martes, 18 de diciembre de 2018

Sondra



Sondra Locke, que acaba de morir en medio del revuelo mediático de las nominaciones al Oscar (ni en eso ha tenido suerte), debía tenerlos bien puestos y le salió caro. 

Su debut en 1968 (El corazón es un cazador solitario), con nominación al Oscar como mejor actriz, prometía muchas mieles. Pero después de apuntarse a la película de culto La rebelión de las ratas y varias series muy de los 70 (Kun FúEl planeta de los simios), se cruzó con Eastwood y selló su destino artístico y vital.

Aquella relación le permitió una década de buenos trabajos, pero cuando se torció la cosa, Hollywood demostró a quién prefería sin pestañear y Sondra penó entre juzgados, películas reguleras y un intento de reciclaje en directora que no le funcionó.

Era una rubia con cierto punto de pija frágil y rescatable. Clint lo vio enseguida y le buscaba papeles que clavó sin despeinarse apenas.

Jamás quedará claro cuántos de los sapos que lanzó sobre el genio californiano tenían algo de verdad, si Clint aguantó de sobra o si ambos tenían razón o mentían al unísono tanto como se revolcaron. Hoy, con los movimientos que intentar cobrar todas las cuentas en activo, Sondra hubiera tenido posibilidades para hacer puré a Eastwood, aunque el tipo siempre ha lucido granítico.

En fin, ya nunca sabremos si Sondra Locke valía para mucho más, pero nos quedan sus inspirados trabajos en Bronco Billy, Impacto súbito o Ruta suicida.

Buen viaje, rubia.


1 comentario:

  1. Y en El fuera de la ley. Algo desaprovechada, esta actriz.
    También dirigió.

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