sábado, 20 de marzo de 2010

Dos por una: Pájaros de papel y El mal ajeno.

Ayer me puse heroico y me fui a ver consecutivamente dos pelis españolas. Dos de las que de un tiempo a esta parte se apuntan a la fórmula de comercialización estilo americano (la única que compite), consistente en hacer un trailer realmente vendedor que cuente la mejor versión posible de lo que te espera en sala, y sacarlo después a todas horas por televisión, internet y donde se tercie, hasta que nadie deje de saber que el título se estrena y hay que verlo.
En el primer caso, Pájaros de papel, la promoción estaba más que garantizada. Hablamos del debut en la dirección cinematográfica de Emilio Aragón, un tío que suele convertir en oro cuanto toca y que, como el propietario de Jurassik Park, John Hammond, puede decir orgullosamente “no hemos reparado en gastos”. No sólo en la promoción para estrenar a toda caña con el apoyo de Antena 3 y la cadena que él mismo preside, sino también en el coste de la propia producción, donde además de ofrecer localizaciones, ambientación y vestuario profusamente, se rodea de un montón de profesionales de primera fila, empezando por el guionista de El hijo de la novia, Fernando Castets, pasando por el veterano José Salcedo en el montaje, hasta llegar al mismísimo director de casting Luis San Narciso. Y ya que hablamos de casting, lo mismo puede decirse del reparto: A su disposición Imanol Arias, Lluis Homar, Carmen Machi, Roger Princep, Diego Martín, Jose Ángel Egido o Cristina Marcos, en una colaboración que hace explotar la pantalla con uno de los momentos realmente conseguidos de emoción que encierra esta película.

Es, curiosamente, la ambición emotiva lo que lastra el resultado de Pájaros de papel, porque la historia en lo geográfico y en lo político –guerra y posguerra civil españolas- se mueve por parámetros demasiado vistos, lo que seguramente influye en que se perciban ya casi como un mero esquema de trabajo más que como un valor narrativo. Pero juega su baza principal en la emotividad de partida que ofrecen un padre huérfano, un amigo doblemente acosado por el régimen y un niño entre la picardía y el desamparo, metidos a artistas de varietés por los caminos de España. Aunque esto no es El viaje a ninguna parte ni lo pretende. Es un homenaje a otro tipo de cómicos: No los que hacen el repertorio de los Álvarez Quintero de pueblo en pueblo, sino los que ofrecen malabarismo, magia, mimo, ventriloquia, cuplé y lo que se pueda, con decorado felliniano mil veces zurcido en teatros venidos a menos, pero de verdad.

Ahí tenía Aragón su auténtica baza, en el conocimiento privilegiado del medio artístico que retrata, pero del que apenas consigue transmitir la esencia, ni tirando de escenas corales ni con el detalle desconocido y revelador. Sólo algunos apuntes (el truco del cigarrillo, los reflejos de Imanol ante el accidente del monociclo) permiten atisbar las posibilidades que ofrecía ese camino. En cambio, el director busca una película total y se siente en la necesidad de mezclar a su troupe con la emoción de la guerra y el drama de la hambruna, con la orfandad del hombre y la del niño, con el miedo del homosexual detestado por los vencedores (que no falte el falangista abyecto), con la conspiración política, con el infiltrado y hasta con la sorpresa argumental de penúltima hora. Y todo ello, secuencia tras secuencia, prolongando las situaciones más allá de lo aconsejable, incluso cuando acierta (¡qué gran escena la del mítico Miliki si hubiera renunciado a apurarla!).

Se diría que el director no está del todo seguro de si contar clásicamente una historia de siempre, sorprender desde el intimismo o firmar un producto de género, cuando, paradójicamente, parece capaz de desenvolverse en las tres variantes. Mezclarlas con equilibrio es harina de otro costal y no está al alcance de muchos debutantes. Al salir del cine, recordando la secuencia en la que vuelan los pájaros de papel del título, me acordé del viejo refrán “más vale pájaro en mano que ciento volando”.


Como la experiencia, aunque agridulce, no me había quitado el apetito, me fui a ver El mal ajeno, la primera de Oscar Santos, otro debutante que tampoco lleva malos compañeros de viaje: Amenábar a la producción, Sánchez Arévalo de guionista, Eduardo Noriega y Belén Rueda como cabezas de cartel… y una idea mucho más precisa y acotada de cómo contar su historia.

Película de atmósfera bien conseguida, donde el misterio y el dilema moral que éste encierra van alternando en peso e interés, El mal ajeno es un ejercicio de dirección francamente medido aunque no llegue tampoco a ser redondo. La puesta en escena de la acción, eficacísima, y la calidad (o el carisma) de los actores, suplen hábilmente las carencias de un material sorprendente que genera momentos realmente poderosos, más en la primera mitad que cuando se dirige hacia su desenlace.

