Esto del terror es subjetivo,
salvo que la cosa vaya de sustos a costa de la subida sorpresiva del volumen
para que brinques en la butaca. Pero Hereditary no hace ese tipo de apuesta. Se
lo toma con calma, trabaja la atmósfera, la situación anímica de los
protagonistas (muy bien todos), sus razones, sus querencias y miedos.
Los horrores de Hereditary, en
fin, van dosificándose hacia el momento en el que se desvela la tragedia en
toda su aterradora dimensión. Una tragedia escalonada, pero catártica en el
desenlace, en el que todo queda lo suficientemente claro, o eso parece.
Por desgracia, algunos de los
tiempos dedicados a cada cosa son a mi juicio excesivos y en varios momentos se
quedan algo cortos (esas cajas que guardan los secretos de la difunta…) Esto da
como resultado una película que sólo funciona si entras, no puedes ser mero
espectador y eso está bien, aunque tiene sus riesgos: El desenlace puede
convencer o mover a risa. Depende de lo que te hayas implicado en la proyección.
Hereditary no está construida
sobre sustos baratos, pero la impaciencia o descreimiento de los millennials
(público natural del género a día de hoy), es el precio que el realizador tiene que pagar
por ser brillante de forma autoconsciente y a la manera clásica.
Ya no hay artesanos en Hollywood.
Sólo realizadores y autores. El espectador decide qué es cada uno. Un horror.
¡Me apetece un montón verla, Fernando! Creo que cae seguro esta semana. Ya te contaré. En cine de terror últimamente se están haciendo cosas interesantes.
ResponderEliminarBeso
Hildy
te recomiendo V.O.
Eliminar