jueves, 26 de diciembre de 2024

Feliz Navidad

 Perdonad, mucho hacer y contestar llamadas. 

Ésta es para vosotros:

martes, 17 de diciembre de 2024

Marisa Paredes


La primera vez que reparé en Marisa Paredes fue en una serie de TVE titulada El olivar de Atocha, en la que hacía de criada con carácter, enamorada de su señor en los años que rodearon a nuestra más manoseada guerra. Recuerdo que ahí descubrí una actriz con carisma desbordante, capaz de sacar petróleo de un personaje de radionovela.  Entonces reparé en que ya la había visto en cosas anteriores (y mejores), en tele y en cine: la serie Cervantes, multitud de obras en Estudio 1, Tras el cristal de Villaronga, Cara de acelga de José Sacristán, Tata mía de Borau, Las bicicletas son para el verano de Chávarri, Entre tinieblas de Almodóvar, Ópera prima de Trueba...  hasta en El mundo sigue de Fernán Gómez aparecía. 

Los protagónicos incontestables y divinos llegaron después, con el mismo Almodóvar. Andaba éste por entonces estilizando su cine en melodramas que requerían de grandes actrices. Y ahí estaba la Paredes, que te podía hacer de esposa de Imanol Arias llevándole diez años sin que se notase. En La flor de mi secreto era una víctima del desamor perfecta en su fragilidad y su soberbia. Antes se había medido con la Victoria Abril más infalible en Tacones lejanos con igual fortuna.

Su estrellato almodovariano le permitió hacer papeles magníficos en elencos de Gonzalo Suárez (La reina anónima), del mejor Ripstein (Profundo carmesí, El coronel no tiene quien le escriba), de Roberto Benigni en su título mayor La vida es bella y una de las excelentes películas que hizo en España el mexicano Guillermo del Toro, con Luppi y Noriega en uno de sus afortunadísimos malvados: El espinazo del diablo.

Repitió con Almodóvar en Todo sobre mi madre, Hable con ella y La piel que habito, dos de ellas oscarizadas, la otra muy discutible, pero con el protagonismo de un Antonio Banderas consagradísimo como estrella internacional. Ella para entonces volvía a completar elencos sin comandarlos, pero con solvencia y magnetismo para regalar.

Marisa Paredes lo hacía todo bien, salvo el papel de anodina. Rodó en Francia, España, Italia, Iberoamérica. Fue grande en teatro, cine y televisión. Había dejado de topármela en las producciones que siguió haciendo hasta ayer. La última vez que la disfruté fue en Petra de Jaime Rosales. Ella ya había pasado de los setenta y hace siete años de aquello. 

A las grandes actrices me cuesta menos verlas envejecer que a ellos. Y no caigo en la cuenta de que algún día se retiran, reciben homenajes semi-póstumos, mueren. En ese limbo estaba yo, ocupado en mis cosas, cuando se murió Marisa. 

Otra diva perdida. Buen viaje.   

domingo, 8 de diciembre de 2024

Una vida no tan simple


Una película excelente que te habla de las aspiraciones truncadas por la vida en su faceta más previsible y por eso mismo más inesperada: maternidad y paternidad, corre corre para llegar al colegio por las mañanas, parque, cero sexo, suegro sieso, antiguo jefe al que no quieres ver, el éxito precoz que enseguida decae, las mierdas de la vida que no es tan simple como parecía.

Muy bien todo el reparto, la dirección (que sabe convertir la arquitectura de la ciudad en un personaje y las patinadoras en un hilo conductor), la música y especialmente el guion, que deslumbra sin tregua. Sobre todo en los momentos confesión, en la escena de búsqueda en redes de quienes han avanzado en su vida, del favor que vas a pedir y ya le han concedido a otro. 

Excelente película que no recaudaría más de 200.000 euros en salas, porque estas cosas de la vida no tan simple, en fin, la vida real, parecen ser menos atractivas que un ataque zombie, un post-apocalipsis, un superpoder, un asesino en serie... lo que nos evade mientras la lámpara de los niños puede tener encima alguna prenda que se ponga a arder en cualquier momento.  

El Peter pan, que se estrella o piensa que lo va a hacer cuando tiene dos hijos al cargo. Cinco lobitos para tíos. 

lunes, 2 de diciembre de 2024

Noche de bodas

 

Una gamberrada gore muy británica, hecha para más coña en Canadá por 2 directores estadounidenses. 

