lunes, 7 de marzo de 2022

tick, tick... Boom!

  

He aquí el ejemplo de película de la que hablaba en el post anterior, de las que pilla al jefe de reuniones del Estudio distraído o mandando un mensaje con el móvil a quien almorzará luego con él. 

Debió cazar solo la palabra "musical" y un leve run run argumentativo sobre que Spielberg los volvía a poner de moda con su West Side Story, después de la inesperada La la land de hace ocho años, premiada y taquillera. Y sin levantar la vista del teléfono móvil aprobó el proyecto.

El actor protagonista, Andrew Garfield, que lo mismo sale en una castaña del prestigioso Scorsese que es repescado por Marvel para un divertido guiño a su patinazo arácnido, resulta que sabe cantar y bailar. Además, aún es razonablemente joven para llevar pelos locos y enamorar a la chica, no obstante. 

Con eso puede armarse un artefacto tipo "Broadway" que finja ser "off Broadway", en el que lo narrado y lo vivido alternen y se cuenten o se canten. El resultado es brillante, aunque el jefe de reuniones del Estudio se jura a sí mismo no autorizar otro experimento de estos, medio setentero medio plataformer.

A mí me gustó. Le sobran un par de canciones, pero en todos los musicales estadounidenses me sobran un par de canciones. Resulta gratificante que aún sean capaces de estrenar películas como ésta, que a muchos les parecerán rancias por su falta de CGI.

Andrew muy bien, sin una sola opción en los Oscar. Sigue así, tío, con tu carrera rara y vertiginosa.  


2 comentarios:

  1. ¡¡¡A mí también me gustó!!! La disfruté de lo lindo. Y me hizo conocer más a Jonathan Larson, que seguía la estela abierta por Stephen Sondheim.
    Jajajaja, ayyyy, Fernando, que a mí me gustó Silencio de Scorsese.
    Y Andrew también aparece en otra del listado Oscar: Los ojos de Tammy Faye, que tengo curiosidad por verla.

    Beso
    Hildy

    Beso
    Hildy

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  2. Te he mandado beso doble...

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