miércoles, 9 de julio de 2025

Saben aquell


David Trueba me parece un privilegiado que ha sabido sacar provecho a ser hermano de Fernando, dicho sea en el buen sentido del provecho, que está la cosa como para confundir los términos en esto de los lazos de sangre. A mí, a veces, me ha pasado con ellos como con los hermanos Scott, el mayor Ridley y el menor Tony, que hubo momentos en que a Tony le apodaban "el hermano listo de Ridley".

David tuvo, claro, la suerte de codearse con Azcona y Fernán Gómez, de los que aprendió lo necesario para ser un autor solvente, pero no genial. Como guionista, en equipo lo ha sido mejor que en solitario. Como escritor, Cuatro amigos sigue siendo una novela excelente de las que tienen buen envejecer y que ha tenido el buen juicio de no llevar a pantalla. En la tele hizo una serie muy maja, ¿Qué fue de Jorge Sanz?, y en el cine le han salido películas mejores y peores, aunque ninguna redonda. Hasta ahora.

Saben aquell es de lejos su mejor película. No sé si resulta realista tanta lengua catalana por doquier, charnegos, clases populares o adineradas, niños en edad escolar... y todo antes de muerto Franco. O si resulta que había una Cataluña oficial y otra a pie de calle (vamos, más o menos como ahora), o si hemos recargado los signos identitarios por recabar la correspondiente subvención para el proyecto. En cualquier caso, bellísimas las canciones catalanas interpretadas por la mujer de Eugenio, para la ocasión la fascinante Carolina Yuste, una actriz camaleónica como pocas. 

David Verdaguer, quien interpreta al protagonista, es otro que tal baila. Cantar no, pero su creación de Eugenio es pasmosa, en lo físico, en lo verbal y en su trastienda, de la que se muestra lo justo para que la película no sufra cambios de tono desaconsejables. 

En mi consejo de críticos, que se reúne un par de veces al año alrededor de cervezas y gin tonics, solemos calificar a David Trueba como un cineasta blandito. ¿Recordáis "el hombre blandengue" del Fary? Pues como que David Trueba es uno de los máximos y más talentosos representantes de la "Cultura blandengue". 

Paradójicamente, esto juega a favor en Saben aquell. Preciosa película.

lunes, 7 de julio de 2025

F1, la película


Jerry Bruckheimer, ya "viudo" de Don Simpson, con quien produjo en los ochenta y los noventa unos taquillazos de escalofrío, se defiende bien sólo. Desde 1996, año en que su colega enterró el pico por cosas de vicios acelerantes, Jerry no ha parado de escoger proyectos con la calculadora en la mano, la espectacularidad en el ojo y la testosterona en el altar. 

De esta filosofía (es un decir), han salido estruendosos taquillazos como Armageddon, Pearl Harbor, la saga Piratas del Caribe, la saga Dos policías rebeldes, la saga La búsqueda (búsquedas lleva solo dos, pero denle tiempo) y así sucesivamente.

Hace un par de años tuvo una reunión de esas que todos querríamos ver por un agujerito y en ella debió soltar: "Pongamos a Brad Pitt en la Fórmula 1. Ellas irán por Brad y nosotros por los carracos. ¿Tenéis una idea mejor?" 

No la tenían. Así que bajada de bandera blanquinegra para el taquillazo del verano que tocase, por ejemplo éste. F1 es una película ultra-cliché, pasmosamente entretenida, en la que Brad hace del norteamericano solitario que no reconoce autoridad alguna. Pero no importa, porque es el mejor entre los mejores pilotos de cualquier circuito, aunque el joven aspirante a la gloria no lo tome en serio hasta que le conviene a la película. Naturalmente, hay también por allí una ingeniera de prototipos molona, que le pone ojitos a Brad. Y un jefe de equipo tan encabronado como si fuese comisario de policía (sólo le falta ser negro, pero esa cuota la cubría el aspirante).

Produce Lewis Hamilton y salen cuantos compiten en los circuitos de verdad. Algo así como los cameos de las de Santiago Segura, pero aquí sin hablar ni hacer el zafio. Por cierto, solo la última de Segura ha superado en taquilla a ésta. País atípico, el nuestro. 

sábado, 5 de julio de 2025

Nadie hablará del blog cuando hayamos muerto


Pues eso, que los viejos toreros llevamos mal el retiro. Y después del duelo por Lynch y por el mismísimo blog, volvemos a la plaza.

Hay trabajo atrasado: las francesas y las afrancesadas, alguna española brillante u opaca, varias mega-gringas de cilindrada atómica, alguna rareza de la que tengo que confirmar su nacionalidad... Y la certeza de que una opinión u otra no importará demasiado. Mientras darla sea divertido, es suficiente.

Y además, se lo debo a un colega. Así que vamos allá, con la solana y el botijo.

jueves, 23 de enero de 2025

David Lynch

 

Hace una semana que murió David Lynch
Un buen momento para dar este blog por terminado.

lunes, 13 de enero de 2025

España - Argentina


PUNTOS SUSPENSIVOS

Un juego criminal con antecedentes muy ilustres y más logrados (Caine es mucho Caine), pero bien contado, sostenido y resuelto. Va de escritores de misterio apostándolo todo al negro, por el éxito o por la gloria. 

Aquí hay gato, ratón y hasta cascabel. 

Muy bien Peretti y Coronado, aunque ya pasó el tiempo en el que el reparto tiraba de los espectadores para ir al cine a ver una película tan poco espectacular, aunque sí inteligente, juguetona y perversa a su manera. 



COMPETENCIA OFICIAL

Antonio Banderas y Oscar Martínez hacen de las suyas, satirizando sus tics más conocidos. Banderas el actor con éxito en Hollywood que presume de frivolidad y una técnica casi limitada a la fotogenia, frente a un argentino de manual, muy metódico (o metodista), artista de la soberbia y maestro de maestros. 

A ese cóctel se le añade Penélope Cruz haciendo de directora de cine egocéntrica y cabrona, muy bien por cierto, sin parodiar su imagen, huyendo de ella.
 
El carrusel de delirantes ensayos de un guion para la próxima película de los tres tiene interés, distinción estética y algunos momentos de puro descacharre. Hasta se permite ignorar la partitura que le calzarían los gringos a esta competencia.
 
Siempre he pensado que España y Argentina hacían buena pareja, aunque alguien acabe por salir perdiendo o con los pies por delante.