Con laberíntica, exquisita y espeluznante mansión de ricos rancios de oscura fortuna como tablero de juego. Con un ramillete tradicional de jugadores: el novio predestinado, un padre terrible y cobardón, su primogénito borrachín, el cuñado imbécil, la metepatas (y mete flechas) del clan, la arribista diabólica, la madre tarántula, la conversa sádica, los niños traviesillos, el mayordomo hijoputa, las sirvientas prescindibles.

Lugar y jugadores conforman un nuevo vistazo (tan corrosivo como los que le precedieron), a los mitos anglosajones relacionados con la codicia, el sexismo, el clasismo y el satanismo que tanto les luce en familia, especialmente cuando se adornan socarrones con la canana de balas para elefante del bisabuelo.

La novia es Samara Weaving, que nos angustia, nos divierte y nos horroriza según toca, para acabar cubierta de vísceras, haciendo una declaración que lo resume todo. 

El "estilo inglés", aun si es adoptado, viste el terror nupcial y cómico como ninguno. Si quieres terror "a la americana", apúntate a una acampada o a una luna de miel.

martes, 26 de noviembre de 2024

La palabra imagen

 Podrías entonar únicamente la palabra y surgiría la película en la pantalla mental inmediatamente. 

Aquí lo pondremos fácil:

¡¡Stellaaaaa!!

¡¡Chenchoooo!!


"Mi casaaaaaa"


Penitenciagite


¡¡¡Wilsoooon!!!


¡¡¡¡Héctooooor!!!

lunes, 25 de noviembre de 2024

Jurado número 2

Clint ha visto por fin en pantalla lo que nadie se atrevió a decirle mientras rodaba y protagonizaba Cry Macho: que su condición de estrella (actoral) ya pertenece a la historia del séptimo arte, no al cine de estreno.

Bueno, tampoco tiene de qué quejarse: los protagónicos le duraron hasta Mula en 2018 (¡con 88 años!). Incluso el gruñón ojeador de béisbol que se está quedando ciego y hace mofa de su decrepitud funcionaba en Golpe de efecto, ya con 82. De hecho, la aventura romántica Amy-Justin en aquella película menor se dejaba ver porque Clint hacía de padre de ella. 

Con 94, esta leyenda viva ha decido dirigir sin aparecer en escena (ni como juez, que era el único papel posible para Eastwood en El jurado número 2). Sabia decisión, viejo amigo. La película funciona espectacularmente sin necesidad de ver a Clint en pantalla. Es una intriga judicial magnífica, con un reparto muy inspirado y un grandioso final. 

Hasta los guiños a títulos mayores de épocas doradas (12 hombres sin piedad, Yo confieso), le sientan bien al guion, que lleva a su terreno cualquiera de las ideas ya utilizadas en aquellos clásicos. Y que tiene en la dirección del viejo Eastwood una garantía absoluta de elegancia y fluidez sin adornos. Como dice un amigo mío: Clint ya deja la película "en el hueso". ¡Pero qué hueso!

No sé si está preparando otra, porque Warner ha sido muy cicatera en su estreno, promoción y mantenimiento en salas. Cualquiera sabe a estas alturas, pero aún puede dar la sorpresa en los Oscars y decirle al Estudio lo que ha dejado en la cuneta. A lo mejor Warner pensaba que era un ciervo. Y es nada menos que Clint Eastwood, el grande, llamando una vez más a su puerta.

 

martes, 19 de noviembre de 2024

Justicia Artifical

Tiene un plus esta película de Simón Casal, al abordar algo de temática tan distinta a las que suele nuestro cine. Justicia Artificial está fuera del cine de época, de la comedia cañí, del policiaco desabrido y la animación copista.

De pronto, una película española – moderadamente futurista y con intriga criminal como armazón- ofrece verdadera enjundia, dilemas morales, debate público y claridad expositiva para desarrollar esa trama quizá demasiado convencional, pero con premisa revolucionaria:

Justicia algorítmica fría y rapidísima frente a justica humana, con sus virtudes y demoras. Multinacional (con tarifas a la carta para según qué), frente al tercer poder abrumado de casos y también corruptible. La supuesta infalibilidad del algoritmo (que ya sabemos todos que no es tal), frente al sesgado pero humano diagnóstico de una persona profesionalizada en leyes, jurisprudencia y mentirosos de banquillo.  

