viernes, 5 de diciembre de 2014

La isla mínima y Relatos Salvajes

Dos películas brillantes desde sus mismos créditos iniciales, producidas y habladas en español, han sido éxito en este trimestre terminal, a pesar de lo difícil que está rodar, estrenar y conseguir que el público pague entrada en taquilla.


Estrenada el 26 de septiembre, La isla mínima sigue aún en cartel, cosechando espectadores a pesar de las sucesivas novedades que semana a semana merman sus posibilidades de recaudación y van empujándola fuera del circuito. Aunque, si los premios le hacen justicia, es probable que goce de una segunda vida comercial después de los Goya.  En cualquier caso, ya tiene el mérito de ser una de las propuestas más interesantes del 2014, por historia, por atmósfera, por interpretaciones. 

El misterio criminal de las marismas, el raro ambiente de penuria, silencio y depredación que rige la zona, los policías desencantados que buscan culpables, son elementos propios del género que adquieren interés renovado en manos de Alberto Rodríguez y gracias a las composiciones que realizan Raúl Arévalo, Javier Gutiérrez y el resto del reparto. El sevillano cada vez afila más sus películas y en ésta, algunos interrogantes quedan abiertos como venas.

Relatos salvajes también mantiene el tipo en la cartelera después de muchas semanas y un boca a boca envidiable. Una película que es pura corrosión a la argentina, sardónica, violenta, tronchante, descorazonadora. El hombre es el lobo del hombre y alcanza una especie de plenitud cuando ejerce a dentelladas su revés tenebroso. Con acento pibe, para ponerlo más cabrón y ferozmente divertido. Lo del bar de la parada de autobús, el regateo alrededor de una autoinculpación, las discusiones de carretera y la catarsis nupcial es de matrícula. Ricardo Darín en ventanilla, capítulo aparte. 


Relatos Salvajes ha arrasado en su país de origen y lo está haciendo en España por motivos obvios y gemelos: aquí y allá estamos al límite de nuestra resistencia mental. Así que presenciar en pantalla esta catarsis nos resulta casi terapéutico, aunque está bien lejos de serlo. El film se limita a recordarnos, mezclando con malicia extrema el pesimismo y la fiesta, la violencia y el ridículo, que cuando la gente se cabrea es capaz de cualquier cosa. 

Todavía queda tiempo de ver estas grandes películas en la pantalla grande.


1 comentario:

  1. Pues yo tenia ganas de ver La isla Mínima y por una cosa y otra, los astros se alienaron para que no la viera, pero no lo conseguirán una vez salga en dvd.
    Sobre Relatos Salvajes, basta lo que cuentas para proporcionarme interés por verla, ayudando de antemano Darín a ello, pero no me había convencido.

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