Clooney modera sus ambiciones narrativas y contrata a Afleck para actuar. Con ese sencillo par de premisas, los impulsores de esta película (que son claramente ellos dos, Clooney y Afleck), dan con la tecla para servir una entretenida, imperfecta y entrañable historia de crecimiento personal en una familia destartalada pero irrompible, atravesando unos pocos ambientes de normalidad americana (hasta el padre ausente y cafre forma parte del catálogo).
La película no necesita inventar gran cosa, ni siquiera una estructura sólida. Tiene época, textura, varios personajes con encanto (el de Afleck sobre todos), un bar querible, Yale, el NY Times... y una banda sonora absolutamente fantástica. Clooney debe limitarse a contarlo bien y se aplica a ello modestamente. Qué diferencia con la que le sirvió a Netflix. Seguramente aquello era lo que Netflix quería, ni más ni menos, y eso es lo que obtuvo.
Para Amazon en cambio, con esta The Tender Bar, Clooney ha apuntado a lo cotidiano, lo pequeño, lo iniciático en estampas, y los espectadores hemos salido ganando.
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