miércoles, 23 de octubre de 2019

Dinero sucio


Steven Soderbergh no nos explica nada que no sepamos, aunque lo que dice del asunto tiene sus chistes metafóricos y un reparto llamativo. Pero la película, impecable en factura, sólo transmite tinta de calamar financiera, mientras va saltando de una historia a otra, con interés limitado en varias de ellas y conexiones a veces levísimas que subrayan la falta de enjundia.

Salvo por Meryl Streep, que está ahí para dar empaque moral a la denuncia, Dinero sucio, como cine, poco aporta a los titulares de prensa sobre las marañas legales que permiten ocultar el dinero de quienes lo tienen.

Esto debería ser una película ante todo, y evaluarse según los parámetros que una película demanda: guión, interpretaciones, puesta en escena… Con el guión ya no llega al aprobado.


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