Finalmente, en el último cine del
país, viejo y destartalado como la camioneta del maldito Eastwood, pude ver Mula. Clint ha llegado a la ancianidad, como actor se le nota en la cara. Hasta
este papel, incluso como viejo, se veía temible. Hoy le sabemos -y se sabe- un
anciano. Por eso este personaje le va como un guante.
En la dirección no puede decirse
lo mismo. Es un director con mucho talento, que ha madurado y nada más. Nuestro
amigo Berdoy hubiese disfrutado con ésta, después del patinazo inesperado que el de Carmel tuvo con
la del tren.
Mula es una historia sencilla
e interesantísima, como muchas de las mejores de Eastwood. El tipo está tan
sobrado que acorta lo que quiere (cierre de negocio, juicio…), abandona
personajes cuando pierden relevancia (el joven mexicano), mete mozas de pago en
su habitación, remienda bancarrotas del siglo XXI con fajos al contado a lo
siglo XX… Y todo le funciona, porque dirige mejor que ninguno de los grandes
que quedan en Hollywood.
No necesita la fiebre que mejora
a Scorsese, el ingenio judío de Allen, los subrayados sensibleros de Spielberg,
la alambicada estructura de Nolan, la trascendencia obligatoria de Iñárritu,
las geometrías tintinescas de Anderson o la crueldad vintage de Tarantino.
Clint sabe lo que se hace (incluyendo cuando conviene su presencia en pantalla), y eso le basta. Hasta veinte años más joven nos
hubiera convencido de que su mayor talento es la jardinería.
Por debajo de esta historia de
vejez activa y desprejuiciada, en la que se permite llamar boyeras a las
boyeras, negritos a un matrimonio negro en apuros y frijoles a los mexicanos,
porque posiblemente conviva mejor con ellos que muchos concienciados de boquilla, Eastwood
habla de la familia sacrificada en pos del éxito, del omnipresente e
innecesario smartphone, del mercado y sus peajes, de los prejuicios en su patria, del
derecho a la incorrección política, de la tercera edad desasistida, de una
sociedad volcada en la pasta gansa… Todo ligero y por capas.
Es el último Eastwood, el que ya
no puede dar miedo, como lo daba aún en su maestra Gran Torino, pero
reconocible en su caminar y su decir. En su rictus desubicado. Para remate,
elige y coloca las canciones finales como nadie. Vamos, Clint.
La dejé escapar en su día. La última película que vi de Eastwood como director fue El francotirador, pero me dejé por el camino Jersey Boys, Sully y 15.17, tren a París. Así que quizá con Mula vuelva a reengancharme a él... Las otras tres propuestas no me animaron a acercarme al cine. Y eso que el Eastwood que dirige tiene varias películas que me gustan mucho..., pero la sala de cine no me llamó con sus últimas obras. Solo sentí un cierto pálpito con Mula...
ResponderEliminarBeso
Hildy