pantallas, Fast and Furious XI, Saw XI, nuevas e imprescindibles adaptaciones de los clásicos animados de Disney en imagen real (es un decir), Indiana 6, el origen (eehh, no, espera que el origen lo contó ya Spielberg, entonces Indiana Jones en el Metaverso), Jurassic World 6, Bond reseteado, Gladiator 3, Depredator contra aliens y comanches (spin off de la de Prey), Wakanda again, y remakes de los grandes títulos de Curtiz, Hitchcock, Pekinpah pero con diálogos woke (mucho-mejor-dónde-va-a-parar).

Del brillante horizonte en las series de TV para plataforma, nos ocupamos otro día, que salgo a celebrar el fin de la huelga.

martes, 26 de septiembre de 2023

Dando tumbos

Uno se cree que ha empezado bien la temporada de streaming (la de las salas ya será para después de “la cuesta”), cuando acierta razonablemente con las que va cazando de plataforma en plataforma a principios de septiembre. Pero, en realidad, hay mucho de errático, es lo que tiene el empeño de despreciar el algoritmo. Y así toca saltar de unos superhéroes a unos chiquillos jugando al combate pre-marvel, de la película de monstruo chatarrero a la de cocina y qualité. El resultado es una segunda quincena septembrina mejunje, de la que desgloso pinceladas a continuación. Si todas compusieran un cuadro, el algoritmo vomitaría su mareo (pues que se joda).

Guardianes de la Galaxia 3

Mejor que la segunda, peor que la primera. La misión es lo de menos, los personajes siguen brillando en sus afectos, puyas y mamoneos. Las batallas y peleas, como suele pasar en estas pelis anabolizadas, se pasan de minutos sin necesidad. No creo que gane nadie porque una escena atravesando un pasillo lleno de enemigos nos muestre a cámara lenta cada hostia de cada héroe a cada malvado. Son demasiadas. El video juego ya está vendido con estrenar en medio millón de cines del planeta, dadle un respiro a la cinéfilo-comiquera afición, caramba.

La guerra de los botones

Antes de los comics y los super héroes, los chicos de los pueblos se liaban a palos en los bosques, les arrancaban los botones a los enemigos, hacían cabañas de ramas, cobraban en casa por sus trastadas o iban a internados áridos. Era otra infancia, retratada aquí con el dinero que gasta Guardianes en un minuto del mapache. Talento frente a pastizal, precioso triunfo de la pequeña película francesa de 1963, dirigida por Yves Robert.

Megalodón

Un sábado por la mañana de desayuno largo en pijama y ganas de coña brava. Pero no la que aporta la película, que es un truñazo tamaño megalodón, sino por los diálogos que puedes ir improvisando tú (si no les oyes lo suyo, no te pierdes nada). Nosotros, cuando agonizaba el científico chino en brazos de su hija hecha y derecha y mujer-de-acción, como se despedían en su lengua sin subtítulos, improvisamos un mensaje trascendente de padre a hija: “he sacado merluza del congelador, hacedla que se va a estropear”. Y es que entre la merluza fresca y el megalodon correosito no hay color.

Delicioso

Y ya metidos en gastronomía creativa llegamos a la francesa de época, nobles empelucados y cocineros orondos y talentosos. Una fotografía bellísima, una historia amena, tramposa pero bonita y un final de campiña. Otra vez la certeza de que hay un cine que se impone por aplastamiento de poderes o monstruos, mientras aún colea ese otro de belleza sencilla y delicada, campestre, serenamente humana.

Como me descuide, el algoritmo me pilla el truqui.


miércoles, 6 de septiembre de 2023

Las Ocho Montañas

He aquí un ejemplo impecable de lo que pasa entre David y Goliat, o entre Goliat y David: el cine industrial de Hollywood y el esforzado del resto del mundo (dejamos fuera a China e India por su excepcionalidad y a Inglaterra o Australia porque ya forman un conglomerado con el cine norteamericano, al menos para las producciones con más ambición comercial).

Las Ocho Montañas es una película bonita, no muy redonda pero sí auténtica, de sentimientos profundos contados con sinceridad. Es una historia de amistad masculina que recuerda a veces a la de Dersu Uzala (sin el talento descomunal del viejo Akira) y otras a títulos menos ambiciosos agarrados a la primera etapa vital de los personajes, cuando un crío es de pueblo y el otro de ciudad.

