miércoles, 30 de enero de 2013

La próxima de Bayona será con Warner


Se veía venir. Lo habrán comprendido en Hollywood sin necesidad de calculadora: “Si el chaval hace Lo imposible con 30 millones, ¿qué hará con los 300 que le vamos a poner nosotros a su próxima película?”

En este asunto veo dos errores llamativos, ninguno de Bayona. El primero es del cine español (sin ir más lejos, de la misma productora con la que ha cosechado este último exitazo). Y se resume en “Bayona, tronco, para la próxima levantamos 50 kilos, no te vayas a ninguna parte”. El segundo es de Hollywood: Si Bayona hace películas de semejante empaque con 30 millones de euros es que su equipo es tan fuera de serie como él mismo. Entonces ¿para qué gastar en la siguiente 300 kilos pudiendo venir aquí a cocinarla por una cantidad diez veces menor?

Lo dije hace un puñado de post: Si yo fuese productor en Hollywood, después de ver Lo imposible, no sólo fichaba a Bayona, sino que me “bronstonizaba” de inmediato. Es decir, me dedicaba a producir películas espectaculares rodándolas en España, contratando equipos capaces de un resultado tan vistoso con presupuestos tan discretos (en comparación a los suyos).

Y con estas muestras de ceguera de unos y de otros llegamos a una curiosa radiografía de los males de ambas industrias: la española es incapaz de producir con continuidad “en grande” y la estadounidense es incapaz de producir sus blockbusters “en pequeño”.

El primero que supere su incapacidad, cogerá ventaja. Recomiendo a la industria española que se ponga a ello cuanto antes, porque los gringos llevan una ventaja de reserva, más que abultada, prácticamente insalvable.

P.D: Y quien dice 50 kilos, dice 25. A lo que me refiero es a que habría que procurar que el siguiente proyecto de un tipo así haga caja para nuestro cine, no para el de la competencia.

jueves, 24 de enero de 2013

Dos más para mañana

Bestias del sur salvaje, es una película de Benh Zeitlin que llega precedida de premios en Cannes y Sundance y que se sumerge en el reciente desastre de Nueva Orleans. Pero lo hace sin héroes convencionales, ni vidas superficialmente cruzadas al estilo del cine de catástrofes.  Ésta propone otra mirada, recorriendo una comunidad chabolista de pantano a través de la voz en off y la estupenda presencia de una pequeña niña silvestre, la hija del más militante entre los vecinos. Una curiosa militancia, la del padre y su pandilla, reivindicando el derecho a una vida semi-salvaje dedicada a la pesca, el aguardiente y la anarquía organizada, que casi mola. Incluso después de que la tormenta lo anegue todo.
La película, cámara al hombro cuando conviene, pretende ofrecer autenticidad en sus imágenes, pero tiene una estupenda textura lomográfica, poco casual a mi juicio para retratar entornos mugrientos, casas de chapa y vegetación corrompida. Como historia, da unos cuantos tumbos y ofrece también momentos interesantes o hermosos, pero no acaba de mantenerse sobre el alambre. Y va picoteando de los aromas del cortometraje fresco, de la excentricidad con buena música a lo Wes Anderson, del realismo mágico en su variante afro y del onirismo bizarro versión burdel flotante.
Dicho así parece un cóctel un poco bestia, pero es que de eso va la cosa, de bestias reales e imaginadas. Afortunadamente, ahí está la niña, que se pasea por todo ello pura y magnética, como una princesita del sur salvaje.

 


El cuarteto es la película que presentó Dustin Hoffman fuera de concurso en la 60 edición del Festival de San Sebastián, aprovechando que venía a por su premio Donosti.
El cuarteto narra con oficio de gringo (en la mejor versión del término), el ir y venir de unos cuantos veteranos en torno a un concierto que celebra la residencia en la que pasan sus últimos días. Un lugar reservado en exclusiva para viejas glorias de las filarmónicas y el bell canto, al que llega una gran diva encarnada por Maggie Smith cargada de arrugas y talento.
Habrá quien tache la película como cosa para abuelos, pero es que a los abuelos, que por cierto abundan, también les gusta ver cine y reconocerse agradablemente en él.
Hoffman tiene el buen criterio de no aparecer en pantalla y cuida de sus actores para darles todo el espacio y tiempo que precisan. Diálogos divertidos, emoción bien medida y Giuseppe Verdi.

lunes, 21 de enero de 2013

Django desencadenado


Tarantino es un cabroncete juguetón. Siempre lo ha sido.

Capaz, por ejemplo, de escribir guiones estupendos sin que importen demasiado en ellos cosas tan básicas como el argumento, el género o el mensaje de la historia que cada película de las suyas se traiga entre manos. De dirigir a actores encasillados en personajes opuestos a los que él dibuja (a veces incluso encasillados por él mismo en títulos anteriores de su filmografía). De meter la música que, digámoslo a su manera, le sale de la polla. De copiar, reinterpretar y batir todo lo que vio en el videoclub aquel -que a estas alturas debe ser lugar de peregrinación cinéfila- y que sigue viendo aún, supongo que ya en la sala privada del estudio o de su casita californiana.

