domingo, 23 de octubre de 2022

Argentina 1985

 

Ha estado unas semanas en cartel y recibido una respuesta tibia del público. Aunque esa respuesta, sumada a las excelentes críticas, puede considerarse un éxito; sobre todo, si tenemos en cuenta lo que se está ampliando la distancia entre las bobadas que nos endosa Hollywood en la última década y todo lo demás, sea brillante o bobo. En este caso, es brillante.

Pero eso da igual, ya está en Amazon prime video. No han esperado a que se desinfle en taquilla ni a ver qué efecto producía su selección para los Oscar. El estreno en salas parece a estas alturas un mero requisito para aspirar a premios internacionales de la industria (ya lo suprimirán y competirá cine de streaming sin pasar por la casilla de salida, al tiempo).

Argentina 85 atesora todos las virtudes del gran cine argentino: la viveza, el verismo, el humor, la ambición temática, la crítica a las feroces juntas militares y Darín. Ricardo Darín, tan enorme como siempre que tiene papel. La gran estrella hispanoamericana de los últimos 20 años. Al sur de Río Grande no queda nadie a su nivel. Cuando alguno asoma, corre a Hollywood (vease el star mexicano).

Darín hace del fiscal civil Julio César Strassera, quien llevó la causa contra los Videla, Massera, Agosti y compañía. Lo hace con una convicción espectacular. No queda una pizca de Darín en la composición del personaje, es increíble lo que puede hacer este hombre con un peinado, un bigote, unas gafas de culo de vaso, un cigarrillo y un modo distinto de mirar y de moverse. Está perfecto. Pero su escolta de jóvenes y veteranos no le va la zaga, desde el más inexperto ayudante al más viejo consejero.

Tampoco los que dan testimonio frente al tribunal, en especial esa madre obligada a parir ante la indiferencia, el desprecio o la crueldad de sus carceleros. Todo contado sin representación en pantalla de lo sórdido. Lo escuchado es tan contundente que basta un actor en cuadro, hablando sobre lo que la persona que encarna tuvo que sufrir, para obtener un efecto magnífico, pero sin efectismos.

Los miedos, los momentos de paranoia, la actitud del defensor, de los muchos partidarios de los militares, de los funcionarios oportunistas u oportunos, de los familiares, hasta de la secretaria de Strassera (qué hallazgo, ese personaje), consiguen que esta trama eminentemente judicial tenga vuelo fuera de la sala. En los pasillos, en la casa, en la calle, todo bien ambientado con lo justo, vestuario, muebles, autos, canciones de época.

Gracias a Amazon tendrá la repercusión que ya no dan las salas a historias que no hablen de superpoderes o franquicias afines. 
 
Si el algoritmo lo permite, por supuesto. Que al algoritmo, Darín se la suda.

2 comentarios:

  1. Esta vez no coincido. El guión (que se decide por la didáctica, que es una opción buena que aguantan hasta el final) y Darín, bien. Pero no me gusta cómo está contada. Lo que pasa está demasiado por encima de cómo pasa. Me entra más como miniserie de canal generalista que como película. Vistas las críticas, el problema es mío. Pero me parece bastante acartonada. No solo los aspectos técnicos. No paro de ver "Cuéntame (pibe)".

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    1. lo que más me gusta de la película es que evite las "recreaciones" (ni siquiera las cosas que cuentan los testigos son las más sórdidas de las que se podían elegir). No es necesario, en mi opinión: hemos llegado a un punto en el que estremece más lo imaginado que lo explícito. También me parece un acierto que con tanto tribunal mantenga el ritmo.

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