lunes, 2 de abril de 2018

Cuatro días pecando



Ya no vamos a aquel armario de los VHS en la vieja casa pueblerina, las pequeñas han crecido, incluso la casa es otra; ahora las películas no nos pertenecen, se acumulan en un listado digital y hay demasiado reciente y malo para elegir.

Ninguna “de romanos”. Pero haremos una selección que resume la tónica vacacional. A modo de contrición.


RAGNAROK


Marvel coge a Thor y a Hulk, los dos Vengadores desaparecidos, y les sirve una aventura con mamporros a tutiplén y más humor del que su currículum aconseja. El resultado es tan ameno como irrelevante. La Blanchet se divierte haciendo de hermanísima cabrona, pero (tocado maléfico aparte), es lo más parecido a Lola Puñales que hay por los mundos paralelos del desmierde cósmico previo a Thanos.


Luego hay parches heredados, martillo volador y Hopkins dándose un paseo noruego con buenas vistas y cheque de circunstancias. Menos mal que no se empeña en coger bayas como en Noé. Aunque el pueblo de Asgard, emprendiendo el éxodo después de varios corre-corres, cubre para el espectador la ración de extras vestidos como cristianos de catacumba y túnica de tela basta que exhiben los clásicos semanasanteros.

ASESINATO EN EL ORIENT EXPRESS


Hay remakes que no vienen al caso y son la mayoría. Y más si te sabes el misterio llevado a pantalla grande e inevitablemente tienes que confrontar a Kenneth Branagh con Sidney Lumet, a Kenneth Branagh con Albert Finney, a Jhonny Deep con Richard Widmark, a Michelle Pfeiffer con Lauren Bacall, a Penélope Cruz con Ingrid Bergman,...

Así las cosas, queda una perfecta reconstrucción del tren, el paisaje que atraviesa en su camino y un largo y bonito travelling siguiendo a Poirot. Lo demás, amarrado a drones, CGI, un guión desmejorado y un protagonismo narcisista de Kenneth, se deja ver sin malestar, pero sin entusiasmo. Naturalmente, ha sido un taquillazo y habrá más aventuras detectivescas (Egipto tiene todas las papeletas para que podamos comparar a Branagh con Ustinov, madre mía).

P:D: El principio en Jerusalén, que debiera atrapar la simpatía hacia el detective, es pura penitencia.

DETROIT


Disturbios raciales en los Estados Unidos, años 60 (aunque lo mismo podría suceder ahora). Eso se traduce en negros enfurecidos quemando el barrio, con policía wasp de mano larga, Guardia Nacional mirando por la propiedad privada y alguna chavala distraída que se cree que puede flirtear con hombres de cualquier raza, hasta que llegan los de la suya a ofenderse y pasarse de rosca.


La tensión insoportable, las armas de fuego y culatazo, los sueños más difíciles de conseguir cuanta más melanina tengas en la piel, los jurados blancos para todo, la justicia burlada o insuficiente y tardía… En fin, nada que no se vea en el cine estadounidense de denuncia desde hace décadas, puesto que las actitudes denunciables han variado muy poco.

La Bigelow le pone su nervio a la dirección y el montaje te tiene en vilo, aunque los personajes colectivos dificultan la empatía del espectador hacia alguien concreto. Sólo queda la indignación perenne. Y una excelente factura.  

MUERTE ENTRE LAS FLORES


Así las cosas, es mejor ir a lo bueno conocido, aun temiendo que sea mejor en el recuerdo que en la revisión.

Pero no sucede. La mejor película de los Coen (junto a Fargo), vuelve a desplegarse sin síntomas de fatiga ni envejecimiento. Unos diálogos fascinantes y hammettianos, un encajador ludópata y cizañero, una mujer peligrosa, un puñado de gángsters con motivos personales y un sombrero rodando entre los árboles. 

El club con tocador de señoras, el piso vacío con butaca para las visitas, la mansión irlandesa de Finney, las Thompson, las fuerzas vivas cambiando de bando según conviene, todo ajustado a un guión de hierro y una puesta en escena impecable y sin alambicar.


Dentro de un par de años, esta joya habrá cumplido 30. Cualquier día, en algún despacho californiano, a alguien se le ocurre resucitarla y hacen un desaguisado revienta-taquillas. Antes que ver esa versión en un sofá de vacaciones, yo mismo me calo el sombrero y busco otra timba en la que apostar.


2 comentarios:

  1. La película de Detroit me gustó bastante y curiosamente la uno con otra película del pasado de la directora. Yo estas vacaciones también he pecado viendo bastante cine y entre ellas he revisado Días extraños de Bigelow, que no solo ha vuelto a gustarme mucho, sino que la uno en sesión doble con Detroit, pues en esta película de ciencia ficción plasma también los disturbios raciales...

    Adoro también Muerte entre las flores..., y, es verdad, el tiempo la mantiene...

    Beso
    Hildy

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    Respuestas
    1. Días extraños es estupenda.
      Y la Basset nunca estuvo más guapa.

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