En muchas ocasiones, este desprecio kamikaze por los convencionalismos le da buen resultado, porque al final prima el conjunto, donde el artificio puro se despliega sobre la pantalla como una mariposa de sangre y todo encaja frente al espectador, que reconoce y agradece la sofisticación popular, la crueldad hilarante, el moderno vintage,... todas esas cosas contradictorias que conforman el sello Tarantino.

Django parte de los mismos mimbres, de esa certeza que el director tiene respecto a su trabajo y que podríamos resumir en "hago un cine molón".

Pues esta vez no, amigo Quentin. Más allá de la superficie, como siempre deslumbrante, Django no mola gran cosa.


jueves, 17 de enero de 2013

domingo, 13 de enero de 2013

Dos coproducciones raras


Volver a nacer, película de Sergio Castellito con Penélope Cruz como protagonista absoluta, es una coproducción entre Italia, España y Croacia.
En ella, Castellito aborda una historia compleja y terrible que mezcla amor, guerra y maternidad, sabiendo de antemano que cuenta con una estrella (buena actriz además) y un presupuesto potente. Sin embargo, estas seguridades han jugado en su contra. A veces pasa: las cosas te van bien, como dicen en el póker “la mano está caliente”, haces una apuesta demasiado alta y te quedas sin blanca. Castellito se emborrachó de película y su drama se ha ido al garete.
Penélope Cruz es ya una actriz capaz de echarse una película entera a la espalda, pero su director se olvida de las espaldas del público. Ella hace su papel, atravesando diferentes edades y demasiados registros, el optimismo juvenil, la frustración de la mujer yerma, el miedo y la furia en un Sarajevo cada vez más infernal… Incluso la han nominado al Goya por su interpretación. Pero no sé si puede separarse a la actriz principal de un conjunto tan desafortunado, donde el guión se empeña en rizar el rizo, en apurar misterios que se ven venir y en explicarlos todos hasta generar el efecto contrario al que se busca. Lo que se pretendía conmovedor acaba resultando ridículo en los momentos clave (20 minutos finales en los que la historia naufraga clamorosamente).
Un montaje más económico habría podido salvar los muebles, pero Castellito prefirió apostárselo todo. Y  perder.


El muerto y ser feliz, la nueva de Javier Rebollo, es una coproducción hispano-franco-argentina según se va a mano izquierda. Rodada solo en Argentina  (menos mal) con José Sacristán como protagonista, esta película propone una historia en clave de road-movie que promete sorprender, incluso divertir, y lo consigue menos a cada minuto que pasa.
Tener a un actor como Sacristán (siempre espléndido), y una riqueza de escenarios semejante a la que ofrece esta película (en especial las regiones de Salta y Jujuy), para a continuación dedicar la mitad del metraje a los jeringazos de morfina de su personaje central, es una temeridad. Convertir una voz en off, que cambia de sexo caprichosamente y que parece casi una audiodescripción para ciegos, en la columna vertebral de la película y su principal singularidad, se me antoja una decisión innecesariamente exótica. Aunque genere algunos de los mejores momentos de la película, los protagonistas, muy bien dibujados, y su peripecia, con posibilidades, acaban pagando la machaconería de esa voz.
Cuando terminó la proyección, otro off, a dos butacas de distancia, dijo “pues me ha dejado muerto, pero no feliz”. Y me pareció un implacable resumen. Aunque la calidad de Sacristán es punto y aparte, y su Goya está cantado.
Eso sí que me hará feliz.



sábado, 5 de enero de 2013

La noche más oscura



La maquinaria bélica estadounidense se presupone imbatible y, al menos en términos cinematográficos de Hollywood, su causa también. 

Pero aquel 11 de Septiembre que todos recordamos -como otra generación recuerda el asesinato de Kennedy-, una organización terrorista con sede central en las montañas afganas entró hasta la cocina y se llevó por delante 3.000 vidas ante la mirada atónita del mundo.

Luego supimos lo que el servicio secreto sabía desde mucho tiempo atrás. Que Osama Bin Laden dirigía los ataques contra EE UU por tierra mar y aire en cualquier punto del planeta, y que su sistema de guerra lo hacía realmente difícil de vencer. De hecho, había que tirar el habeas corpus por el retrete para conseguirlo. Lo hicieron. Y aún así, tardaron 10 años en cazarlo.

Esta película cuenta con incómoda concisión cómo se llevó a cabo esa cacería. Con detenidos a centenares, tortura, papeleo, ordenadores, sobornos y funcionarios obsesivos. Lo del comando al final, en una noche realmente oscura, es solo la culminación de una película brutal en todos los sentidos. Mucho mejor que la anterior de su directora. Hipnótica, intensa, pesada, agobiante, esclarecedora, triste y radical.

¿Después qué? Nadie lo sabe.

miércoles, 2 de enero de 2013

Marcha Radetzky alternativa

Antes del atardecer la pequeña y dulce Julie Delpy se marca un vals.
Después viene Nina Simone y remata la jugada (también disponible en youtube).
Uno de mis finales-principio favoritos. Ideal para abandonar un año y empezar el nuevo.