El problema de esta película no es su exceso de pretensiones, aquí Santos ha ido claramente a facturar una de género. Lo que falla es una cierta morosidad en los giros y en la importancia de los personajes secundarios para la progresión dramática (el padre, la chica joven, el enfermo beligerante, la viuda a la deriva…). La historia, que hubiera agradecido un poco más de “aire” para un desarrollo que carga fuertemente hacia la tensión y la angustia propias de la Unidad del dolor de un hospital omnipresente, trata de concentrarse en lo esencial y eso no le permite mayor densidad sino que descubre la liviandad de su tesis. Amenábar debiera haber metido mano en ese guión, para dotarle de las necesarias dosis de entretenimiento y, con el mismo misterio, la peli se habría subido al podio de los ganadores. Quizá la próxima vez, porque Santos tiene talento para conseguirlo.

¿Conclusión? Que ninguna de las dos películas me deslumbró, pero tampoco maldije el tiempo empleado en ellas. A juzgar por los comentarios de los demás espectadores (bastantes, por cierto), creo que la sensación era compartida. Se han estrenado dos nuevas películas con gancho, algo desiguales, pero interesantes en cualquier caso. Si todas las películas “regulares” que estrene el cine español alcanzan la calidad de éstas, será un gran año.

16 comentarios:

  1. Aquí de nuevo para dar mi opinión sobre Pájaros de papel. Como el espacio es reducido y tampoco se trata de hacer un resumen de la obra en sí, tú no lo haces mal ;-)) y es dificl que se te escapen detalles importantes, centraré el comentario en dos juicios muy personales. Por una parte, destacar el exceso de melancolía y tristeza que rodea el metraje de principio a fin y, por otro lado, creo que el espectador del siglo XXI está saturado de películas y recuerdos sobre la guerra civil, un tiempo que, afortunadamente, nunca volverá. Son tiempos nuevos para nuevas propuestas. Ojalá que las generaciones de directores emergentes aprovechen su talento para delumbrarnos con más luces que sombras.

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  2. La ópera prima de Emilio Aragón me apetece pero tendré que esperar un poco para opinar pues aún no la he visto, pero la película de El mal ajeno si he podido verla. Coincido contigo en que los ambientes están bien conseguidos, Noriega hace un papel estupendo, bien caracterizado y muy verosímil, diría que el más creíble de todos. En cuanto al guión, ya lo apuntas tú, me parece que está muy por debajo de lo yo esperaba. La historia resulta difícil de digerir, las motivaciones de los personajes, exceptuando al médico/Noriega, resultan poco comprensibles. Las líneas básicas del guión necesitan de un acto de fe previo para que funcionen, no hay justificaciones, ni explicaciones para muchos elementos, empezando por los aleatorios y caprichosos lados oscuros de los poderes taumatúrgicos y acabando por los giros argumentales de la maternidad sorpresiva de Rueda.

    El debate moral, interesante pero desvirtuado, que pretende la película sobre la necesidad de salvar a la familia o de tener poderes curativos y ayudar a los demás se pierde, ya que siempre recaerá, misteriosamente, en alguien ese poder.

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  3. Lástima, el arranque del garaje, los primeros efectos del don en Noriega,la primera aparición de Belén... todo apunta a peli potente, pero necesitas un guión de hierro para mantener la tensión, alimentar la trama y darle un desenlace a la altura de las expectativas. Eso sí, tiene una factura impecable.

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  4. Acabo de caer en cuenta: si éstas pelis, pensadas para echar el resto, salen regulares, quizá el año no vaya a ser tan bueno.

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  5. Factura impecable, tú lo has dicho. Yo digo implacable, a costa de todos nosotros. El último año bueno del cine español no existe.

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  6. no me seas de las sombras y piensa en las luces. como dice Pedro, dejemos la melancolia un poco aparte. seamos optimistas con el cine español. ya que nosotros ponemos nuestrs impuestos para que así sea. cuando las vea te comento lo que pienso... (aunque Noriega nunca me defrauda, ¿será que le veo con ojos femeninos?).
    la peli más reciente que he visto ha sido la última de "la Salander". cuando te vea, te la comento también, aunque ya te digo: como el resto... comiendose partes, poniendo otras, alargando cosas innecesarias... pero para quien no se ha leido el libro, resulta agradable de ver.

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  7. Por fin alguien en completo desacuerdo, ya iba siendo hora. En 1979 se filmó "Arrebato" de Zulueta. Ese fue un buen año.

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  8. En 1982 se estrenaron La colmena, Volver a empezar, Demonios en el jardín y Laberinto de pasiones. Ese año tampoco estuvo mal.

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  9. No está mal, sólo han pasado 30 años. Menuda panda de talentosos hay ahora. Insultan despiadadamente a 11 millones de espectadores en la promoción, a menos de un millón en la exhibición y encima trincan la subvención. Ah! y Erice sin rodar y Zulueta muerto de pena. Manda huevos.

