Dos amigos, un tercero en ausencia, una chavala de armas tomar y los encuentros del camino africano hacia Tombuctú. Gerardo Olivares no ha necesitado más para poner en pie una película de trayecto físico y emotivo lograda, amena, bonita, grande en sus pocas pretensiones cumplidas con creces.
Los tres protagonistas, Jean Reno, Hovik Keuchkerian y Susana Abaitua son intérpretes sólidos adecuados a sus papeles y los más episódicos están en lo que tienen que estar. Lo demás lo ponen el desierto, la música y el buen humor general, que no va de gags sino de tono fílmico. A pesar de que todos los personajes chapotean en sus fracasos personales, pero sin regodeos.
Los vascos, el francés, el chico de Malí (Juan Dos Santos) y hasta el valenciano exagerado de Arturo Valls tienen encanto y se lo entregan a la película sin reservas. Quique San Francisco pone su retranca al off, pero tiene reservados unos minutos finales en los que aparece de cuerpo entero y demuestra cómo un actor de verdad es capaz de ponerte el nudo en la garganta sin apenas texto, con ojos, abrazos y dolor contenido.
El resultado es algo que merece verse en cine, aunque temo que será carne de plataforma y sofá. Si es así como piensas verla, al menos descálzate cuando lo hagas para que un poco de esa África te entre por los pies.
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