Esto de escoger de lo que tengan en el catálogo de un avión clase turista en ruta transoceánica siempre hace saltar el listón por los aires, nunca mejor dicho.
Uno es capaz de ver Aves de presa, la de la novia del Joker, y encontrarle cierta gracia el tiempo suficiente para tragársela completa, aunque se limita a decirnos que las chicas pueden repartir hostias y matar malvados figurantes con la misma profusión, desenfado y rápido sadismo que los tíos. Un mensaje feminista de los finos, de los que gustan en la era tic-toc.
Puedes verte Kimi, de Steven Soderbergh, con la resultona estrella emergente Zöe Kravitz (de paso, nueva Catwoman en el enésimo Batman) y asumir la elegante dirección del solvente Soderbergh para una trama que sin él y la estrella no pasaría de telefilme norteamericano de sábado por la tarde.
Bien fotografiada, con chica redimiéndose (y hasta sanando de un problema psíquico), al actuar al fin con el arma en la mano, aunque pongamos cierto barniz de justicia y defensa propia. Pero barniz de una capa, que ya con eso vamos de sutiles y el pasajero de avión ha consumido otra hora y media de su vuelo.
Puedes caer en una comedia romántica espacial como Moonshot, con dos estrellas televisivas juveniles a las que yo no les he puesto hasta ahora ni nombre (se los pongo ya mismo y en negrita, Lana Condor y Cole Sprouse, a ver si el blog sube en buscadores). Una cosita aseada y simpática de la que los críticos y HBO esperaban más de lo que ofrece. Creo que la cadena no se ha enterado de lo descafeinada que está de un tiempo a esta parte (o quizá sí, quitó esta película de su catálogo a toda prisa), y para críticos me alineo con el que dice que es "una comedia romántica que simplemente resulta que sucede en el espacio".
Bienhumorada y eficaz en vuelo, confortable, a pesar o gracias a que hablamos de un romanticismo visto mil veces, de una previsibilidad cósmica. Naturalmente, también paga su cuota de "nosotras somos la monda y ellos unos patanes", aunque lo hace con bastante más encanto que las que la precedieron en el menú de a bordo.
Pero ya se sabe cómo es por regla general el cine de avión: como la comida de avión. El tamaño de la bandeja es similar al de la pantalla y la calidad de lo de dentro, no digamos. Me pregunto por qué no ven los protagonistas de Moonshot una sola película en ese viaje a Marte. ¿Es que los billetes de primera les ahorran estas mediocridades?
Tampoco importa gran cosa en el actual cine anglosajón, el único que sobrevuela el globo terráqueo entre países hispanohablantes.
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