miércoles, 26 de mayo de 2010
David lanza una piedra certera
viernes, 21 de mayo de 2010
Las extrañas aplicaciones del Musical
¡Ay..., qué sorpresa de los años 40 para anunciar una ensalada que no aparece por ninguna parte!. Pero merece la pena recordar esta fórmula de trío cantarín en "el granero de Dorothy", convirtiendo un stándar hollywodiense de la época en un maratón surrealista de tres minutos, sin efectos especiales, ni digitales, ni leches.
Va por la sobrina, que quería un post gamberro desde hace tiempo.
Va por la sobrina, que quería un post gamberro desde hace tiempo.
miércoles, 19 de mayo de 2010
CULTURAMAS. La revista kamikaze.

El otro día estuve en la presentación oficial de un proyecto en la red que va a dar guerra.
Parece suicida dedicarse a informar y comentar sobre cosas aparentemente elitistas o minoritarias como los cuentos, la poesía, el teatro, la novela, la literatura infantil, el cómic o el cine en un escenario en el que Belén Esteban o Paris Hilton acaparan los clics del internauta, las horas del televidente y las páginas de medio kiosco.
Pero no hay mejor manera de empezar una historia bizarra que asumiendo los principios de aquella aldea gala: sólo un grupo de irreductibles resiste ahora y siempre al invasor.
Como no me llevé a la sobrina, no puedo daros la versión glam del sarao, pero si adelantaros que Culturamas tiene la vocación de convertirse en revista cultural de referencia y empuje y talento suficentes para lograrlo. De hecho, suman ya más de 70 mil visitas y han fichado a un nuevo crítico de cine que va a dar cañita… Con o sin él, os la recomiendo encarecidamente.
Parece suicida dedicarse a informar y comentar sobre cosas aparentemente elitistas o minoritarias como los cuentos, la poesía, el teatro, la novela, la literatura infantil, el cómic o el cine en un escenario en el que Belén Esteban o Paris Hilton acaparan los clics del internauta, las horas del televidente y las páginas de medio kiosco.
Pero no hay mejor manera de empezar una historia bizarra que asumiendo los principios de aquella aldea gala: sólo un grupo de irreductibles resiste ahora y siempre al invasor.
Como no me llevé a la sobrina, no puedo daros la versión glam del sarao, pero si adelantaros que Culturamas tiene la vocación de convertirse en revista cultural de referencia y empuje y talento suficentes para lograrlo. De hecho, suman ya más de 70 mil visitas y han fichado a un nuevo crítico de cine que va a dar cañita… Con o sin él, os la recomiendo encarecidamente.
martes, 18 de mayo de 2010
Mus’t Awards

Pero lo que fue el festejo de su primer aniversario… nos dejó un poco chafadas.
Nada más llegar, me sentí como una maleta en un aeropuerto: pasamos de mano en mano por todo el edificio hasta llegar a la zona del photocall. A mi aquello me recordó la cola de un baño. Todos allí apiñaitos, esperando el turno para pasar y con espejos donde retocarse. Una vez iban saliendo a la sala, presentados y diciendo de quienes eran los trapitos que llevaban, iban a una especie de mini escenario en el que hacerse las fotos. Bastante mal iluminado, todo sea dicho. Y de ahí... pues pasaban a la selva de periodistas, todos por la sala de un lado a otro, hablando con unos y con otros... allí había un batiburrillo que no he visto en ningún otro evento. De hecho, el photocall debe estar al entrar en el lugar. Eso si, una gran convocatoria de gente y de medios. Aunque no sé si el que apareciera fue hecho con un poco de trampa… Me reservo un poco…



