lunes, 21 de agosto de 2023

Barbie

Y llegamos a Barbie, inevitablemente. Un gran amigo me dijo que verla en los cines de Puerto Banús debía puntuar doble o algo. Así que fuimos. Puede sumarse que la sala tenía bar dentro y que parecía alquilada en su totalidad por nosotros, los únicos en ella. Una morena (¿barbie latina…?) y un rubiales (¿Ken sin muscular?). En fin, nosotros.

Nos gustó la película. Me pregunto cómo da el salto a un artefacto de esta carestía y brilli brilli una cineasta como la Gerwig, por muy lista que sea, por mucha revisión de Mujercitas y Lady Bird que lleve en su currículum. El plató de “Barbieland” tiene que costar un pastizal. Y el mundo real. Y el vestuario. Y las oficinas de Mattel. Y los efectos especiales.

Con todo, lo que más luce en Barbie es el guion. Mejor cuanto más gamberro, consigue pescar ideas antiguas (desde El planeta de los simios hasta Regreso al futuro, Pleasantville y, claro, Toy story), mezclarlas a las nuevas y obtener un equilibrio muy difícil: la reivindicación sin revanchismo.

Yo le hubiera metido tijera a algún parlamento innecesariamente largo y mascado, moderado la presencia de Will Ferrell y suprimido un par de canciones. Pero sin quitarle nada, me sigue pareciendo una película muy notable. Y al fin han hecho algo distinto, coño. Lo único de temer es que lo conviertan en franquicia. No te dejes, Margot.

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