De hecho, es esa primera parte de la historia, dos chavales de mundos opuestos haciéndose amigos, la que funciona mejor. Y aquí llegamos a lo que le sucede a este cine respecto al cine norteamericano. Pasado el tiempo de la niñez, en el que a los actores les basta con ser buenos sin ser conocidos, tomamos a actores ya adultos. Estos de Las Ocho Montañas pueden ser solventes y hasta conocidos en su tierra, pero carecen del carisma que ganarían de inmediato siendo norteamericanos de recorrido internacional.

No es lo mismo tener un Matt Damon que un Alessandro Borghi, un Adrien Brody que un Luca Marinelli. Aunque mis ejemplos tienen ya una edad excesiva, cualquiera puede imaginárselos diciendo lo que estos amigos se dicen, sintiendo lo que ellos, corriendo su suerte. Y lo más deprimente es que esas penas y alegría, las mismas, en Damon y Brody nos importarían más.

Hollywood cogería Las Ocho Montañas y la convertiría en una película más bonita y emotiva, (banda sonora a todo jupe), de muchísimo éxito y reconocimientos, aunque todo quedase menos auténtico. En la versión hollywoodiense, hasta nos hubiésemos tragado sin pestañear el recurso bien manido del escritor viajando por lo exótico del mundo (para el caso el Himalaya), o la clamorosa falta de papel de la tibetana.

Creo que los italianos no han conseguido coronar del todo las ocho cumbres, aunque Hollywood es incapaz de inventar historias así, ya no las escribe ni fallidas. Goliat, no obstante, sigue valiendo para hacerles mejor “el traje”.


jueves, 6 de julio de 2023

Goliat contra Goliat

Hollywood está preocupado. Ya no le basta con su don de la ubicuidad, que cubre el globo terráqueo y supongo que hasta la Estación Espacial Internacional (¿sigue abierta…?). Ya no llega con su abrumadora promoción en cuanta superficie física o virtual imaginable se la admita. Ya no alcanza con su capacidad para ofrecer el gran espectáculo preferido del público en cada momento de nuestra era.

Batacazos taquilleros sonados, encadenados y recientes como la número diez de la franquicia Fast and Furious (cuánta "furious"), la del último súper héroe de DC cómics (un tal Flash), la enésima adaptación de un clásico Disney (creo que La Sirenita) y la tibia respuesta a la quinta entrega (¡la quinta…!) del arqueólogo más improbable y querido del mundo “han hecho saltar todas las alarmas”, que dicen los titulares de la prensa clic.

Como lo de la huelga debió arrancar con la preproducción ya encauzada, tengo entendido que sigue adelante lo de Gladiator 2. A veces no sé si los títulos los ponen los más codiciosos zoquetes del Estudio o los periodistas cinematográficos para que nos entendamos todos sobre lo que trata la peli. Lo único seguro en esa es que va de gladiadores. Pero teniendo en cuenta que ningún actor repite y sus personajes murieron en la primera (Máximo Meridio, Marco Aurelio, Cómodo…), me da por suponer que Ridley pondrá el foco en otra historia gladiatoria diferente. Aunque con los guionistas pre-huelga todo es posible: una resurrección arcana, un super-poder insospechado, una abducción extraterrestre al planeta peplum…

Si no es así de loco y la cosa va de otro gladiador, se agradecería un título nuevo, sin el 2 detrás, que esto es una película, amigos, no un coche. Qué sé yo, se me ocurre El campeón de la muerte, El romano, El luchador tracio… hasta Sangre y arena a despecho de los clásicos taurinos es mejor título que Gladiator 2.

Estáis en un bucle, tíos, con una gallina extenuada a la que pedís siempre el mismo huevo de oro macizo. Pero además de la sequía creativa evidente o el bloqueo ciego de los financistas que sólo quieren repetir la fórmula hasta que entre en pérdidas, la crisis de las salas tiene que ver con otras amenazas. Y no van a ser las plataformas de streaming las grandes enemigas, aunque las señale mi querido John Landis. Ellas hacen lo que antes la televisión, el video club, la colección de dvds.

El problema viene de un soporte cada vez más devorador. Es el Smartphone y ya está. Fomenta el individualismo hasta extremos que el aparato de tv por cada habitación de la casa no llegó a lograr. En el dormitorio miraba la pareja, en la cocina la familia en días laborables, en el salón cuantos no salieran a parrandear. Pero el teléfono móvil, ese que todo el mundo lleva en su bolsillo, es un espacio privado, absolutamente excluyente. 