Como thriller cifi, Justicia Artificial funciona maravillosamente en sus dos primeros tercios y se atropella un poco en el último. Tiene a huevo un giro final a lo Shyamalan (al que supongo renuncia por simple coherencia), pero apuesta como debe ser en estos casos por un desenlace mezcla de pesimismo y esperanza.

En una atmósfera milímetrada para funcionar (Gatacca gallega), Verónica Echegui cumple, algo envarada en su interpretación de esa juez autoexigente y emocionalmente esquiva. Los demás lo clavan en roles más confortables. Incluyendo el de Alberto Ammann, que sigue sorprendiendo en la construcción de una carrera fascinante, nada artificial. 


sábado, 16 de noviembre de 2024

XIX FCIMérida

 


Como ya dice El Periódico de Extremadura: 

"Garrido informó de que la programación incluye «de todo un poco», pues habrá propuestas musicales como ‘La Guitarra Flamenca de Yerai Cortés’, la ópera prima de C. Tangana; otro debut en gran pantalla con ‘La marsellesa de los borrachos’, que habla del pasado y presente; cine indie con ‘A different man’; la evolución de China como país a través de ‘Black dog’; una apuesta arriesgada con ‘El jockey’; animación con ‘Memorias de un caracol’; gastronomía con ‘Mi postre favorito’; y la imprescindible ‘Emilia Pérez’. También se proyectará el cortometraje ‘O estado de alma’.

Y una película sorpresa, claro, la sección Cine y Escuela (que ya está en marcha), el Jurado joven, la revista, el Jazz y lo que se tercie. 

Briz, Garrido y su grupo de irreductibles lo han vuelto a hacer. Gracias por resistir.


sábado, 9 de noviembre de 2024

Anora

 

Anora ganó la Palma de Oro en el último Festival de Cannes.

A estas alturas, las decisiones de los jurados festivaleros clase A son tan engañosas como el algoritmo. En fin, que no es para tanto, con lo que han sido las Palmas durante décadas y lo que van siendo de un tiempo a esta parte.

Ojo: a mí, que no seré jurado de Cannes jamás, Anora me gustó mucho, por una parte. Por otra, no tanto. Cuenta con interpretaciones portentosas y una premisa golosísima: darle la vuelta al calcetín de Pretty Woman, que naturalmente está sudado y con tomates.

El principal inconveniente que le veo a Anora es un mal que no le corresponde en exclusiva: ¿por qué demonios el estándar comercial norteamericano actual, hasta en el "indie", es llegar a las 2 horas 15, o rebasarlas? Esta película ganaría en una versión más breve, en la que el “autor” Sean Baker (director-guionista) no engatusase al productor (ah, espera, que también es Sean Baker). 

Porque Sean en Anora abunda en la idea muy estadounidense de que lo más europeo consiste en incluir escenas o prolongaciones insustanciales. Como que eso le diese a las películas un toque más desaliñado y realista. Cuando el gran valor del cine norteamericano fue (al menos en tiempos), su capacidad para la concreción, el ir al grano durante todo el metraje.

Bueno, digresiones (europeas) aparte: un buen "indie" y ya. Con unos cuantos personajes muy convincentes y  curiosos, en especial el más inesperado.

sábado, 2 de noviembre de 2024

Casa en llamas

Astutamente, la decisión de guion más extrema de Casa en llamas se toma al principio. 

Parece una lección aprendida del gran Alfred, que incorporaba la violencia en el primer tramo, de modo que el resto del film, hasta casi su desenlace, lo presidiera la tensión por cuándo tendría lugar el nuevo estallido, del que los personajes se han demostrado capaces y hasta proclives.

Aquí tenemos a una madre extrema, que ha movido todos los resortes para reunir en la casa de verano a los que le importan. Nada le impedirá celebrar ese encuentro: NADA. La actriz que la encarna, Emma Vilarasau, está impecable e implacable.

En dicha reunión se añaden parejas de los hijos (marido harto, novia de tanteo), la nueva del padre (interesante personaje, el de Clara Segura), pero básicamente esto es un exorcismo privado que airea las carencias de una familia pija y catalana, el combinado ideal para la sátira. 

