Ya lo decía Michael Corleone: “cuanto más alto llego, más podrido está el ambiente”.
De eso va El reino, de escaladores,
campamentos base y cúspide, y de la podredumbre que rezuma en cualquier punto
del camino. Antonio de la Torre está
muy arriba, va a mear con el gran jefe local. Como en El apartamento, tener la
llave del lavabo de los jefes (es decir, mear a su lado) es una señal de éxito.
Todo bastante animal.
Por eso, cuando llega el momento
en el que se destapan las vergüenzas del reino en el telediario, ser cabeza de
turco no es plato de gusto para nuestro protagonista, que prefiere el orgullo
personal del “si yo caigo caemos todos” al chaparrón mediático y judicial (versión
light), que incluye para compensar un inmediato retiro estratégico y dorado en
Washington.
Cosas todas que nos suenan a los
que pagamos con impuestos la prosperidad desmedida de quienes disfrutan el reino
y, más concretamente, su ciudadela con castillo y casas de putas.
Rodrigo Sorogoyen, un director de cine que no tiene tanto
éxito comercial con sus películas como merece, pues todas son superiores a la
media, pone en pie una trama donde los enjuagues no necesitan entenderse a
fondo. Suiza, Andorra, cohecho, malversación, información privilegiada, "transparencia", recalificaciones, mariscadas,... son conceptos que presentan un
mapa muy completo sin que el espectador tenga que conocer las rutas específicas.
El ritmo es soberbio, el montaje absolutamente premiable, la música idónea, y el número de secuencias antológicas casi excesivo, por lo intolerables que resultan muchas de ellas. Me quedo con el arranque a mesa y mantel, la reunión política de grupo, las de petit comité con la jefa de Madrid y el reyezuelo temible encarnado por José María Pou, la del yate, la del balcón, la de la fiesta andorrana, la nocturna de los coches, la del plató televisivo. Vaya, que me quedo con casi todo.
Una película vibrante, realista, desoladora, que sólo adolece de un star system del que España carece para arrasar.
Debería.
la vi ayer, ya iba siendo hora de una película así, pero puede que sea tarde, estamos demasiado hartos de la realidad del reino, como para verla reflejada también en el cine
ResponderEliminarEso da igual. La peli es ccojonuda
ResponderEliminarLa he visto en sala por los pelos
ResponderEliminarbuena