Steven Soderbergh no nos explica nada que no sepamos, aunque lo que dice
del asunto tiene sus chistes metafóricos y un reparto llamativo. Pero la
película, impecable en factura, sólo transmite tinta de calamar financiera,
mientras va saltando de una historia a otra, con interés limitado en varias de
ellas y conexiones a veces levísimas que subrayan la falta de enjundia.
Salvo por Meryl Streep, que está ahí para dar empaque moral a la denuncia, Dinero
sucio, como cine, poco aporta a los titulares de prensa sobre las marañas
legales que permiten ocultar el dinero de quienes lo tienen.
Esto debería ser una película
ante todo, y evaluarse según los parámetros que una película demanda: guión,
interpretaciones, puesta en escena… Con el guión ya no llega al aprobado.
Paso de Joker.
ResponderEliminarGracias, confirmas mi sospecha.
Soderbergh bastante Buff.
Bluff!!
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