Un buen amigo cinéfilo dice que el "western contemporáneo" es un género muy veraniego y creo que tiene razón. Apenas empezado el estío me he empaquetado cuatro, unos más contemporáneos que otros, aunque todos crepusculares a su modo y dedicados fundamentalmente a rescates y venganzas, que son al western lo que el adulterio al melodrama.
Una tribu sin nombre de la que solo se sabe lo necesario para que progrese la historia de un rescate y terrores ancestrales, un reparto muy ajustado (Russell, Jenkins y los demás) y mucho pulso para narrar es todo lo que necesita S. Craig Zahler, que cocina algo diferente sin salirse de las claves básicas del género: desde el rescate como motor de la acción hasta los personajes que lo emprenden, un matador de indios, el sheriff templado, su viejo ayudante y el marido fogoso de la secuestrada.
No es un western mayor, ni creo que lo pretenda, pero su reputación desde el estreno me parece justificada.
El otro contemporáneo de hoy está dirigido por Tommy Lee Jones, que lo protagoniza él mismo junto a esa fiera llamada Hillary Swank. La actriz es una inclasificable que rara vez tiene papeles a la altura de su inmenso talento, pero aquí sí.
La película tienen una primera mitad brillantísima y demoledora, con esa solterona a su pesar, su escudero a la fuerza, las tres locas de terrible pasado y un carro con rejas. El guión pudo sacar más partido de la ruta, aunque cuenta no poco y con la debida claridad y crudeza.
Al final, la cosa se desbarata un tanto con ciertas decisiones discutibles, puede que inevitables. Pero Tommy también emplea el ritmo de forma notable, lo que impide que la historia desfallezca. En fin, otra revisión del género y sus múltiples rescates, que describe la dureza con la que construyeron su nación los gringos, sobreponiéndose a todo.
El western contemporáneo (si no va de remakes sonrojantes como el de Los siete magníficos), suele hablar de gente corriente metida en heroísmos por pura imposición cotidiana de un país por hacer. Hasta en verano.