Paco León, que (ya dije por aquí cuando Kiki), me parece el chico listo del audiovisual español de hoy, se marca una serie llena de riesgos que acierta en casi todo.
Tiene, para empezar, un logradísimo ritmo de comedia, con una galería de personajes bien trazados en su esencia y divertidos en la cáscara: Ava Gardner, los Perón, los tres criados, el hermano esquizofrénico, los gitanos, la jefecilla de Falange,…
Debi Mazar encarna con soltura un espíritu libre como es el de la estrella (libre porque vive a 10.000 kilómetros de Hollywood y de Sinatra), y su personaje convive perfectamente con el chófer pícaro (el propio Paco León), la jovencita que ya aspira a vivir sin posguerra mental (Anna Castillo) y la tullida raspa y más lista que el hambre: Inma Cuesta, dueña indiscutible de la función.
Tiene también un ambiente muy logrado, que trasciende la mera ambientación espacio-temporal, que mezcla con habilidad lo superficial y lo hondo dentro de un conjunto adscrito a lo satírico para avanzar en la comedia astutamente, desactivando las parcelas más polémicas por el camino y, como ejemplo, basta la escena de la monja intercesora de una “dación de niño”, provista de un gag estupendo que remata Anna Castillo a gol.
La fotografía en blanco y negro,
la música (incluso cuando algunos temas son algo posteriores al tiempo narrado),
las farras flamencas, las fiestas “biutiful” , la Gran Vía, el salón inmenso de
un piso de norteamericana con dinero y carácter… Ese pisazo años 60 en
contraste, más que con el dormitorio de la servidumbre, con el piso de los
Perón (sufrido vecinos), que se supone igual de grande que el de Ava y
transmite lo opuesto, una existencia encogida y axfisiante. En definitiva,
excelente el trabajo de dirección artística y todo cuanto arrastra.
Así que, en el haber, tenemos una
historia interesante, buen ritmo, buenos personajes, intérpretes adecuados y
ambientación y ambiente precisos y preciosos.
Ahora vamos con el debe, o el
casi. Ava Gardner es Ava Gardner, un
mito internacional que en España es además leyenda. Ojalá siguiese entre
nosotros mi querido amigo Pepe Berdoy, que adoraba a Ava tanto o más que yo,
para dar su opinión sobre otra actriz haciendo de Ava.
Personalmente, creo
que es una decisión que siempre se queda en tierra de nadie: Si nos tiramos a
la piscina, ninguna actriz que acepte el reto, por buena que sea (y Debi Mazar hasta se da un aire), puede
encarnar a Ava Gardner.
Si, en cambio, el guión habla de
una actriz norteamericana de aquella época instalada en Madrid, aunque se le
ponga otro nombre no terminará de funcionar lo de “personaje inspirado en…”
pues los espectadores sabrán que hablamos de Ava y volveremos al problema de no
ver a la auténtica Ava. En fin, que Ava como centro de la telaraña constituye
al mismo tiempo una fortaleza y la debilidad de la serie. Aunque este “pero”
sea de purista.
El otro aspecto que no termino de considerar bien resuelto se refiere a la libertad o represión sexual de unos y de otros. En especial porque la libertad encarnada en la estrella me resulta exageradamente explícita incluso para Ava. Y la represión desbordada por el deseo se resuelve con una agilidad algo impostada (el tiempo que transcurre es muy poco), aunque funciona como gag en todas sus versiones. He leído por ahí que Paco León se empeña en mostrarnos lo bueno que es follar lo que se tercie, como si no lo supiéramos. Algo de eso hay y, si hacen otra temporada, con la “biutiful” que rodea de noche a la estrella tiene un filón.
Después de todo, supongo que es por eso que la serie se llama ARDE Madrid.
Todavía no la he terminado, y sigo rumiándola en mi interior. Estoy en ello. Hay muchas cosas de tu texto en las que mi cabeza afirma y afirma. Ya te contaré...
ResponderEliminarBeso
Hildy
Muy bueno el recuerdo de Pepe, se le echa de menos.
ResponderEliminar¿Ava o Marilyn, Fernando?
Ya sé tu respuesta.
Habría sido fantástico que Marilyn, en vez de Grace Kelly (que estaba, en cualquier caso, estupenda), hubiese coprotagonizado "Mogambo" con Ava Gardner. ¡Vaya dilema para Clark Gable!