El padre parece originario de otro lugar de España, a juzgar por el uso solo puntual de la lengua en la que se expresan los demás casi todo el tiempo. No importa, Alberto San Juan es un especialista en esta clase de papeles de tipo detestable que hace sonreír con sus aspavientos y victimismos. 

Y es que el egoísmo campa a sus anchas en esta casa, poblada por intérpretes muy bien escogidos para manifestarlo en todas sus versiones: la mentira, la cerrazón, el infantilismo, el capricho descerebrado, el ansia de dominio, la autocomplacencia, las trampas, los chantajes sentimentales y hasta los pufos. 

Todo descarnadamente cómico, aunque tiene su trasfondo y es un acierto que director y guionistas sean catalanes también. Hay risas que solo tienen un pase si son a costa de uno mismo.

Bastantes llamas tenemos ya en la casa de todos.

viernes, 1 de noviembre de 2024

La infiltrada

Carolina Yuste es una actriz salvaje. La descubrí en 2018, en una de Vermut (Quien te cantará, creo que la mejor de las suyas) y la primera de Arantxa Echevarría, Carmen y Lola. Esta directora, que no hace más que progresar a cada película que rueda con ella, la puede nombrar su fetiche. Echevarría ha hecho otras, demostrando de paso su solvencia para comedias facilonas. Pero con la Yuste vuela, pareciera que la actriz le hubiese dicho: "a mí, para mierdas, no me llames".

Y eso que Carolina Yuste también ha tenido que rodar películas muy discretas, alguna hasta con Arantxa. Pero siempre le basta un papel mínimamente bien armado, para convertir su personaje en alguien de verdad. Hasta en birrias como Sevillanas de Brooklyn, donde solo Estefanía de los Santos y Manolo Solo pueden aguantarle el plano. 

Luego se ha marcado dos con Arantxa (una mala y otra buena), la de Jaime Rosales, el gran personaje como esposa de Eugenio en Saben aquell (la mejor de David Trueba, de lejos) y, de esa, directamente ha llegado a esta infiltrada poderosa, frágil, valiente, llena de matices; comiéndose a Luis Tosar crudo, al también ascendente Anido y al que le pongan por delante. Momentos con el etarra Kepa, cortando filetes en la pollería, leyendo cartas familiares o compadreando con los borroqueros a los que detesta y teme, son menciones aisladas de su recital. 

La película tiene nervio e interés de principio a fin, pero se aguanta sobre los hombros de la Yuste, para lo terrible y para lo incómodo, lo férreo y lo humano. Si fuera un director seguro de un nuevo guion con un buen personaje femenino en él, llamaría a la Yuste sin dudarlo. Claro, que a lo mejor en ese momento esté rodando otra con Arantxa. 

Estaríamos de suerte.

miércoles, 30 de octubre de 2024

Teri Garr

Tenía más de treinta cuando le llegaron los grandes momentos de lucimiento. Había pasado una década haciendo seriales de TV, como Batman y Star Trek, saliendo en películas sin frase o sin acreditar, hasta de Elvis. Pero en 1974 se cruzó en el camino de Coppola, con el que hizo La conversación primero y Corazonada después.

El jovencito Frankenstein, de Mel Brooks, la puso para siempre en el salón de la fama cómica, gracias a la ayudante Inga y su "par de aldabas". Además, trabajó para Spielberg (Encuentros en la tercera fase), Pollack (Tootsie) y Scorsese (After hours), demostrando distintos registros, para ser incómoda, tronchante, peligrosa o todo a la vez. 

Después siguió en el ajo, inexplicablemente apartada de las grandes producciones de los cineastas más talentosos de aquella generación, aunque su ritmo para la comedia seguía intacto. Volvió a demostrarlo haciendo de la madre de Phoebe en Friends. Era perfecta para el papel.

Teri Garr lució siempre como una de esas figuras entrañables, cuya presencia bastaba para enriquecer una escena, valorar una réplica, endulzar una carcajada. 

Ha muerto a los 79. Descansa en paz, "Inga". 

Fin de viaje, Sahara


La película figura como producción de 2023 por algún tecnicismo que actualiza la producción si se restaura material, se añaden minutos de metraje, etc. Porque en realidad se rodó en 1983 y se estrenó en el 85, distribuida entonces por Warner. Recorrió festivales de la época y se vendió a 25 países, incluida China, cosa impensable por aquellos días.