Miren también las pantallas táctiles multiplicadas en las cabinas de los aviones, donde cada viajero escoge una película diferente y la ve y la escucha en solitario, como si lo hiciera en su móvil. Eso y el uso de la barra de tiempo, para saltarse las partes pesadas, para saber cuánto le queda.

El teléfono móvil ha arrasado con la necesidad colectiva de la sala oscura, del susto coreado, la risa contagiosa, el aplauso final, la película del tirón. Ya no importa si la pantalla es grande, el macro-espectáculo circula por pantallas micro. Y cualquier tipo de edición pierde ritmo antes de que termine la temporada.

Ya están tardando en componer una canción pop (¿aún se dice pop?), que titulen Smartphone killed the cinema star. Pueden usarla en un promocional exclusivo para redes de Gladiator 2.

martes, 9 de mayo de 2023

Moonshot y otras menudencias

  

Esto de escoger de lo que tengan en el catálogo de un avión clase turista en ruta transoceánica siempre hace saltar el listón por los aires, nunca mejor dicho. 

Uno es capaz de ver Aves de presa, la de la novia del Joker, y encontrarle cierta gracia el tiempo suficiente para tragársela completa, aunque se limita a decirnos que las chicas pueden repartir hostias y matar malvados figurantes con la misma profusión, desenfado y rápido sadismo que los tíos. Un mensaje feminista de los finos, de los que gustan en la era tic-toc.


Puedes verte Kimi, de Steven Soderbergh, con la resultona estrella emergente Zöe Kravitz (de paso, nueva Catwoman en el enésimo Batman) y asumir la elegante dirección del solvente Soderbergh para una trama que sin él y la estrella no pasaría de telefilme norteamericano de sábado por la tarde. 

Bien fotografiada, con chica redimiéndose (y hasta sanando de un problema psíquico), al actuar al fin con el arma en la mano, aunque pongamos cierto barniz de justicia y defensa propia. Pero barniz de una capa, que ya con eso vamos de sutiles y el pasajero de avión ha consumido otra hora y media de su vuelo.


Puedes caer en una comedia romántica espacial como Moonshot, con dos estrellas televisivas juveniles a las que yo no les he puesto hasta ahora ni nombre (se los pongo ya mismo y en negrita, Lana Condor y Cole Sprouse, a ver si el blog sube en buscadores). Una cosita aseada y simpática de la que los críticos y HBO esperaban más de lo que ofrece. Creo que la cadena no se ha enterado de lo descafeinada que está de un tiempo a esta parte (o quizá sí, quitó esta película de su catálogo a toda prisa), y para críticos me alineo con el que dice que es "una comedia romántica que simplemente resulta que sucede en el espacio".

Bienhumorada y eficaz en vuelo, confortable, a pesar o gracias a que hablamos de un romanticismo visto mil veces, de una previsibilidad cósmica. Naturalmente, también paga su cuota de "nosotras somos la monda y ellos unos patanes", aunque lo hace con bastante más encanto que las que la precedieron en el menú de a bordo.

Pero ya se sabe cómo es por regla general el cine de avión: como la comida de avión. El tamaño de la bandeja es similar al de la pantalla y la calidad de lo de dentro, no digamos. Me pregunto por qué no ven los protagonistas de Moonshot una sola película en ese viaje a Marte. ¿Es que los billetes de primera les ahorran estas mediocridades? 

Tampoco importa gran cosa en el actual cine anglosajón, el único que sobrevuela el globo terráqueo entre países hispanohablantes.


martes, 18 de abril de 2023

Cultura embalsamada

 

Leo en un blog vecino (elblogdelcineespanol.com), que “debido a lo bien que está funcionando su estreno limitado en USA, y también a nivel mundial, Warner anuncia que ampliará el número de copias el 18 de julio de Momias en cines en Norteamérica. Esperemos que apuesten por ella a lo grande, más de 1000 copias, y la cifra que acumula allí de 4 millones se multiplique por 10”.

