domingo, 29 de diciembre de 2024

Nosferatu

Drácula, con el nombre que figura en su pasaporte alemán, es un cien por cien de monstruo y un cero por cien de dandi. Pero ¡oh, novedad! esta vez luce bigotón.

O como dijo el amigo Gonzalo al salir: "hemos visto la última mierda de la temporada". 

Feliz Año Nuevo y mejor. 

jueves, 26 de diciembre de 2024

Feliz Navidad

 Perdonad, mucho hacer y contestar llamadas. 

Ésta es para vosotros:

martes, 17 de diciembre de 2024

Marisa Paredes


La primera vez que reparé en Marisa Paredes fue en una serie de TVE titulada El olivar de Atocha, en la que hacía de criada con carácter, enamorada de su señor en los años que rodearon a nuestra más manoseada guerra. Recuerdo que ahí descubrí una actriz con carisma desbordante, capaz de sacar petróleo de un personaje de radionovela.  Entonces reparé en que ya la había visto en cosas anteriores (y mejores), en tele y en cine: la serie Cervantes, multitud de obras en Estudio 1, Tras el cristal de Villaronga, Cara de acelga de José Sacristán, Tata mía de Borau, Las bicicletas son para el verano de Chávarri, Entre tinieblas de Almodóvar, Ópera prima de Trueba...  hasta en El mundo sigue de Fernán Gómez aparecía. 

Los protagónicos incontestables y divinos llegaron después, con el mismo Almodóvar. Andaba éste por entonces estilizando su cine en melodramas que requerían de grandes actrices. Y ahí estaba la Paredes, que te podía hacer de esposa de Imanol Arias llevándole diez años sin que se notase. En La flor de mi secreto era una víctima del desamor perfecta en su fragilidad y su soberbia. Antes se había medido con la Victoria Abril más infalible en Tacones lejanos con igual fortuna.

Su estrellato almodovariano le permitió hacer papeles magníficos en elencos de Gonzalo Suárez (La reina anónima), del mejor Ripstein (Profundo carmesí, El coronel no tiene quien le escriba), de Roberto Benigni en su título mayor La vida es bella y una de las excelentes películas que hizo en España el mexicano Guillermo del Toro, con Luppi y Noriega en uno de sus afortunadísimos malvados: El espinazo del diablo.

Repitió con Almodóvar en Todo sobre mi madre, Hable con ella y La piel que habito, dos de ellas oscarizadas, la otra muy discutible, pero con el protagonismo de un Antonio Banderas consagradísimo como estrella internacional. Ella para entonces volvía a completar elencos sin comandarlos, pero con solvencia y magnetismo para regalar.

Marisa Paredes lo hacía todo bien, salvo el papel de anodina. Rodó en Francia, España, Italia, Iberoamérica. Fue grande en teatro, cine y televisión. Había dejado de topármela en las producciones que siguió haciendo hasta ayer. La última vez que la disfruté fue en Petra de Jaime Rosales. Ella ya había pasado de los setenta y hace siete años de aquello. 

A las grandes actrices me cuesta menos verlas envejecer que a ellos. Y no caigo en la cuenta de que algún día se retiran, reciben homenajes semi-póstumos, mueren. En ese limbo estaba yo, ocupado en mis cosas, cuando se murió Marisa. 

Otra diva perdida. Buen viaje.   

domingo, 8 de diciembre de 2024

Una vida no tan simple


Una película excelente que te habla de las aspiraciones truncadas por la vida en su faceta más previsible y por eso mismo más inesperada: maternidad y paternidad, corre corre para llegar al colegio por las mañanas, parque, cero sexo, suegro sieso, antiguo jefe al que no quieres ver, el éxito precoz que enseguida decae, las mierdas de la vida que no es tan simple como parecía.

Muy bien todo el reparto, la dirección (que sabe convertir la arquitectura de la ciudad en un personaje y las patinadoras en un hilo conductor), la música y especialmente el guion, que deslumbra sin tregua. Sobre todo en los momentos confesión, en la escena de búsqueda en redes de quienes han avanzado en su vida, del favor que vas a pedir y ya le han concedido a otro. 

Excelente película que no recaudaría más de 200.000 euros en salas, porque estas cosas de la vida no tan simple, en fin, la vida real, parecen ser menos atractivas que un ataque zombie, un post-apocalipsis, un superpoder, un asesino en serie... lo que nos evade mientras la lámpara de los niños puede tener encima alguna prenda que se ponga a arder en cualquier momento.  

El Peter pan, que se estrella o piensa que lo va a hacer cuando tiene dos hijos al cargo. Cinco lobitos para tíos. 

lunes, 2 de diciembre de 2024

Noche de bodas

 

Una gamberrada gore muy británica, hecha para más coña en Canadá por 2 directores estadounidenses. 

Con laberíntica, exquisita y espeluznante mansión de ricos rancios de oscura fortuna como tablero de juego. Con un ramillete tradicional de jugadores: el novio predestinado, un padre terrible y cobardón, su primogénito borrachín, el cuñado imbécil, la metepatas (y mete flechas) del clan, la arribista diabólica, la madre tarántula, la conversa sádica, los niños traviesillos, el mayordomo hijoputa, las sirvientas prescindibles.

Lugar y jugadores conforman un nuevo vistazo (tan corrosivo como los que le precedieron), a los mitos anglosajones relacionados con la codicia, el sexismo, el clasismo y el satanismo que tanto les luce en familia, especialmente cuando se adornan socarrones con la canana de balas para elefante del bisabuelo.

La novia es Samara Weaving, que nos angustia, nos divierte y nos horroriza según toca, para acabar cubierta de vísceras, haciendo una declaración que lo resume todo. 

El "estilo inglés", aun si es adoptado, viste el terror nupcial y cómico como ninguno. Si quieres terror "a la americana", apúntate a una acampada o a una luna de miel.