Maru Valdivieso, la chica de la peli, inició su carrera en ella (casi todo el equipo se estrenaba en realidad) y aunque no le duró mucho el "estrellato" (si ese concepto vale para estas tierras), sí la carrera de actriz, que llega a nuestros días. Lo mismo pasó con Enrique Simón. O con el director de foto Javier Salmones, que acaba de estrenar La infiltrada. Con el productor Carlos Taillefer, que ya había trabajado en Cary Cooper que estás en los cielos y seguiría en funciones de jefe de producción, director de producción o productor ejecutivo en títulos tan renombrados como El sol del membrillo, de Víctor Erice o El camino de los ingleses, de Antonio Banderas.

Otra suerte corrió el director de la película, Antonio R. Cabal, que inexplicablemente no dirigió más.

La película original se estrenó con menos de 100 minutos y lo ha hecho ahora con más de 120, reordenada, restaurada, remasterizada y todas esas cosas que hacen en otros lares. Tengo un recuerdo difuso de la versión del 85, así que me resulta difícil juzgar la mejora o no de la narración. El material, eso sí, luce nuevo, como recién hecho.

Su problema, como casi siempre en nuestro cine de un tiempo a esta parte, recae en el guion. Evidentemente, el género "de aventuras" y la aventura misma de rodar en el Sahara lo acaparó todo. Y la propuesta, fresca y natural, se queda un poco en eso, en una historia fresca y natural, donde los dos jóvenes aventureros no son ni demasiado empáticos, ni divertidos, ni templados. Nada sabemos de sus motivos, de la preparación del viaje o de la solidez de esa amistad y la elección de ambos para compartir con el otro semejante reto. Se entiende mejor a Maru, ella tiene motivos para enrolarse con los franceses y jugar a novieta de quien convenga en cada momento.

A pesar de que el sentido narrativo y dramático de la Aventura en una película española de los ochenta no es el que practicaría Hollywood, la historia (aderezada de escenarios de espectacular belleza), se ve con interés, incluso amenidad, prácticamente de principio a fin. Merecería atención en este 2024 por parte de la Academia de Cine, más allá de organizar el pase gratuito al que tuvimos el placer de asistir. 

Buena suerte en los Goya, vieja tropa valiente.


    

lunes, 28 de octubre de 2024

Robot Salvaje

Una buena propuesta, que rescata ideas repartidas por títulos pasados (Wall-E, El Gigante de Hierro, Finch) con un desarrollo que logra varios momentos de honda emoción y otros de estándares a la moda innecesarios. 

Cuanto más íntimo el momento, más lograda. La épica colectiva contra el malvado más obvio es lo menos interesante de la película. Lo Salvaje no está ahí.

De la calidad de la animación que Dreamworks gasta a estas alturas, nada qué decir. Apabullante calidad. Salvaje, casi.



martes, 8 de octubre de 2024

Almas en pena en Inisherin


Desoladora y magnífica, roza la obra maestra aunque se queda a dos dedos (literal) de conseguirlo. La premisa es tan potente y el desarrollo tan ajustado, que su último tramo deja un leve poso de decepción. Y eso que termina del mejor modo posible, quizá no haya otro de acabar con tanta elegancia.

Los intérpretes están realmente impresionantes. Colin Farrell y Brendan Gleeson ya protagonizaron otra estupenda rareza de Martin McDonagh (Escondidos en Brujas), pero en ésta de Inisherin van mas allá y Farrell se inventa lo que en él parecía imposible: un pobre diablo cortito de entendederas y sin atractivos de ninguna especie, apenas un tipo plomizo pero amable.

Los complementan las mascotas más o menos convencionales, esa hermana furibunda, el tabernero y su gemelo, la vieja agorera, el joven retrasado, el policía execrable. Todos con su justa parcela de relevancia y representación.

Y el paisaje y la música irlandeses, claro. Bella y espiritual en toda su pena honda. Ideal para días y ánimos nublados. 


lunes, 30 de septiembre de 2024

Goodbye, mister Kristofferson

Maggie Smith

Murió con 89 años, después de haberlo hecho todo en su larga y estupenda carrera: teatro, televisión, cine.