Faltaron premios por dar y me pregunto por qué… ni al mejor comunicador, ni al mejor modelo, ni al videoclip… pues eso, cutres hasta para eso. Esperemos que el año que viene se lo monten mejor.
A las 21.30 ya estaba todo acabado. Suponemos que la gente se quedaría allí tomándose unos tintos de verano y unas sangrías en lata (que dejaban mucho que desear), pero Carla, Elena Ballesteros, su amiga y yo, que habíamos visto la gala juntas, decidimos que aquello no era para nosotras. Así que nos fuimos a cenar picar algo. Fue una cena divertida. Juntad a cuatro mujeres y no dejaremos títere con cabeza: ni a suegras, ni ex, ni actrices, ni catalanes… pero nada, todo entre risas muy sanas.
Una agradable velada en la que pude ver de nuevo a gente interesante, guapa, simpática y hasta pude ver los abdominales del Busta en persona (que en petit comité, a la espera de entrar en el photocall si que se levantó la camiseta… y yo no pude evitar mirar)… si es que el glamour es increíble.
La Sobrina
viernes, 14 de mayo de 2010
Esto no puede seguir así

La cosa comenzó en una pequeña sala llena de libros, con grandes cristaleras, por lo que podía pensarse que éramos como peces lectores en una pequeña-gran pecera. Escuchar a mi tío desvelar gran parte del libro resultó ameno, y la verdad es que consiguió hacernos reír unas cuantas veces e incluso enternecernos al hablar de sus niñas, que allí estaban para darle una sorpresa al papi.

miércoles, 12 de mayo de 2010
Robin y Alicia: Antes y después de los mitos.


Y el resultado es inversamente proporcional a la ambición del firmante. Burton quiere ser Burton sin molestar a Disney y se la pega. Scott sabe que tiene un producto comercial que resolver y lo clava. Ambas películas han buscado la parte no contada del mito. Robin antes de ser Hood. Alicia después de ser Alicia. Y eso da ciertos márgenes a los guionistas, pero les expone a decepcionar al seguidor exigente de cada personaje. Por eso, en Alicia, los que aguantan la película son los más fieles a su carácter original (la reina roja, el sombrerero) y en Robin, los momentos más afines al espíritu de la historia de siempre (la astucia de la suplantación, la pericia del arquero) se elevan sobre lo demás. Los mitos no necesitan reinventarse, sino renovarse. Para eso son mitos. Y vamos a desengañarnos: ¿Cuántos de los espectadores potenciales de estas películas han visto las versiones anteriores? ¿Qué necesidad hay de inventarse partes de la historia que no alcanzan la genialidad primera?

martes, 4 de mayo de 2010
Irrepetibles: Blade Runner

Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión..., he visto rayos D brillar en la oscuridad, cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos... esos momentos... se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia... Es hora de morir...
¿Sueñan los androides con hacer películas?
Los cinéfilos más avanzados - es decir, la versión Nexus 6 de cinéfilos - coinciden en establecer tres películas clave en la progresión narrativa del séptimo arte según Hollywood: La primera, El nacimiento de una nación, donde el cine se demostró capaz de contar historias espectaculares. La segunda, Ciudadano Kane, donde exhibió sus aptitudes para construir historias complejas. Y la tercera, Blade Runner, donde pulverizó todas las marcas y consiguió filmar historias realmente intemporales.





