miércoles, 6 de septiembre de 2023

Las Ocho Montañas

He aquí un ejemplo impecable de lo que pasa entre David y Goliat, o entre Goliat y David: el cine industrial de Hollywood y el esforzado del resto del mundo (dejamos fuera a China e India por su excepcionalidad y a Inglaterra o Australia porque ya forman un conglomerado con el cine norteamericano, al menos para las producciones con más ambición comercial).

Las Ocho Montañas es una película bonita, no muy redonda pero sí auténtica, de sentimientos profundos contados con sinceridad. Es una historia de amistad masculina que recuerda a veces a la de Dersu Uzala (sin el talento descomunal del viejo Akira) y otras a títulos menos ambiciosos agarrados a la primera etapa vital de los personajes, cuando un crío es de pueblo y el otro de ciudad.

De hecho, es esa primera parte de la historia, dos chavales de mundos opuestos haciéndose amigos, la que funciona mejor. Y aquí llegamos a lo que le sucede a este cine respecto al cine norteamericano. Pasado el tiempo de la niñez, en el que a los actores les basta con ser buenos sin ser conocidos, tomamos a actores ya adultos. Estos de Las Ocho Montañas pueden ser solventes y hasta conocidos en su tierra, pero carecen del carisma que ganarían de inmediato siendo norteamericanos de recorrido internacional.

No es lo mismo tener un Matt Damon que un Alessandro Borghi, un Adrien Brody que un Luca Marinelli. Aunque mis ejemplos tienen ya una edad excesiva, cualquiera puede imaginárselos diciendo lo que estos amigos se dicen, sintiendo lo que ellos, corriendo su suerte. Y lo más deprimente es que esas penas y alegría, las mismas, en Damon y Brody nos importarían más.

Hollywood cogería Las Ocho Montañas y la convertiría en una película más bonita y emotiva, (banda sonora a todo jupe), de muchísimo éxito y reconocimientos, aunque todo quedase menos auténtico. En la versión hollywoodiense, hasta nos hubiésemos tragado sin pestañear el recurso bien manido del escritor viajando por lo exótico del mundo (para el caso el Himalaya), o la clamorosa falta de papel de la tibetana.

Creo que los italianos no han conseguido coronar del todo las ocho cumbres, aunque Hollywood es incapaz de inventar historias así, ya no las escribe ni fallidas. Goliat, no obstante, sigue valiendo para hacerles mejor “el traje”.


1 comentario:

  1. De la peli coincido. Bien, sin más. Pero muy interesante lo que planteas de esta historia en Hollywood. Muy tu blog, claro

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