Series emblemáticas como Downton Abbey, sagas juveniles multimillonarias como Harry Potter, un par de Oscars y otras cuatro nominaciones (la última rozando la setentena). En las tablas, debutó en Broadway, trabajó asiduamente en el West End, triunfó con algunos de los grandes "Shakespeares" (Antonio y Cleopatra, Macbeth).

Maggie, de joven guapa a la inglesa, era una presencia fiable, que cuando se hizo mayor consiguió inspirarnos ternura y destilar inteligencia hasta en sus personajes más estirados y aparentemente detestables. Se le daban muy bien las señoras vigilantes que ponían sentido común a las veleidades juveniles de quienes la sucedían en la cabeza del cartel.

Luego se enredó en aquello de los magos y supongo que, como a la Dench su "M", le sirvió para saltarse mucho casting desde entonces. No tenía nada que demostrar, claro, pero pertenecía a una generación de mucho talento y media docena de las chicas pop seguían vivitas y coleando. Pero nadie como Maggie para alzar la nariz y bajar los ojos con el desprecio de una aristócrata.

Dios Salve a la Smith.  

sábado, 21 de septiembre de 2024

Hasta el fin del mundo


Viggo Mortensen escribe, dirige y protagoniza este western, regular comparado con los de los maestros vivos o muertos, pero notable en medio de los casposos refritos de todo género que hoy se perpetran en Hollywood. 

Allí triunfa ya el término "contenidos", imponiéndose a aquel mágico "películas". Es decir, que importan más las plataformas que los estudios y en las plataformas no se produce Cine, a las plataformas "se les echa de comer" contenido. Más allá, aplastado contra su diván, está el espectador-televidente-híbrido, saltando de streaming en streaming, huroneando cuánto dura lo que ve, avanzando, retrocediendo, parando, abandonando... Un poco como se hizo con el VHS en su declive; aunque nadie alquilaba una película en VHS (¿Beta, viejos?) o la compraba para no verla entera por mala que pintase. Con el DVD hasta nos tragábamos las escenas eliminadas de Alien resurrection, con lo prescindible que era toda ella, 

Pero vamos de la fábrica de sueños a la de pesadillas y luego ya veremos, el fin del mundo lo dirá. 

En fin, volvamos a Mortensen, sin meternos -os lo ruego- en politiqueos aleatorios, agotadores y hasta previsibles ¿A quién no le cae bien Viggo? vamos a empezar por ahí. ¡Si le cae bien hasta al blandito de David Trueba, a quien le levantó la esposa! Momento chisme: hablamos de Ariadna Gil, antaño la sonrisa más enloquecedora de nuestro cine y suponemos que ahora sonriente en privado (suerte tienes, truhan).

Aunque compartía graneros amish con Harrison Ford y Alexander Godunov en la ochentera maravilla de Peter Weir titulada Único testigo, lo cierto es que Viggo triunfó a lo mundial ya mayorcete, con 43 años. Entonces supimos que hablaba perfectamente inglés, español, danés y francés, que además era fotógrafo, poeta, editor y fan de Los santos inocentes, de Mario Camus. 

Administró bien esa fama tardía en los años posteriores a Aragorn, aún en la primera década del 2000, rodando como actor ya protagónico Océanos de fuego, Una historia de violencia, Alatriste, Promesas del este, Good, Appaloosa, La carretera... y acertando en la década siguiente con títulos tan distintos como Las dos caras de enero, Capitán fantastic o The green book. Se dio además el capricho de rodar una película hispano-argentina (sus segundas tierras afectivas) como Todos tenemos un plan y dirigir Falling en 2020, película que le salió bastante buena y que además escribió.

Viggo, aparte de polifacético, guapo y buen actor, es un tipo listo. Escribe bien sin inventar el agua caliente. Parte de ese agua que ya calentaron otros y trabaja en los terrenos que le son más afines: la emoción, la reflexión, el diálogo... el actor.  

Así pasa en Hasta el fin del mundo. La historia western que sostiene a los actores y, en especial, a la soberbia Vicky Krieaps, no es nada del otro mundo, ni del fin del mundo ni del principio del western. Mortensen la arma con oficio y poquísima originalidad y la usa para fijarse en algo mejor que unos caciques ambiciosos, un hijo de perra mimado y loco, una guerra en sordina, un pequeñuelo inocente, un ranchito humilde o una taberna con pianista y bronca. Lo que aquí importa de verdad son ellos, Vivienne y Olsen enamorándose, respetándose, equivocándose, reencontrándose y ayudándose a vivir y a morir. 

