miércoles, 10 de febrero de 2016

Sin Goya: Regresión



Con su última película, que llegó a los cines dentro de la temporada de estrenos aspirantes a los últimos Goya, Amenábar pinchó inesperadamente. Todo eran expectativas y quizá por eso el patinazo resultaba más visible e irritante. La historia, de entorno y clima estadounidenses -variante miedo- tiene a dos actores muy conocidos al frente y está rodada con solvencia, pero esto ya no merece destacarse, se le supone al director un oficio y un presupuesto muy por encima de la media.

Lo malo es que la historia es poca cosa, no sé si por sí misma, o por cómo se plantea en pantalla. Los misterios de esta clase requieren un crescendo, una tensión, un juego hábil (del que Amenábar había hecho gala en Tesis, Abre los ojos y Los Otros), que aquí no aparecen por ninguna parte. Todo discurre demasiado lento en su parte central y torpe cuando se llega al desenlace, después de innecesarias truculencias y pistas demasiado gruesas.

No es que no se deje ver, que sí lo hace, pero la experiencia queda en un irrelevante consumo de sobremesa. Ni buscando la oscuridad y la autosugestión, la cosa da para más. Otros Goyas vendrán.

4 comentarios:

  1. Este muchacho se ha echado a dormir

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  2. El amigo Ethan es más imprevisible que el argumento de Regresión.
    Lo mismo hace el Jesse de tres décadas o el padre de la maravillosa Boyhood que esta birria. Y Emma venía de Noé, que ya era un truño importante. Vamos, que los actores anglosajones muy conocidos no son garantía de nada.

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  3. Necesita recuperar a Mateo Gil para los guiones, me parece

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