martes, 16 de diciembre de 2025

Maneras de morir

Rob Reiner y su esposa Michelle han sido asesinados, supuestamente a manos de su hijo Nick por apuñalamiento. Sus vecinos actores Billy Cristal y Larry David, amigos personales de la pareja acudieron a la llamada de socorro de la hija y se encontraron con la enésima muerte violenta de Estados Unidos y uno de los últimos dramas que se arriman a la industria de Hollywood (la penúltima fue la del gran Gene Hackman).  

A estas barbaridades no hay que buscarles explicación, no al menos nosotros los cinéfilos. Lo sórdido del suceso es para otros expertos y otros foros. De Reiner me basta con recordar películas estupendas como Cuenta conmigo, La princesa prometida o Algunos hombres buenos. Y otras muy notables, como Cuando Harry encontró a SallyEl presidente y mis Wade (germen de la última gran serie estadounidense del siglo El ala oeste de la casa blanca), Misery o Flipped. De paso, hacía buenos documentales y actuaba, en las últimas décadas como amigo barbudo, calvo, gordote y bonachón. Aunque en los 70 arrasó con la telecomedia All in the family, joven y con pelo.

En fin, un currículum brillante y encantador. Cumpliría 79 el próximo marzo, pero se ha topado con la muerte del modo más desagradable que estilan en California. Terrible pérdida. Su cine queda.

Casi al mismo tiempo, fallecía pacíficamente en España el gran actor argentino Héctor Alterio. Lo hizo todo, en Argentina y España, en cine, en teatro y en televisión. lo recuerdo en las de Saura, Garci, Piñeyro, Armiñán, Gonzalo Suárez... Llegando a la ceremonia de los Oscar con El nido y El hijo de la novia, ganándolo con La historia oficial de Luis Puenzo

Valía igual para personajes drámaticos y cómicos, abyectos, hipocritillas, heroicos, costumbristas, íntegros o entrañables. Era un todoterreno, un camaleón, capaz de darle a su papel todos los registros necesarios, siempre creíble. Por la tele se hizo también querer u odiar en series como Segunda enseñanza, Cuéntame como pasó o en la de Campanella Vientos de agua

Había cumplido 96 años. Casi un héroe griego, el amigo Héctor. Un abuelo que cualquiera adoraría. Mi más sincero pésame a la familia y, en especial, sus hijos actores, Ernesto y Malena, a los que voy cogiendo el mismo cariño lejano que al padre. Como dirían los indios (y más en un post como éste), Alterio tuvo "una buena muerte".

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