miércoles, 29 de junio de 2011

Y fueron felices para siempre

Mis padres acaban de celebrar sus bodas de oro. Ahí va un homenaje:









lunes, 27 de junio de 2011

consejos cinematográficos para el calor veraniego

Echarse la siesta:



Dormir al fresco:


Bañarse con frecuencia:

Comprarse la bici:


Tomar el sol:



Salir de juerga:


Practicar deportes naúticos:


Y enamorarse de la mujer que vive en la casa de la colina:

martes, 21 de junio de 2011

Un cuento chino

A veces tiene uno la tentación de pensar que el cine español debería destinar el grueso de sus presupuestos, privados o públicos, a financiar películas argentinas. Porque si uno repasa las coproducciones de los últimos años entre estos dos países podrá comprobar que algunos de los mejores títulos recientes del cine hablado en nuestra lengua han salido de esa alianza: Martín Hache, Lugares comunes, La ciénaga, El hijo de la novia, Kamchatka, El secreto de sus ojos... Y añadámosle a esas las que son argentinas al completo, como Tiempo de valientes, Un novio para mi mujer, Nueve reinas,...

En muchas de ellas, el protagonista corre a cargo de Ricardo Darín, un actor descomunal que además elige bien y sabe exactamente cómo decir, escuchar y mirar en cada película que enfrenta. La última, este Cuento chino, una pequeña joyita que rescata personajes y situaciones que ya han tenido su éxito en Hollywood (Mejor imposible, Gran Torino,...) pero que conjugados en el acento porteño de "la puta que los parió" se perciben aún más desesperados, divertidos y sinceros.

Un cuento chino no es una gran película, no subraya las actitudes de sus protagonistas, ni tiene momentos imponentes, ni escenarios lucidos (y los que lo son no pertenecen a la peripecia central). Incluso se pega un patinazo explicativo en su último tramo que no redondea el argumento sino la imperfección del film. Pues, con todo y eso, el conjunto es delicioso. Darín contando los clavos de cada caja que le envía el proveedor para ver cuántos faltan (siempre faltan), o zafándose como puede de su enamorada, o mandando a su habitación al muchacho chino cada vez que se bloquea, convierte esta hora y media en todo un espectáculo sin apenas salirnos de su ferretería. Y una vez fuera de ella, enfrentado a burocracias bonaerenses y chinas, el honesto misántropo rezuma humanidad nuevamente.

Tan seguro está el director de su pequeña película y su inmenso actor que ni siquiera subtitula el chino en español, salvo en los créditos. Para entonces la vaca nos ha caído encima, y estamos encantados de que así sea.

lunes, 20 de junio de 2011

Eva al desnudo



Anoche soñé que volvía a Manderley


…Pero mi fantasía sustituyó en la pantalla aquel decorado en ruinas por otro que aún estaba en llamas:

Anoche asistí a la entrega del trofeo Sarah Siddons para actuaciones distinguidas, a tiempo de conocer a lo más granado del teatro newyorkino y presenciar el mejor flashback de la historia del cine. Un flashback para saberlo todo acerca de la ganadora y sobre lo que significa ganar y perder. Todo acerca de Eva Harrington, pero también de Karen Richards y, en especial, de Margo Channing. Porque si algo retrata con exquisita precisión esta película, más allá de las verdades acerca del teatro, la ambición, la fidelidad, el amor, el poder o la fama y su facilidad para convertirse en cenizas, es las tres maneras más absorbentes que existen de ser mujer.

La de Eva, esa joven aspirante a estrella disfrazada de mosquita muerta, experta en la adulación y el chantaje, que a primera vista pasa por una pobre huérfana social, el papel más adecuado para inspirar lástima si eres hermosa; que embauca y seduce con su drama y sus halagos a un grupo de amigos instalados en el éxito; que invade la vida de su ídolo para hacerla irresistiblemente cómoda, mientras aprovecha para estudiarla como el domador estudia al tigre (o viceversa), dispuesta a arrebatárselo todo a la primera oportunidad.