Quién haya leído ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, la novela de Philip K. Dick en la que se basa Blade Runner, se hará la misma pregunta que nosotros: aquella paloma... ¿era obra de la Naturaleza o de la Tyrrell Corporation?
La versión del director, comercializada veinte años después, difería en tres aspectos de la primera y modificaba notablemente el resultado. En primer lugar, eliminaba la voz en off de Deckard. Las reflexiones apuntadas por el protagonista imprimían a la narración un sabor inequívoco a cine negro que contrastaba –a mi juicio brillantemente- con el escenario futurista del argumento. Pero además, resolvían cualquier incógnita que pudiera distraer al espectador y, sobre todo, suavizaban las acciones del Blade Runner dotándolo de conciencia. Algo que iba en contra de la visión de Scott. El segundo cambio del director se producía al incluir una secuencia nueva estrechamente relacionada con el desenlace. En ella, Deckard soñaba con un unicornio. De este modo, al recoger a Rachael de su piso y encontrar el último monigote de papel abandonado en el rellano, no sólo descubría que Gaff estuvo allí. Comprendía además que él mismo era un Replicante, pues la figura de papel era la de un unicornio. ¿Y cómo podía nadie saber qué soñaba Deckard, salvo que la Tyrrell Corporation estableciese de antemano los sueños posibles de sus robots, como lo hacía con sus recuerdos? El tercer cambio, lógicamente, consistía en eliminar el final abierto (y razonablemente feliz) en el que Rachael y Deckard escapaban libres, dispuestos a compartir el tiempo que les quedase de vida: “Yo no sabía cuánto tiempo estaríamos juntos. ¿Quién lo sabe?”.
De este modo, Ridley Scott apostaba por una película distinta, que reservaba su mejor carta para un desenlace sorpresivo pero coherente, más acorde con el espíritu de la novela original, más desesperanzado, más terrible. Ahora, los ejercicios de papiroflexia de Edward James Olmos adquirían su verdadero significado - aunque, a decir verdad, habían funcionado bastante bien en la primera versión como simple gag - y la ausencia de reflexiones morales en off por parte del protagonista cobraba también sentido, porque los androides carecen de la capacidad para apreciar la existencia o la desaparición de otro ser, salvo la de aquellos que pertenecen a su propia especie. Aquellos por los que llora Roy y aquellos a los que es capaz de salvar, mientras Deckard, que no tiene la certeza de que los Replicantes son su propia gente hasta el final de la película, lamenta inconscientemente su eliminación.
En definitiva, la versión del estudio es la historia de un ser humano que se resigna a buscar la felicidad siguiendo las reglas de un mundo dominado por la ingeniería genética. Mientras que en la versión de Scott, Blade Runner es la historia de un mundo en el que la felicidad misma se ha convertido en ingeniería genética. Y por eso su representación se parece tanto a la desdicha.

En definitiva, la versión del estudio es la historia de un ser humano que se resigna a buscar la felicidad siguiendo las reglas de un mundo dominado por la ingeniería genética. Mientras que en la versión de Scott, Blade Runner es la historia de un mundo en el que la felicidad misma se ha convertido en ingeniería genética. Y por eso su representación se parece tanto a la desdicha.
domingo, 2 de mayo de 2010
Que se mueran los feos: fealdades en una historia bonita

Un pueblo de espectacular belleza que apenas se explota en pantalla. La historia ya sabida de un feo con buen corazón que necesita ser amado, pero sufre la crueldad innecesaria, a veces inexplicable, de algunos de sus convecinos. Un grupo de amigos bastante entrañable y patético, también convecino, que a veces suma y a veces resta. Un personaje de oro, esa Machi que con la verdad por delante permite a los demás replantearse sus mentiras, pero que tiene un marido inocuo, en papel y en pantalla. Un viejo pariente, entre lo ácrata y lo afectivo, sólo apto para que Juan Diego le dé vida. El parto de una vaca desperdiciado por una discusión más sobre lo mismo. Y un tonto del pueblo.
Ingredientes valiosos, pero contradictorios, sujetos a la obsesión del director de que la platea ría a toda costa cuando son los momentos más intimistas de esta película (donde también la risa cabe, pero otra risa) los que realmente consiguen envolverte.
Parece que el cine español tiene pudor ante cierto tono narrativo, el de la película “bonita”, como si les fuéramos a sacar los colores si hacen demasiadas concesiones al sentimentalismo, como si la sensibilidad necesitase rebajarse con jarros de agua fría y coña marinera -o rústica-, para que nadie se tome nada demasiado en serio.
Hace tiempo, al hilo del último estreno gringo de éxito bajo la fórmula “persona estirada de ciudad descubre la autenticidad de la vida en el campo” (género, dicho sea de paso, de ficción extrema), me preguntaba si ese tipo de fórmulas no podían adoptarse por el cine español, como lo han hecho ingleses, franceses o italianos sin dejar de ser ellos mismos. Pero, por lo visto, no. Aquí hay que meter sarcasmo y mala leche hasta donde no se necesita. Si no, la cosa queda como “blandita”. Pero Berlanga, vitriolo y ternura en perfecto cóctel, sólo hay uno, y el guionista que inventó el género, el gran Azcona, ya murió. Y se nota.
Creo que harán taquilla, que la gente saldrá medianamente complacida de la sala y, también, que los que la han hecho así se equivocan, también medianamente. Las historias bonitas, contadas con gracia, pero sin sacrificar la sensibilidad, gustan mucho. Diría incluso que mucho más. Por que los feos no tienen que morirse, pero lo feo no necesita más altavoz. Para eso ya está la corriente Belén Esteban, a quien la Machi presume de desconocer.
sábado, 1 de mayo de 2010
Alicia en el país de las maravillas