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  10. Me temo que das por hecho que todos los profesionales del cine suscriben las declaraciones públicas políticamente excluyentes de unos pocos. Y respecto a la segunda cifra, parece que para ti todo el cine español estrenado insulta al espectador… ¡Qué bárbaro! En 1984 Los santos inocentes, Sesión continua, Qué he hecho yo para merecer esto, Tasio, Río abajo. En 1985 La vaquilla, Se infiel y no mires con quien, La corte del faraón, Padre nuestro. En 1986 El año de las luces, La mitad del cielo.
    En 1987, El bosque animado, La ley del deseo, La vida alegre, Mi general. En 1988 Mujeres al borde de un ataque de nervios y Remando al viento. En 1991 Amantes, Amo tu cama rica, Alas de mariposa. En 1992 Belle epoque, Vacas, Jamón jamón y El maestro de esgrima. En 1995 El dia de la bestia, Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, El perro del hortelano, Boca a boca. En 1997 La buena estrella, Abre los ojos, Familia. 1999 Solas, 2000 La comunidad, 2001 Los otros, Intacto…
    Insultantes todas.

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  11. Me placen sobremanera las polémicas y veo que la presente está que arde, avivémosla. Puedo sentirme identificado con nuestro amigo anónimo en cuanto a la cantidad de subvenciones despilfarradas en la industria patria en obras y guiones sin gracia ni pudor ninguno. También es cierto que hay un amplio abanico de cineastas españoles, lo cual nos permite joyas como las mencionadas anteriormente u otras menos conocidas como La distancia, que pasó sin pena ni gloria por la cartelera del año 2006. Hay dónde elegir y si se me permite una elección, muy personal, pero muy buena El crack o Sesión contínua, también me parecen, sin ser Zulueta o Erice unas gozadas patrias, quede manifiesta mi debilidad por Garci.

    Me gustaría citar otros autores interesantes aunque no muy prolijos, como Ricardo Franco o Pilar Miró, que destacan por su honradez. Busquemos las perlas, que haberlas.....y dejemos lo casposo. Eso sí, lo criticable a destajo con ello.

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  12. lo malo es que según vas avanzado en el tiempo, las películas grandiosas se van reduciendo en número... mi matrícula en lógica cuantificacional me permite apreciarlo ;)
    si el cine se pusiera las pilas y supiera elegir un público, adecuar el presupuesto, hacer innovaciones y utilizara la buena publicidad de la que hace gala nuestro pais, igual tanta subvención a fondo perdido no sería necesaria... (y esto lo digo con y sin gente "importante" delante, eso que no quede)

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  13. He incitado a los piratas para que se enzarcen sobre el tema del cine español, y voy animar a David, que también en su blog se toca el temita, para que se una. Me da, que hoy estoy pelín revoltosa…..

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  14. Estimado fotógrafo de lápiz, tu enumeración es insultantemente bastardita y mezclas churras de autor y meninas comercialoides ¿cuántas de las que has citado te llevarías a una isla, desierta o no? Vamos, mójate en vez de mirar fechas. EN MAYÚSCULAS, EL CINE ESPAÑOL ES UN FRAUDE AL QUE NO LE HA SENTADO BIEN LA DEMOCRACIA.

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  15. Si la lista mezcla cine comercial y de autor es porque así se fabrica el cine en todas partes, con ambas variantes narrativas, que en realidad no son necesariamente compartimentos estanco (Hitchcock o Scorsese son autores y son comerciales). Y como ellos otros muchos, también españoles, Almodóvar por ejemplo (vale, un ejemplo fácil, pero no vamos a echar aquí la tarde).
    Lo que vengo a decirte es que una cosa es el cine mitificable y mitificado a nivel global (la mayor parte, dicho sea de paso, además de su por calidad opinable, gracias a una distribución también global) y otra es la descalificación sistemática de una cinematografía en su conjunto, porque haya subvenciones y bocazas en el lote, que -aunque algunos se empeñen- no está formado sólo por subvenciones y bocazas.
    Y si nos vamos a islas desiertas, apuesto a que te llevarías alguna española, cuando menos para recordar el lugar del que procedes, porque en las islas desiertas da una morriña de la hostia. Yo me llevaría muchas de las que guionizó Azcona, que en paz descanse, y algunas más, incluyendo títulos hasta de la última década, ea. Pero no me voy a poner a hacer más listas bastarditas. Como tampoco me pondría en la playa de la isla, frente al dvd oxidado por el salitre, a seleccionar la peli de ese día siguiendo el criterio de "esta recibió subvención, su director despreciaba ideológicamente a millones de compatriotas, etc."
    Como no lo haría con una de Visconti, Kazan o Eisenstein, que en lo político se significaban lo suyo.
    No es la democracia lo que no le ha sentado bien a nuestro cine, se han hecho y se hacen estupendas películas después de muerto Franco. Le ha sentado mal a algunos profesionales de nuestro cine que, por desgracia, son los que tiene tribuna pública y anteponen la significación política a la defensa estricta de su trabajo, confundiendo una cosa con la otra.

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