No hay verano que se precie sin
una de terror juvenil y en éste le tocó a Háblame, el debut de
los hermanos Philippou, famosos por su colección RackaRacka
de youtube.
La cosa va de mano momificada que
al agarrarla en determinadas condiciones -tipo ouija- te lleva a hablar con los
muertos, y las cosucas que salen mal cuando se abusa del juego y se incumplen
sus reglas (que nada más que son tres, pero como los protas jóvenes somos unos
descerebraos, pues eso).
Vayamos por partes, o por dedos.
Los hermanitos conocen muy bien el género y buscan la manera de añadirle suficiente personalidad.
El reparto es afortunadísimo, hasta una "ex-señor-de-los-anillos" sale, talludita y
con oficio, entre un puñado de jóvenes sobrados en talento. La dirección, la puesta en escena, la música y el montaje
equilibran adecuadamente presupuesto, modernidad y academicismo de género. El
guión tiene los rotos propios de estas historias. Básicamente el “pa qué te
metes si lo estás viendo, coño”. Pero luego del error que propicia el
desarrollo terrorífico de la película, ésta responde con bastante coherencia a
los interrogantes, las posibilidades y el desenlace, no por inevitable es menos
atractivo y sorprendente a su modo.
La cosa por lo visto ha sido un
pelotazo australiano y no se descarta una segunda parte. Habrá más muertos, más
sangre, más aparatosidades, pero dudo que hablen mejor.
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