Mientras llega otro evento en vestido de cóctel, con photocall, canapés y glamouuuur, la Sobrina se mantiene en forma enviándonos esta crítica a la última de "malospelos" Burton. Menos mal que no la invitó a la premiere en L.A. Le hubiera dicho unas cuantas cosas, como éstas:
Resulta sorprendente como un conjunto de elementos jugosos y apetitosos pueden dar lugar a manjares que dejan un sabor agrio y poco agradable.
Cuando la factoría Disney, Tim Burton, Johnny Depp y un gran reparto de actores deciden presentar el remake de una película que ya en su momento resultó original y estrambótica, uno piensa que es una genial idea. El director sabe como presentar ideas originales y hacer pasar grandes ratos (siempre que te guste su estilo particular).
Pocas personas conozco que una vez vista la dichosa película, sigan pensándolo.
Entré en el cine con mi amiga, esa gran amiga que tiene invitaciones, pero con la que pocas veces elijo una bien-película (y no será porque no lo hemos intentado), aún sabiendo que no ibamos a nada demasiado bueno. Pero con nuestro gran pack de palomitas y chucherías, pensamos que si conseguiríamos pasar una buena velada de cine.
Como recomendación: esperar a que salga en DVD, porque ni el 3D salva el asunto. De hecho yo sigo sin ver lo positivo de esta nueva técnica para intentar mandarnos al cine. ¡Dichosas gafas!
Para empezar, no entiendo el público al que va dirigida la película: no es para niños (de hecho pone que no es recomendada para menores de 7, y aun así me parece que si un chaval de esa edad entra a verla, no disfruta nada). Pero ni siquiera tiene guiños para los adultos. Hace pocas referencias a la película anterior, y la verdad es que los que vimos la peli de dibujos cuando éramos unos críos, disfrutaríamos más con un guión más elaborado.
Tampoco tiene una acción trepidante, ni unos escenarios increíbles (la Reina Roja se encargó de cargarse lo bonito de aquel país que conocimos de niños), ni un argumento que te mantenga en vilo. Vamos, que lo único que salva la cuestión es un Sombrerero Loco genialmente maquillado y genialmente Loco, y una Reina de cabeza tan grande que no sé ni como se mantiene en pie.
Sinceramente, no he pasado un mal rato, se puede decir que hasta me he entretenido, pero se me ha hecho poco para lo mucho que podía ser. Ya lo dice el Sombrerero nada más ver a la prota: a esta Alicia le falta mucho para ser aquella Alicia. (Para más inri, no me convence mucho el doblaje que le han hecho a la actriz). Personalmente, a mi también me salvó el entrar pensando escribir unas líneas sobre lo que iba viendo.
En fin, me quedo con la escena de baile a lo Michael Jackson-Niña del exorcista que se marca Sombrero. Y quiero pensar que ahí termina la película (el momento final es una de esas escenas moralizantes que hay que poner en las películas que se pretende que sean para niños. Eso es lo que más me ha cabreado: un final repelente).
En definitiva, lo que piensas al salir del cine es un: ¡Que le corten la cabeza! pero ni al Sombrero ni a la Reina, por favor.. bueno a la Pija Reina Blanca… pueden hacer con ella lo que quieran. A mi me han dado ganas de darle un par de guantazos, a ver si dejaba de moverse de manera tan ridícula.
Sigan disfrutando del buen cine y no hagan caso a las grandes producciones que se dejan tanto dinero en promocionarlas. Eso suele ser mala señal. Es un consejo… (que no un conejo).
Cuando la factoría Disney, Tim Burton, Johnny Depp y un gran reparto de actores deciden presentar el remake de una película que ya en su momento resultó original y estrambótica, uno piensa que es una genial idea. El director sabe como presentar ideas originales y hacer pasar grandes ratos (siempre que te guste su estilo particular).
Pocas personas conozco que una vez vista la dichosa película, sigan pensándolo.
Entré en el cine con mi amiga, esa gran amiga que tiene invitaciones, pero con la que pocas veces elijo una bien-película (y no será porque no lo hemos intentado), aún sabiendo que no ibamos a nada demasiado bueno. Pero con nuestro gran pack de palomitas y chucherías, pensamos que si conseguiríamos pasar una buena velada de cine.
Como recomendación: esperar a que salga en DVD, porque ni el 3D salva el asunto. De hecho yo sigo sin ver lo positivo de esta nueva técnica para intentar mandarnos al cine. ¡Dichosas gafas!
Para empezar, no entiendo el público al que va dirigida la película: no es para niños (de hecho pone que no es recomendada para menores de 7, y aun así me parece que si un chaval de esa edad entra a verla, no disfruta nada). Pero ni siquiera tiene guiños para los adultos. Hace pocas referencias a la película anterior, y la verdad es que los que vimos la peli de dibujos cuando éramos unos críos, disfrutaríamos más con un guión más elaborado.
Tampoco tiene una acción trepidante, ni unos escenarios increíbles (la Reina Roja se encargó de cargarse lo bonito de aquel país que conocimos de niños), ni un argumento que te mantenga en vilo. Vamos, que lo único que salva la cuestión es un Sombrerero Loco genialmente maquillado y genialmente Loco, y una Reina de cabeza tan grande que no sé ni como se mantiene en pie.
Sinceramente, no he pasado un mal rato, se puede decir que hasta me he entretenido, pero se me ha hecho poco para lo mucho que podía ser. Ya lo dice el Sombrerero nada más ver a la prota: a esta Alicia le falta mucho para ser aquella Alicia. (Para más inri, no me convence mucho el doblaje que le han hecho a la actriz). Personalmente, a mi también me salvó el entrar pensando escribir unas líneas sobre lo que iba viendo.
En fin, me quedo con la escena de baile a lo Michael Jackson-Niña del exorcista que se marca Sombrero. Y quiero pensar que ahí termina la película (el momento final es una de esas escenas moralizantes que hay que poner en las películas que se pretende que sean para niños. Eso es lo que más me ha cabreado: un final repelente).
En definitiva, lo que piensas al salir del cine es un: ¡Que le corten la cabeza! pero ni al Sombrero ni a la Reina, por favor.. bueno a la Pija Reina Blanca… pueden hacer con ella lo que quieran. A mi me han dado ganas de darle un par de guantazos, a ver si dejaba de moverse de manera tan ridícula.
Sigan disfrutando del buen cine y no hagan caso a las grandes producciones que se dejan tanto dinero en promocionarlas. Eso suele ser mala señal. Es un consejo… (que no un conejo).
La sobrina
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Marañón