Ojo, que la película lleva recaudados en todo el mundo 40 milloncetes y le queda cuerda. Pero en lo que al mercado USA se refiere, dudo mucho que se cumplan los sueños del bloguero vecino. Para empezar, si entras en filmaffinity, es bastante significativo que las únicas críticas abiertamente negativas, extraídas de la prensa mundial, sean de medios anglosajones (The Guardian y Empire). Y luego, es proverbial la terquedad de la industria norteamericana en ningunear todo lo demás, permitiendo que entre solo a cuentagotas y como algo exótico pero muy muy residual. Aunque lo distribuya una major estadounidense desde su filial extranjera.

La verdad, no entiendo el temor. Porque, al proteccionismo estadounidense y su vocación acaparadora en cuanto cruzan la frontera, se suma el verdadero factor de éxito, el definitivo: ese entreguismo satisfecho de los mercados en los que su cine se mete a saco, con las buenas películas, las simplemente espectaculares y multitud de bodrios disimulados por la estrella de turno (véase El exorcista del Papa, inenarrable).

Pero no hablo ya de las salas comerciales, la mayoría en manos de compañías y fondos que tirando del hilo te llevan fácilmente hasta los “Monopolio bros”. Hablo de cadenas de televisión (empezando por la estatal), de pantallas con menú en autobuses, trenes y aviones, de revistas, de redes sociales… La competencia tiene a todos los hispanohablantes de su parte y, además, encantados de estarlo.

De hecho, la conquista cultural anglosajona, audiovisualmente hablando, es tan abrumadora que hasta en los títulos más potentes del cine infantil producido aquí en España, se suele recurrir a escenarios, temáticas y códigos perfectamente intercambiables con los de USA. Los ejemplos son ingentes: Planet 51, Tadeo Jones, Justin y la espada del valor, Atrapa la bandera, Klaus… Hasta ésta misma de Momias huye de referencias que nos puedan resultar “casposas” tirando de reliquias egipcias y egiptólogos británicos.

Las películas mencionadas como ejemplo son razonablemente buenas, pero si no supiésemos que se hacen aquí, pasarían por gringas. Y las distribuyen las majors, claro. En fin, que Momias haga pasta donde quiera que estrene y que se pierda poca en el camino de vuelta. Con eso hay que conformarse. USA no paga traidores.

lunes, 13 de marzo de 2023

La pose de los Oscar


Se supone que lo que sale premiado es la suma de las votaciones de académicos con gusto y criterio individual, no es que la Academia cual ser pensante único reparta Oscars como tenga a entender. 

Pero siendo el resultado la suma de las individualidades de la industria del cine en Hollywood da más miedo comprobar que la corriente imperante de preferencias se cumple a rajatabla, como en el bloque de enfrente cuando votaban cualquier cosa los del Politburó soviético.

Y así los Oscars van tornándose en pose que combina por igual las benditas cuotas, las correcciones a la moda, y unas cuantas tendencias y miedos que sobresalen de la media. Lo que viene siendo "los premios pose 23":

Estamos a la última abrazando el multiverso.
Queremos al gordo rescatado (y un poco menos gordo), en esa especie de redención que tiene a bien concederte el mismo Hollywood que en su día te dio la patada.
Queremos rescatar también al chinito de nuestra infancia y que se comporte happy end ante las cámaras.
A Jamie Lee le toca por toda una vida.
Vamos a premiar a nuestra primera asiática.
Al guión disponible para Ellas hablan (Women talking, con ver solo el título ya se la podía votar)
Al vestuario afro (afro-Gaultier, pero afro al fin)
A los efectos visuales de Cameron, que ha inventado ocho cámaras nuevas para poder hacerlos.
Y el sonido para el de la barrera.

Nada nuevo bajo el sol de California. Eso sí, enhorabuena a los premiados, que reúnen méritos suficientes para ganar, más allá de mi mala baba hacia la previsibilidad académica del siglo XXI. Otra guerra perdida.

domingo, 29 de enero de 2023

Aquellas maravillas en blanco y negro

 
La Kermesse heroica 
Jacques Freyder, 1935
 

 
Pépé, le Moko 
Julien Duviver, 1937
 

La regla del juego
Jean Renoir, 1939


 
Los niños del paraíso 
Marcel Carné, 1946
 

Madame de...
Max Ophüls, 1953

jueves, 27 de octubre de 2022

Los mercenarios 4

 Ya está anunciada en la web de Vértice 

con un "Próximamente en cines"

¡Qué nervios...!