martes, 14 de mayo de 2024

La casa Usher se derrumba definitivamente

Roger Corman acaba de morir. Dirigió de todo, westerns para coger práctica, aquella gamberrada deliciosa titulada La pequeña tienda de los horrores, comedia de terror barata y de culto en la que Jack Nicholson casi debutaba. También rodó el clásico de ciencia ficción El hombre con rayos X en los ojos y unos cuantos pasotes de serie B como Mamá sangrienta, para fracasar comercialmente en títulos notables de serie A, como El barón rojo.

Pero, sobre todo, acometió las adaptaciones canónicas de la obra de Edgar Allan Poe: La caída de la casa Usher, El pozo y el péndulo, Cuentos de terror, La máscara de la muerte roja, La tumba de Ligeia...  Y de paso impulsó en sus inicios a cineastas como Scorsese, Coppola, Bogdanovich, Howard o Cameron y actores como el citado Nicholson, Bruce Dern, Robert De Niro, Dennis Hopper o Peter Fonda. Además de estrenar en Estados Unidos cine europeo de Bergman, Fellini o Schlondorff

"El Rey de la serie B" era experto en hacer y producir cine rentable, saltarse censuras y abrir géneros apegados a realidades sociales nuevas (¡esos motoristas que vuelven a la pantalla de cuando en cuando!). Pero también tenía fama de buen tipo, basta ver cuántos le metieron de actor en sus repartos: Coppola en El padrino II, Demme en El silencio de los corderos y Filadelfia, Howard en Apolo 13... 

Hasta tuvo el honor de que incluyesen algún título suyo en la Biblioteca del Congreso y se llevó un Oscar honorífico a toda una vida llenando autocines y programas dobles con cine desprejuiciado, barato y ameno. Ha muerto con 98. El año pasado aún se asomó por Cannes a saludar.  

Corman hacía sin complejos esa clase de películas que entonces se llamaban placeres culpables y que ahora acaparan los presupuestos más abultados de la industria. Paradojas de Hollywood, esa casa Usher que siempre parece a punto de hundirse.

Buen viaje, Roger.

No hay comentarios:

Publicar un comentario