- Fotógrafo de Lápiz
- Fernando Marañón nació en Madrid en 1968 y se dedica profesionalmente a la comunicación como director creativo de agencia. Es además dibujante, articulista y crítico en revistas de cine, literatura, misterio y tendencias. También es autor de ficción. En 2004 publica la obra CIRCO DE FIERAS en la colección Nistagmus y, en 2006, saca con Nowtilus el ensayo ilustrado TIENE DELITO. En 2010 reedita en Aache Ediciones la versión ampliada y definitiva de CIRCO DE FIERAS. En 2017 publicó la novela GILDA EN LOS ANDES, con la Editorial Berenice. De su producción pictórica, el cuadro más significativo es su tríptico literario "Ladrones de tinta". Ha expuesto obra gráfica en distintas ciudades españolas y en Moscú. Como guionista, ganó (con Quique Guerrero) el 1er premio nacional de móvil-cómic, y trabajó en los cortometrajes de Gaby Lütz titulados "Europeos" y "Rufus" (Minority Films). Ha participado durante ocho años en programas de Cadena SER como comentarista de Cine, en 7 días de Telemadrid, en el programa Dealucine de Canal Extremadura Radio y en Aquí en la Onda Madrid, de Onda Cero. Ahora trabaja en la saga literaria BERNAL DEL NUEVO MUNDO. Vamos, que se lo pasa bien.