Ahí se nota a un director con talento, olfato fotográfico, sensibilidad para la atmósfera emocional de los protas. Es entonces cuando la película vuela y uno se quedaría en ella hasta el fin del mundo. ""De éste, sí", como dice Viggo.

Bien, a ver si le dejan hacer otra. 


 

jueves, 19 de septiembre de 2024

Asesino por casualidad


¡Qué manía tienen las distribuidoras de España con cambiar significantes y significados en los títulos de las películas anglosajonas! "Asesino a sueldo", que sería la traducción exacta del original, es un título mucho más irónico, pero alguien debe pensar que "casualidad" advierte mejor del género comedia. Como si les importara a estas alturas darnos gato por liebre.

Curiosamente, el principal problema que tiene esta película de Richard Linklater (a veces deja a sus estupendos personajes conversadores, desubicados y en crecimiento, para demostrar que puede dirigir a gentes con pistola), es precisamente el relacionado con el género, su dificultad de encasillamiento. ¿Es esta película una comedia?, ¿es thriller?, ¿es romántica?, ¿es comedia romántica, es comedia-thriller,...? Pues hay un poco de todo, aunque el humor negro sería el común a cada idea que hace avanzar la narración, a veces fluida, a veces a trompicones.

Se notan -sin molestar mucho- algunos elementos meramente instrumentales (su ex, varias lecciones académicas, la voz en off) o escenas  directamente prescindibles (alguna con los compañeros de trabajo encubierto, ese final fácilmente sustituible por tomas falsas). En fin, queda claro que Linklater brilla más y mejor en historias sin pistola. 

Con todo y eso, la película es bastante diferente al mejunje habitual que otros realizadores cocinan sin sonrojo para su inmediato estreno en Netflix. Ésta la ofrece Prime, que de momento parece una fórmula de plataforma más ecléctica, mientras la mayoría se retratan como voces monocordes de su amo.

Los protas bien, guapos y solventes. A sueldo por casualidad.   

miércoles, 18 de septiembre de 2024

Placeres viejos

Acabo de enterarme de que la película inaugural del inminente 72 Festival de San Sebastián, al que vuelvo a faltar, será la nueva versión de Emmanuelle, ya sabéis (los talluditos), aquella joven erotómana u objeto de deseo, según tocase o la tocasen. 

Como director han recurrido a una directora (faltaría más) y razonablemente prestigiosa, que es lo que suelen cuando repescamos de forma vergonzante ideas de hace cincuenta años (joder, cincuenta ya). La que lleva la batuta y hará caja (porque el solo nombre de la ninfa retratada traerá voyeurs a la sala o al clic), es Audrey Diwan, en la cresta por su debut de 2021, El acontecimiento, y que antes de él, como guionista, abordó las líneas rojas traspasables, la posesividad, las adicciones, la cosita sexual... Todo "muy apañao", que diría un manchego.

La operación dinerín es, para la ocasión, de nacionalidad francesa. Pero no desesperemos. Cualquier día cocina Goliat un remake de Instinto básico, para que cruce las piernas sin bragas en la sala de interrogatorios una joven promesa que quiere ser portada y luego ya veremos. 

Por cierto, Naomi, mujer ¡qué necesidad...!

viernes, 13 de septiembre de 2024

Fallen leaves

 

Anoche vi otro “David”: Fallen leaves.

El finlandés (Aki Kaurismäki) está zumbado, pero le salen estupendas.

Es como un Bresson simpático y gamberro. Me parece el anti-Almodóvar (enhorabuena por el León, por cierto) o más bien su reverso: le gusta la misma paleta de color, salpicada de rojos, azules, amarillos y verdes, pero sin estilizar escenarios, él los filma sucios y en apariencia realistas. Ahí consigue el máximo con el mínimo. Parece que los actores ni siquiera sienten y sienten todo.

Es divertido y fascinante verlo.

Dudo que Finlandia sea así, tan cómicamente árida. Pero no importa (ya sabéis: “¡mis amigos, los verosímiles…!).

