sábado, 8 de febrero de 2014

Tres hijos de Goliat inauguran Cinémalos



EL SEÑOR CONDE:
Sale de noche y bebe mucho, pero no se le conoce novia que le haya puesto jamás ninguna pega. Lo del título nobiliario siempre las impresiona y además es experto en trabajarse uno de los puntos más sensibles de la anatomía femenina: el cuello. Será por eso que le quieren eternamente… No importa que rehúse acompañarlas a bodas, bautizos y comuniones, nadie se lo reprocha no vaya a ser que le derrita el crucifijo al celebrante o deje de regalo un cajón de tierra más grande que una nevera. En cuanto a su concepto de la moda, vale que ya no se lleva mucho la capa española, pero el fondo de armario estilo Cárpatos sigue teniendo un encanto vintage a prueba de hipsters, trendys y trendsetters. Es lo que tiene ser un señor. Hoy volverá a beber.


PADRE NO HAY MÁS QUE UNO:
Se ha pasado la mayor parte de su vida adulta entre suspiros y resuellos, pero ¿qué remedio le queda rodeado como está de un ejército de incapaces que para colmo visten de blanco? El Caballero negro es un fino esgrimista condenado a ejercer como dragón de princesas y soporta a la fuerza que su primogénito pretenda darle lecciones. Corre el rumor de que quiso cogerle dinero para comprarse otro androide y que por eso le cortó la mano.


LA ETERNA ADOLESCENTE:
Hay edades que son muy dadas al berrinche y en las que se hablan lenguas incomprensibles para los adultos. Una sufrida madre de mi barrio lo llama a eso "ascolescencia". Es inútil que les digas que se pongan la bata, que la habitación está helada, y como no guardes bien la llave del mueble bar es fácil que te vomiten encima. Por supuesto, tú te sientes culpable, pero la cosa no se remedia con un libro de salmos. Es ver un libro y les da vueltas la cabeza.


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