lunes, 29 de agosto de 2016

La habitación


La habitación es la película que le levantó el Oscar femenino a la chica de Brooklyn, la otra gran película irlandesa del año.

Una historia bárbara a la que precede –en agradecible elipsis- el secuestro de una joven y el aberrante después, prolongado hasta el embarazo y crianza de un hijo en cautividad. En la habitación del título. Y lo que hay alrededor cuando sales de ella.

El debate sobre porqué –en ese momento anterior a lo narrado- la chica se queda con el hijo de una relación horrible es casi superfluo. Pudo rechazarlo de inmediato, pero eligió aferrarse a la criatura para sobrevivir al horror del cautiverio y el monstruo se lo permitió. Como a él apenas le vemos, no se saben nunca sus razones, sobre eso, ni sobre nada. Casi mejor.


La actriz Brie Larson pone verdad a todo lo que vemos y lo que no hemos llegado a ver sin dar explicaciones ni exagerar actitudes. El niño Jacob Tremblay está demoledor.

Esa primera mitad de la película, en la habitación, cuando el pequeño ya cumple una edad en la que es difícil mantener las fantasías que les han hecho posible sobrevivir a ambos y ser mínimamente felices y cómplices, es de un talento fílmico sin discusión. Terrible, cercana, descarnada sin morbo, asfixiante y llena de ritmo interno. Maestra.


De cómo salen no hablaremos aquí. La solución del guionista es tan válida como cualquier otra. Después, el mundo. Quizá sea más previsible lo que allí les aguarda, la parte más “convencional”, donde cada uno hace un poco lo que le toca, pero la historia aguanta y los intérpretes ponen todo de su parte para que así sea.

La habitación, en suma, es una película estremecedora, una trampa cinematográfica de la que es difícil escapar (aunque me consta que un amigo no llegó a entrar en ella). Lo de las actrices no merece debate. La irlandesa de Brooklyn está igual de bien, pero su historia no lacera el alma.

Así empezaba el año, antes de que los blockbusters lo echasen todo a perder.


5 comentarios:

  1. Puedo aceptar que una película cometa sus trampillas, como aquella famosa de "El silencio de los corderos" en la que la policía registraba la casa equivocada (allí no estaba el psicópata) pero el espectador no lo sabía, pero que toda una película sea una "trampa" ya me resulta demasié...

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  2. el cuñado de Tadeo29 de agosto de 2016, 18:51

    Todas las películas requieren conseguir la suspensión de la realidad. Yo la tuve con ésta, sobre todo en la primera hora. Lo demás solo cumple (me sobra la prensa, recurso fácil).
    Pero nadei puede reproducir lo que sucede en una coyuntura semejante. Seguramente todo es mucho más sórdido, zafio, duro.. el horror, que diría Kurtz.

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  3. Aún no he tenido estómago para verla.

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  4. Mi impresión sobre esta película coincide con lo reseñado. Pero tengo la sensación de que podría estar de acuerdo con lo que dice Luis si el día en qué la ví en el cine en mi cabeza hubiera salido "cruz". Pero salió cara. Entré en la fábula (a la que no se pide verosimilitud y se aceptan las trampas). Pero hay tantas películas en las que no entré en esa fábula, que no puedo más que entender a los que no les gusta. Un ejemplo personal (que muchos consideran obra maestra): "El Havre". Fue ver a esos inmigrantes "posar" en el container y mi cabeza irse de esa película.

    Gracias por seguir por aquí, Fernando, Luis y compañía.

    Mudo

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