Baz Luhrmann tardó un tiempo en encontrar una historia que se adecuara a su estilo barroco con lentejuelas, que se lució en Moulin Rouge y El Gran Gatsby, retratos de época donde el "brilli brilli" rebosaba de los escenarios hasta caer sobre las copas de champán y confundirse con sus burbujas. Aquí, en Elvis, más que burbujas de champán hay cuero y seda, sudor y pastillas, pero también con "brilli brilli".
Si Luhrmann contó con la Kidman para la chistera de cabaret decimonónico y con Di Caprio para el frac y la pajarita en los locos años 20, en ésta tuvo que recurrir a un actor sin consagrar que clavara al Rey del Rock, un joven, guapo y talentoso Austin Butler en el papel de su carrera. Su mirada y poses, que generan por igual lujuria y lástima, son verdaderamente demoledoras. El parecido con Elvis va más allá del perfil o la patilla, Austin se mimetiza con el Rey.
Para su desgracia, el papel más agradecido no es el suyo, sino el del actor que encarna al coronel Parker, el inmenso Tom Hanks, que ha tenido que caracterizarse como nunca en su vida para convencernos en un papel tan avieso, desagradable y chupa-sangre. Eso fue aquel representante ladino y ventajista que llevó a Elvis a la cima y lo exprimió sobre ella como si la punta de la montaña fuera un exprime-limones.
La película es tan atinada, desmesurada y verosímil que resulta más y más irritante y desagradable a medida que avanza. Y se hace casi insoportable su visionado cuando la carrera de Elvis va tomando la deriva que le llevó a morir con solo 42 años y algunos de los más grandes triunfos en el mundo de la música telegénica. Muchos de ellos pioneros o aún sin superar en la era de los smartphones y las redes sociales. En ellas, por cierto, la gente sigue colgando enlaces a actuaciones del verdadero Rey.
Me costó reconocermelo, pero la película funciona. Es raro que pase con este hombre, pero no se queda en lo superficial de la mayoría de los biopics ni en la pirotecnia de sus otras películas. Y el actor merecía bastante más el Oscar que nadie. Aplauso a que la caracterización sea progresiva y más desde la actuación que el maquillaje.
ResponderEliminarMudo
PD: Tras verla leí esto que "marida" bien con la pelicula: https://www.jotdown.es/2012/07/la-resurreccion-de-elvis/
Mudo
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ResponderEliminarExcelente artículo, el de E.J. Rodríguez. Lo dije en el comentario borrado, pero con una errata en el apellido del articulista. Bien valía un segundo comentario con el nombre correctamente escrito.
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