sábado, 30 de julio de 2016

Jason Bourne


Si hay que ir se va, pero...

Menuda reentré, amigos, el blockbuster del verano a cargo de un Matt Dammon que sigue en forma y mucho más rico que el año pasado. El tratamiento de guión cabe en media página, el guión completo en cinco, y lo demás es correr, sacudir, abusar de la supervigilancia en multipantalla, poner la banda sonora trepidante hasta agotarte y dejar al personaje como siempre, en la casilla de salida.

Da lo mismo que tengamos otra vez a un dinosauiro de la CIA con la conciencia sucia, a una chica lista y ambigua, un sicario empecinado con GPS de fábrica y un Dammon entre lo desconcertado y lo expeditivo. Es la fórmula Bourne, no hay que salirse un ápice. Acaso, que las persecuciones duren más, que se destruyan más inmuebles y automóviles, que se muevan más extras, que todo se hinche sin sonrojo.

Será número 1, eso seguro. Misión cumplida.