martes, 4 de marzo de 2014

Agosto


La familia norteamericana repentinamente reunida ofrece, cuando la obra aspira al prestigio, un territorio minado de secretos, rencores y reproches de largo alcance. De eso va Agosto, la película que le ha proporcionado a Meryl Streep su décimo octava nominación al Oscar, adaptación de un drama teatral de los que piden premios a gritos, representado por un grupo de actores y actrices imponentes y dispuestos a todo.

Meryl Streep, algo pasada de rosca, dirige una catarsis de mesa y mantel en la que todos y cada uno de los miembros de esta familia tan del Medio Oeste versión literaria, van dándole la réplica –ora Miller, ora Williams- y brilla especialmente una Julia Roberts tan precisa como gratamente madura (visto lo visto en los Oscars, ojalá nunca se opere).

Minuto a minuto, escena a escena, los diálogos y su encarnación por los diferentes protagonistas del drama son espléndidos y eso, paradójicamente, acaba lastrando el conjunto: Ésta es una película que se gusta a sí misma y no sabe o no quiere renunciar a un solo toque de desgarro, a una sola revelación traumática o tremenda. En fin, que acaba saturando al espectador por acumulación, porque la familia de Agosto se diría un compendio de todas las familias teatrales norteamericanas que han pasado por las tablas con tufillo a Pulitzer antes incluso de que suba el telón. El alcohol y demás adicciones, la brecha generacional, las carencias emotivas, los amores prohibidos, las crisis matrimoniales, la cita de T.S Eliot y hasta el calor opresivo del verano, acuden a la cita sin novedad o disimulo, encadenándose hasta el empacho.

Aún así, la película es disfrutable también por eso. Como pasa con esas comidas fuertes a las que a veces hay que regresar a pesar del riesgo, sólo hace falta acudir a la sala con un protector de estómago o un digestivo para disfrutar plenamente del festín dramático de Agosto.

Meryl pone el ajo.

4 comentarios:

  1. El cuñado de Tadeo10 de marzo de 2014, 10:47

    No le falta de ná

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  2. pues a mi me parece que todos están sobrebios, hasta el soseras del mulroney

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  3. soberbios, quería decir, que si no parece una coña con desprecio encubierto

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