La de Karen, esa abnegada pero atractiva esposa, desenvuelta en un mundo de artistas sin serlo, capaz de cometer las mayores imprudencias por el ingenuo placer de mostrarles a sus amigos la imprevisibilidad de la vida real. La mujer duradera, la que, sin renunciar a sus lealtades, reivindica su espacio y conoce sus méritos. La que sin malicia es capaz de quitar importancia al peligro cuando acecha a su mejor amiga, pero lo percibe en su exacta dimensión en cuanto ronda a su matrimonio.

Y la de Margo. La gran dama de la escena, la fuerte, escéptica, triunfadora e independiente Margo. La crédula, insegura, bondadosa e irritable Margo. Una imponente mujer, tiránica y dulce, protectora y consentida, superviviente y naufrago. Enamorada de un hombre al que no sabe soltar ni retener, arrollándolo alternativamente con su encanto y sus celos. Margo Channing – Bette Davis, la señora indiscutible del teatro (y el cine) americano, incapaz de dominarse o fingir una vez que se baja del escenario y se enfrenta a la propia vida.

Por eso hay, en justicia, tres trofeos para tres mujeres al final de esta obra maestra: El que recibe Karen Richards de manos de su marido, por servicios prestados más allá de lo que exige el deber, cariño. El que se lleva Eva Harrington, por la mejor actuación del año. Y el que consigue Margo Channing cuando, felizmente casada con el hombre al que ama, puede decirle por fin la verdad más terrible sobre el éxito a la nueva estrella de Broadway: No te preocupes por el corazón, Eva. Puedes poner ese premio en su lugar.

lunes, 6 de junio de 2011

El mismo amor, la misma lluvia

Dedicado a las penúltimas lluvias de la primavera. Os invito a disfrutarlas.







viernes, 3 de junio de 2011

Trabajo atrasado

Pues eso, que ando más liado que una mona (nunca he sabido por qué las monas están tan liadas y no nos vamos a detener en ello ahora). Pero como hay unas cuantas películas en cartel que pueden interesar al respetable, voy a tirar de rapidez copiando a mi buen amigo Atticus su fórmula de crítica breve pero concisa, aún a sabiendas de que manejándose cinematográficamente en ella, ni twiter ni leches: él es sin duda el rey. Con la venia, maestro:


The company men: Un tema fuerte y muy vigente (el desempleo) desde unos personajes poco retratados en esa tesitura (los altos ejecutivos), pero realizada con mucho miedo a la taquilla. El mismo trailer anticipa que la cosa tendrá final feliz, para no desanimar a sus espectadores potenciales. Tommy Lee Jones y Chris Cooper tan sólidos como siempre. Lo demás, ya digo, cabe en el trailer.


Pequeñas mentiras sin importancia: Lo que dice el título. Las mentiras son pequeñas (aquí todos los personajes, gracias a su acertadísimo reparto, se conocen entre sí de memoria, salvo en el bastante forzado enamoramiento de uno de los hombres hacia otro) y son mentiras sin importancia real (los amigos lo seguirán siendo a pesar de todo). Pero sale la Cotillard. Y eso siempre cuenta.




Piratas del Caribe 4: demasiado presupuesto y metraje, como era inevitable, para ver a un Sparrow que ya no sorprende, desaprovechar a una Penélope que daba para mucho más e inventarse el sub-romance de un secundario absurdo con una sirena que "canta" a Disney sin sonrojo (cuando además, la primera aparición de las sirenas es lo más poderoso y original de la película). Entretenida aunque decepcionante.


Senna: Perfecta para los amantes de la Fórmula 1. O interesados en ver cómo se contruye una hagiografía a partir de imágenes de archivo como si fuese una ficción más que un documental. Prost -y en general los franceses- hacen muy bien de malos.



¿Estás ahí?: Se lo podríamos preguntar al director y al guionista. La idea no era muy original pero podía dar juego. Lamentablemente, se desprovecha un buen reparto al contar ramplonamente cuatro cosas sin apenas personajes y con poco chiste. Alguna escena aislada (la más graciosa en los créditos finales), un momento en el que Gorka demuestra que puede interpretar la emoción y el fantástico Miguel Rellán, al que siempre le basta con estar para ser.


Es todo de momento. Seguiremos informando.