jueves, 1 de octubre de 2009

PRESTIGIO, TAQUILLA, MERCADO Y HUEVOS


Se ha hecho oficial la candidata española a los Oscar (preselección antes del corte que las deja en cuatro o cinco de todo el mundo) y es El baile de la victoria, de Fernando Trueba. Si la película se hubiera estrenado ahora mismo, esa sola noticia hubiera atraído un buen puñado de espectadores a las salas, aunque supongo que la campaña de noviembre (cuando va a estrenarse), lo aprovechará debidamente como debe aprovechar también, que lo hará, los dos pesos pesados que ostenta en sus créditos: Trueba y Darín. No la he visto aún, pero con esos mimbres no será mala y a lo mejor hasta se encarama al pequeño pelotón de cabeza en el que todas llevan el marchamo de gran película.

¿Hará dinero? ¿Cuánto dinero puede hacer en España una película con el tirón de ésta? ¿Cuántos países más la estrenarán, que puedan darle recorrido extra en taquilla? Ese, para esta película y las demás de nuestro cine, es el secreto mejor guardado de la industria y a lo mejor convendría empezar a divulgarlo, en caso de que el cine español realmente se aprecie más fuera que en España (festivales aparte). Sería una medida bastante higiénica para decirle al espectador de aquí que en otras tierras se puede ser profeta y que a lo mejor debemos plantearnos que lo propio también merece por nuestra parte una oportunidad.

En cualquier caso, el año 2009 -antes de que salgan los resultados de nuestra recaudación (lo que deja Hollywood)-, no va mal:

Ha estrenado Almodóvar, que siempre cosecha prestigio y taquilla (o sea, críticas feroces).

Han surgido dos taquillazos inesperados, sin demasiado prestigio pero con pegada entre un público que no se puede despreciar, aficionado a películas como Mentiras y gordas y Fuga de cerebros.

La película japonesa de Coixet, aunque cuestionable (como casi todas las suyas), se ha defendido y supongo que lo hará fuera aún mejor (insisto: ¿no sería noticia dónde se estrena, qué éxito tiene?).

Pagafantas ha sido la peli española del verano para crítica y público, lo que significa un par de millones de euros de recaudación aprox., y parece exportable a cualquier país del mundo (¿lo está siendo? ¿no hay Pagafantas y bellas e insensibles bebedoras de Fanta en Holanda, China, Egipto, Colombia o Canadá?)

Gordos va a dejar un dinerín, que probablemente -y como en la mayoría de los casos- no cubrirá gastos, pero quizá pueda exportarse también para “engordar” su balance.

A eso hay que añadir la inminente llegada de Amenábar con Ágora (en inglés y con estrellas internacionales, pero de producción española), que tampoco será mala, porque este cineasta sólo las hace buenas y geniales y tiene un presupuesto como nunca. Y no necesita subtítulos para atacar la parcela más golosa del mercado mundial. Doy fe de que la ambientación, los efectos y esas cositas que impresionan al espectador actual son potentísimas, más allá del trailer. Que para eso han estado, entre otros talentos, los de El Ranchito frente a la pantalla del ordenador.

En la misma línea se prepara el aterrizaje de Planet 51, que apunta un estilo de animación para codearse con lo que viene del Obama Planet (antes Bush Planet). Los animadores españoles, para quien no lo sepa, están solicitadísimos en la industria internacional, empezando por Pixar (creo que con eso está dicho todo). Y el proyecto ha partido de una premisa que lo hace más grande a mi parecer: “animamos cojonudamente, pero necesitamos al mejor guionista de animación disponible donde quiera que esté y es el de Shrek”. Caramba, no lo había dicho todo, pero ahora creo que sí.

Además está Rec 2, terror con recorrido, y Yo también, la película emotiva que toda cinematografía sueña con hacer al menos una vez al año y que, con su concha de San Sebastián, arrastrará público que la prescribirá arrastrando más público aún.

Vamos, que si hubiéramos tenido Torrente 4, ya era un pleno.

¿De verdad? ¿Cómo se llamará eso en porcentaje de recaudación? ¿10, 12, 15 %? ¿Qué hostias pasa? ¿Tan poco espacio le queda al cine español en sus salas? ¿Se cuantifica para medir el éxito del cine español únicamente su recaudación en España? ¿No es medible la de fuera cuando la película sale a otros países? Y sí lo es ¿no es noticiable?

Ya llegamos a la pregunta que mete el dedo en el ojo de la industria: ¿No hay una línea trazada por los subvencionadores, por la que aquellas películas que rebasan determinado beneficio deban renunciar a la subvención, como existe una línea de mínimos para conseguirla?

Recuerdo al boxeador de Cinderella man (perdón por el ejemplo hollywoodiense), devolviendo la prestación otorgada por el Estado a los afectados de la crisis del 29, al considerar él mismo que ya no la necesita porque vuelve a tener combates y opina que otros muchos pueden seguir necesitándola. Lo hace, como es lógico, ante el asombro de la funcionaria de ventanilla.

A lo mejor no existe productor aquí que pueda permitírselo. Pero si lo hiciera… ¡Cuántas bocas cerraría! Demostrando de paso que compite realmente en prestigio, taquilla, mercado y huevos.

P.D: Ovarios también me valen.

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