miércoles, 4 de mayo de 2016

La punta del iceberg



La ferocidad que puede presidir el mundo laboral en pos de resultados más competitivos es un buen barro dramático en los tiempos que corren. Si a eso le sumamos unos cuantos suicidios en el mismo centro de trabajo, que obligan a una investigación interna asignada a una dura ejecutiva con las trazas de Maribel Verdú, la cosa gana en interés y posibilidades.

Su ir y venir de un despacho a otro, salas de reuniones, sótano o azotea, componen esta jornada fría y desagradable en la que la coraza de la investigadora va desprendiéndose a medida que profundiza en las prácticas de la empresa para optimizar el rendimiento. El director debutante David Canóvas se mueve con fluidez por los escenarios impersonales de los parques de negocios y su reparto aprovecha unos diálogos corrosivos para secundar estupendamente a Maribel y mantener el interés durante toda la película.

Lo malo es que en ella no pasa nada muy diferente a lo que está planteado desde el inicio, no hay apenas sorpresas y el discurso acaba ciñéndose a los lugares comunes. En esos lugares, bien trascendidos, estaba el verdadero filón de la película, pero los guionistas se obligan a buscar algún puteo excepcionalmente sangrante que redondee la maldad de los de arriba. Ese recurso-concesión devalúa el impacto de una realidad simple y actualísima que se bastaba por sí sola: rendir a cualquier precio es poco sano. 

Pero quizá el espectador no quiere mirarse en la pantalla como en un espejo y en el cine prefiere las villanías evidentes y las revanchas justicieras. Aunque ambas cosas sean solo la punta de un iceberg.

1 comentario:

  1. "...la maldad de los de arriba". Casi siempre en el cine español esas ganas de subrayarlo todo y de tratarnos como a niños...

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