Otro 7,5 .

jueves, 12 de septiembre de 2024

Buffalo Kids

La película española de animación Buffalo Kids cuenta la historia de dos niños huérfanos irlandeses, Tom y Mary, que desembarcan en el Nueva York del siglo XIX y se cuelan en un tren camino del salvaje Oeste mientras conocen a Nick, el tercer chaval de la aventura.

El film comenzó este último verano su periplo internacional estrenándose en los cines de Rusia y debutando como la segunda película más vista, lo que equivalió a una recaudación de 250.000 dólares. En el momento presente, supera los cuatro millones de recaudación solo en España. No sé cuánto habrá crecido en la taquilla rusa a estas alturas.

Lo que si podemos asegurar es que, gracias a estos estupendos datos, el espectador ruso infantil acompañado de sus padres conocerá mucho más la “cultura española”… Y no digamos los niños españoles y sus padres, lo que disfrutarán reconociéndose en ella, que encima ha salido especialmente bonita, divertida y emocionante.

En fin, a la sección Las guerras perdidas porque no hay ninguna que se llame Pan para hoy, hambre para mañana. A lo mejor tengo que inaugurarla.

miércoles, 11 de septiembre de 2024

Upon Entry


Nada comparable a un ratejo bueno frente a los agentes de inmigración de un aeropuerto estadounidense, y no digamos si eres venezolano. No hay película de terror que iguale la apuesta.

Una pareja en tránsito hacia Miami: la barcelonesa orgullosa de serlo que va arrugándose y el hispanoamericano que sabe lo que hay desde el minuto uno. Los agentes, por descontado, son muy pero que muy perros, en la saña y en el olfato. Lo demás son cuatro o cinco escenarios (una cabina de avión, una cola ante el mostrador, dos salas de interrogatorios, una de espera) y el ruido de un matasellos como el último clavo del ataúd.

Alberto Ammann vuelve a estar fantástico. Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vasqez debutan en la dirección con enorme brillantez. Les han salido 72 minutos de angustia y buen cine. 

Antes de los atroces estrenos de verano, parece que "David", bajo la sandalia de hierro del cine "Goliat", hizo bonitas películas casi invisibles. Y pienso vérmelas todas. 



Adiós, Mr Jones

 

domingo, 8 de septiembre de 2024

La estrella azul

La primera de las preseleccionadas por la academia española de cine para representarnos en la carrera hacia el Oscar es La estrella azul, de Javier Macipe, una película difícilmente oscarizable, pero deliciosa. Macipe encuentra una bonita historia, un gran personaje (y el actor perfecto para encarnarlo, Pepe Lorente), un perfume transoceánico, unas frases para el recuerdo -cortesía de Yupanqui-, una rara melancolía, un optimismo vital, una música imperecedera.

Es esta peli una ópera prima realizada con una solvencia inusual. Hasta el recurso al meta-cine le funciona a su director como un tiro. Hay que estar muy seguro de lo que se ha hecho hasta ese momento en la película y también de lo que resta por contar, para cargarse la cuarta pared y seguir manteniendo las emociones del espectador, no solo inalteradas sino hacia arriba, siempre hacia arriba.

He leído por ahí que la película tiene algunos momentos de ritmo encallado. No me lo parece, el personaje del músico Mauricio Aznar y muchos de los que le van saliendo al paso, especialmente en la Argentina profunda de la chacarera, son magnéticos, les basta con estar, con sonreír, con coger una guitarra.

De los muchos biopics musicales que se han ido cocinando últimamente, abanderados por la industria anglosajona y sus iconos (Elvis, Elton, Freddie, Bob), éste dedicado a Mauricio Aznar Müller, líder del grupo aragonés Más birras, es de largo el mejor. No necesita espectacularidad de estadio y lujosos despendoles para clavar a un artista musical interesante. Quizá la razón pueda ser que la película es más interesante que Mauricio, aunque lo dudo. 

Para ir terminando, la película entra de inmediato, como una melodía de rock´n´roll ligero, luego hipnotiza con ritmos de un folclore lleno de lirismo y enigma y arrastra hasta el final con emoción y la alegría de quien tenga estrella para disfrutar con humildad de la música, la danza o la vida.    


martes, 3 de septiembre de 2024

El sindicato

 Creíamos que se llamaba IA, pero se llama Netflix.