(Artículo publicado en el DIARIO DE CÁDIZ el 2 de mayo de 2023 por Tamara García:)
John Baker, el hombre que buscó en Trebujena el sol para Spielberg y acabó encontrando el suyo.
En mayo de 2017, cuando conocí más de cerca a John Baker en Trebujena, echaba mucho de menos acompañar el descafeinado con un cigarrillo. Hacía poco más de un mes había dejado el tabaco y el alcohol. "Estuvo ingresado, un susto, y el médico se lo ha quitado". Tampoco sus piernas eran lo que fueron, pero, a su lado, Isabel Galán, su mujer, iluminaba su día, como iluminaba todos sus días desde el 14 de febrero de 1987, el primer día que John Baker llegó al pueblo gaditano para buscar un sol para Steven Spielberg y donde el técnico de efectos especiales, que ha fallecido este 1 de mayo, acabó encontrando el suyo.
El inglés, como lo llamaban en esas primeras semanas del equipo del todopoderoso director en la localidad, se convirtió en un trebujenero más; de hecho, en 2008 fue nombrado Hijo Adoptivo del pueblo, desde que aquel 14 de febrero, a las 14.00 horas, en el número 14 de la calle Larga su mirada se cruzara con la de Isabel Galán. Y, como un vecino más, muchos años después, se le podía encontrar las tardes que hacía bueno en la plaza de España, junto a la puerta del bar de su cuñado, la cafetería Kripton. Allí conversamos hace seis años cuando DIARIO DE CÁDIZ también buscaba algo, lo que quedaba en Trebujena de El imperio del sol 30 años después de su rodaje en el municipio, y donde encontramos una historia de amor.
Una historia de amor y una verja en los terrenos del Cortijo de Alventu, en la callada marisma del Bajo Guadalquivir. Eso es lo que quedaba de aquellas seis semanas de rodaje y otras cuantas de montaje y desmontaje del campo de concentración y aeropuerto de la Shangai ocupada por el ejército japonés que Trebujena abrazó para el filme aportando puestas de sol inolvidables y parada y fonda al equipo del director de E.T., Tiburón e Indiana Jones.
De hecho, Baker fue el técnico de efectos visuales en el que Spielberg confió unos años antes (y le dio un Oscar) para realizar la gran bola de piedra (fibra de vidrio, en realidad) que perseguía a Harrison Ford en la primera aventura del intrépido arqueólogo (Indiana Jones en busca del arca perdida) y a quien George Lucas daría el visto bueno para explotar la Estrella de la Muerte en El retorno del Jedi de la saga Star Wars. Ese era John Baker, un hacedor de imposibles en los tiempos en los que la magia la convocaban no los efectos especiales, sino los efectos mecánicos.
Y Baker disfrutaba tanto con aquello... Tanto como con el cigarrillo que aquel día echaba tanto de menos... En la conversación, que comenzó en la céntrica plaza de la localidad y culminó en las marismas donde habían rodado el filme protagonizado por un jovencísimo Christian Bale, Baker dejó patente su amor por todo aquel trabajo completamente artesanal, por su afición por "explotar cosas" -que su hijo ha heredado y explota en la realidad (es ingeniero de minas)- y su amor, sobre todo, por su mujer y por su pueblo, aquel al que llegó hace 36 años para trabajar en una película con Spielberg y del que ya no se quiso ir, excepto para viajar, ya con Isabel, por todo el mundo para seguir trabajando en maravillosos filmes (como Corazones de hierro, de Brian de Palma, por ejemplo).
"John fue el gran triunfador de la película", le dijo Spielberg al matrimonio Baker Galán años después de ser testigo de su romance (John e Isabel se hicieron novios antes de terminar el rodaje) que desembocó en boda un año después del paso de El imperio del sol por Trebujena.
John Baker, un trebujenero más al que hemos podido disfrutar en estos años en conferencias y charlas por la provincia (Chiclana 2011, Cádiz, en el Festival Shorty Week en 2017) y en su conversación reposada, interesante, en la plaza de España de Trebujena. Un trebujenero más que dejó este mundo este 1 de mayo de 2023 según informaba el alcalde de su pueblo, Ramón Galán, que lamentaba su pérdida en redes sociales. Se apagó el primero de mayo John Baker, pero no su sol, su legado de cine, que deja vivo e imborrable en el pueblo del que eligió ser.
(Anécdota que gustaba de contar el propio Baker, extraída del Obituario de LA VOZ DE CÁDIZ, del 2 de mayo de 2023:)
«Cuando hicimos el inventario de El Imperio del Sol, al llegar a Trebujena, nos dimos cuenta de que no traíamos las bolsitas de la sangre, ésas que revientan cuando se simula un disparo. Así que mandé a Manolo, un jornalero de 70 años, a comprar condones».
«¿Cuántos quieres?, le preguntó el boticario, estupefacto. 150 cajas, le respondió Manolo. El de la farmacia se excusó: Sólo tengo 30. Y el abuelo, muy serio, le dijo: Vale, con estos tenemos para el fin de semana, pero el lunes traiga más».
No hay comentarios:
Publicar un comentario