domingo, 1 de septiembre de 2013

Mud

No conocía a este director aunque tenía buenas referencias de sus anteriores trabajos. Preguntaré por ahí, para hacerme con ellos, porque MUD es de lo más grato que ha ofrecido la cantera gringa para este verano que agoniza.


La historia, aparentemente sencilla, es la de dos catorceañeros que van bastante a su aire en una comunidad ribereña de la Norteamérica profunda (hay que ver qué profunda la tienen, por cierto) y que ayudan a un fugitivo a tratar de reunirse con el amor de su vida para largarse a mar abierto.

Historias adecuadas al país que las patentó, con sus pueblos sin horizonte, sus moteles descarnados, sus rubias de billar y sus pistoleros a sueldo. 

Pero aquí no tenemos a un Tarantino o a un Rodríguez deformando la realidad para obtener la risa cruel del público, ni a un director estándar que lo cuente con mucha música de jukebox y cámara lenta agarrada a los muslos de las tías y a los disparos de los caza-recompensas.

Tenemos a un narrador que sabe de la amistad adolescente, las dificultades del amor dentro y fuera de la familia, la fragilidad de los héroes. Jeff Nichols se pone al servicio de su excelente guión con una dirección sosegada, de las que se toma el tiempo idóneo para cada cosa, mediante una docena de personajes, intérpretes escogidos y precisos y unos buenos fuegos artificiales en el momento justo.

Me ha gustado mucho. Después de verla entran ganas de navegar, aunque uno ya no sea tan joven.

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