miércoles, 21 de marzo de 2018

Death Proof


La única de Quentin que aún no había visto parece un homenaje al cine chatarrero que él saboreó en el famoso videoclub dónde se ganaba las  habichuelas antes de dedicarse a hacer sus propias películas.

Naturalmente, su realización es intachable, sus diálogos banales, su trama sangrienta. Vamos, una de Quentin. Se ve sin problema, aunque el frívolo de la crueldad tenga mayores aciertos (Reservoir dogs y Pulp Fiction siguen en lo alto del podio), pero uno se pregunta lo que podría lograr este talentoso director rodando algo de cierta enjundia.

Quizá la cagara. Su zona de confort son los personajes tirando a macarras, las bandas sonoras deliciosamente vintages, la risa gore, la memoria televisiva y los coches norteamericanos de añada.

Pues eso,  Death Proof.  


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