lunes, 8 de marzo de 2021

Gala Goya 2021. Ha hecho falta una pandemia

Y Málaga, claro. Y un tipo viajado y listo que ha encontrado un filón redescubriendo para la televisión de España el buen gusto, la media voz, la no-estridencia.  


La Gala en directo solo la vi empezar. Luego pesqué un par de retazos mientras cenaba. Pero he recorrido ya muchos más fragmentos, de escenario y de alegría por webcam. Más que suficiente para calibrar que a Antonio Banderas, diciendo lo mismo y con el mismo tono, se le podían haber reducido los parlamentos a la mitad de extensión. Al menos los que yo le vi soltar. Atinados, pero interminables. El espectador ya no está para chapas de cinco minutos a pelo, por muy Banderas que te la dé.

Dicho esto, sabéis que el tipo me cae muy bien. Me alegro de que le haya quitado la vertiente chabacana a esa Gala que, como diría mi añorado amigo Pepe Berdoy, ya daba alipori.

Autocomplacencias varias aparte (pocas y, en cualquier caso, educadas), la verdad es que los homenajes a Berlanga, a Ángela Molina y a los fallecidos del último año resultaron fantásticos, poderosos y emotivos. 


El escenario, en esos momentos y en todos los demás, estuvo muy bien utilizado, mucho más rico de lo que suele. La realización muy profesional, ajustada a lo que debía mostrar en cada instante, aunque en esta ocasión no ha tenido que bregar con público, subidas, bajadas, ni grupos de profanos premiados en escena. Pero sí con multitud de conexiones novedosas y poco estéticas.

Y digo que Banderas contaba con el imbatible argumento del drama nacional y la idea firme de no orillarlo. Este planteamiento fulminó de salida muchas de las ridiculeces de otras ediciones. Sin desmerecer el trabajo sobre el terreno, que debió ser complejísimo, esa renuncia deliberada a la ración de ordinariez tantas veces confundida con la naturalidad, por comparación ya se percibió como el colmo del encanto. A efectos de show, eso es lo más tremendo: que haya resultado elegante, por el sencillo modo de no ser estridente, de vestirse de seriedad y poner a cada uno a hacer lo que sabe hacer bien. Valgan de ejemplo el cante y el baile, minimalistas y exquisitos. 


De paso, tirando de agenda de los que se codean con la industria internacional (Banderas a la cabeza, pero imagino que Penélope Cruz, J. Bayona, Rodrigo Cortés, Amenábar o Almodóvar también descolgaron teléfono…). Obteniendo testimonios de apoyo hollywoodense, iberoamericano y europeo de primera fila. Otra idea a la que siempre fue fácil llegar, pero que por lo visto necesita a un propulsor como el de Málaga.


Nunca sabremos del todo si la obligatoriedad de no hacerla presencial fue lo que le quitó esas mierdas en las que incurren año tras año. O sí lo sabremos, porque tarde o temprano volverán al directo y sin Antonio

El columnista Alberto Olmos ha tirado por la calle de en medio titulando la Gala “El funeral más largo de la historia”. Otro tipo astuto, Olmos, porque el año en que nadie querría hacer escarnio de la gala era el ideal para que lo hiciese él. Pero teniendo ya entre 70 y 90.000 muertos, bien se puede alargar el duelo. Y coincido con otro amigo cinéfilo en que no estaba de más transmitir en la gala que “esto” (la pandemia) sigue, así que vamos a dar por oportuno el “funeral”. 

 


Es más: cuando acabe la maldita pandemia y se vuelvan a entregar premios por el método corriente, espero que a los que cocinen entonces las cositas de la Academia del Cine les hagan un pase de esta Gala de los Goya.

3 comentarios:

  1. pues sí estuvo bien
    y sí, Banderas se recrea un poco de más

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  2. Fue una gala además con mucho sentido del ritmo. Fluida. Yo la disfruté, la verdad. Eso sí, me quedan por ver varias de las películas ganadoras y nominadas. Me apetece mucho ver Akelarre y Baby. Y de lo visto, tengo especial querencia por My Mexican Bretzel, pues me enamora el proyecto cinematográfico en sí. Me sorprendió más de lo que esperaba El plan. Me lo pasé muy bien con La boda de Rosa y con Sentimental. ¡¡¡Recomiendo muchísimo la chilena El agente topo!!! Y de las europeas, cómo me impresionó Corpus Christi. Hay una metáfora en Las Niñas, la del coro con que abre y cierra la película, que me gusta cómo cuenta toda la historia y la evolución del personaje principal. Me descubrió un Paco Umbral, ciertos aspectos de su vida, que se me escapaba el documental dedicado a su persona... ¡¡¡Deseo que el año que viene haya cuatro largometrajes de animación nominados!!!

    Beso
    Hildy

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