viernes, 9 de junio de 2023
viernes, 26 de mayo de 2023
Trituradora Hollywood
Buscaba el tridente de Poseidón...
Y ya lo tiene.
Pero qué necesidad tenía el cine (y su carrera) de ninguna de estas cosas.
jueves, 25 de mayo de 2023
Tina Turner
Apenas hizo un par de papeles llamativos en las que no se representara a sí misma, pero su voz ha recorrido tanto cine que sería imposible enumerar la películas sazonadas con algún tema de Tina, la leona.
"La Tina", que decía mi padre al coger una vez más aquella cassette de Private Dancer, su favorita en los trayectos de carretera en solitario.
Vamos a poner aquí el papel y el temazo obvios. Hoy no tengo ánimo para más.
jueves, 18 de mayo de 2023
Elvis
Baz Luhrmann tardó un tiempo en encontrar una historia que se adecuara a su estilo barroco con lentejuelas, que se lució en Moulin Rouge y El Gran Gatsby, retratos de época donde el "brilli brilli" rebosaba de los escenarios hasta caer sobre las copas de champán y confundirse con sus burbujas. Aquí, en Elvis, más que burbujas de champán hay cuero y seda, sudor y pastillas, pero también con "brilli brilli".
Si Luhrmann contó con la Kidman para la chistera de cabaret decimonónico y con Di Caprio para el frac y la pajarita en los locos años 20, en ésta tuvo que recurrir a un actor sin consagrar que clavara al Rey del Rock, un joven, guapo y talentoso Austin Butler en el papel de su carrera. Su mirada y poses, que generan por igual lujuria y lástima, son verdaderamente demoledoras. El parecido con Elvis va más allá del perfil o la patilla, Austin se mimetiza con el Rey.
Para su desgracia, el papel más agradecido no es el suyo, sino el del actor que encarna al coronel Parker, el inmenso Tom Hanks, que ha tenido que caracterizarse como nunca en su vida para convencernos en un papel tan avieso, desagradable y chupa-sangre. Eso fue aquel representante ladino y ventajista que llevó a Elvis a la cima y lo exprimió sobre ella como si la punta de la montaña fuera un exprime-limones.
La película es tan atinada, desmesurada y verosímil que resulta más y más irritante y desagradable a medida que avanza. Y se hace casi insoportable su visionado cuando la carrera de Elvis va tomando la deriva que le llevó a morir con solo 42 años y algunos de los más grandes triunfos en el mundo de la música telegénica. Muchos de ellos pioneros o aún sin superar en la era de los smartphones y las redes sociales. En ellas, por cierto, la gente sigue colgando enlaces a actuaciones del verdadero Rey.
miércoles, 17 de mayo de 2023
Libres
Película de Fe para espectadores que preferiblemente la tengan. Si no, puede resultar algo reiterativa, a pesar de una fotografía primorosa y un montaje tan medido como en los documentales más solventes.
Aquí no se enseña demasiado de qué sucede en los monasterios y conventos de clausura. Los entrevistados hablan fundamentalmente de su vocación, cómo llega, cómo la viven a título personal. Es decir, el asunto se centra en el perfil de los que los habitan.
Cuando los protagonistas explican sin cortarse su relación espiritual con Jesús, el Señor o El Padre, incomodarán a casi todos los espectadores críticos. Esos que por lo general disfrutan sin rubor de las manifestaciones exóticas de otras confesiones del mundo (¡donde esté un buen monje tibetano, un monasterio budista o un templo de Kioto...!) Quizá lo que sucede es que somos menos tolerantes con lo más cercano, porque es precisamente esa tolerancia de proximidad la que cuesta trabajo. Es infinitamente más fácil preocuparse por la deforestación de la lejana Amazonía que regar las plantas de la propia casa. O añorar la serenidad de los bosques primigenios que la de un huerto conventual de Burgos.
Si evitamos ese extrañamiento sobre lo que se identifica con un país tan católico como el nuestro, le pese a quien le pese, la película se deja ver con agrado, algunos bajones de aburrimiento y añoranza de más momentos simpáticos o cotidianos. Pero eso desde la perspectiva de un espectador de películas y no de devociones.
P.D: Resulta enternecedor comprobar cómo incluso en una película testimonio como ésta, que busca voces bastante originales, el único hispanoamericano de entre los monjes se ajusta milimétricamente al cliché del converso del otro lado del charco.
martes, 16 de mayo de 2023
Fatum
Juan Galiñanes encara con éste su primer largometraje de ficción como director y co-guionista. Antes ha sido guionista en solitario o en grupo, dirigido la segunda unidad de series muy movidas con intrigas densas y, punto a su favor, ha montado gran parte de los trabajos en los que participa. Así que sabe lo que se hace y eso se nota.
Para empezar, se mira cero el ombligo. Tiene a dos tipos desesperados por motivos distintos pero complementarios y con eso va a armar un duelo trepidante de calamidades, nervios, miras telescópicas y esperanza. Saber si la esperanza será vana o no te agarra a la butaca en la sucesión de malas decisiones y consecuencias dramáticas que afectarán a uno y a otro. Todo ello, en solo 90 minutos que avanzan a todo ritmo, sin que las casualidades y licencias se noten ni importen lo más mínimo. Un buen thriller. No sé lo que aguantará en cartelera, en streaming va arrasar.
Arropando a Alex García y a Luis Tosar, muy bien los dos, sobresalen Elena Anaya, María Luisa Mayol y Pepa Gracia, cada cual perfecta en el rol que les toca, ninguno fácil.
Al final, en un plato de la balanza se pone un corazón que late, y en el otro un puñado de balas. Las cosas del fatum.
Air
Ben Affleck tiene fama de actor limitado. Le costará sacudirse ese sambenito de encima. Es un actor que necesita ser bien dirigido (veanse Persiguiendo a Amy, El indomable Will Hunting o Hollywoodland), seleccionado para un papel que le encaje como un guante (Perdida, The Tender Bar) o haciendo el papel que él mismo selecciona en películas que dirige (como The Town, Argo o Air).
Su reputación es otra cuando ejerce de productor, director o guionista. Para participar en presupuestos y beneficios de potenciales taquillazos tiene bastante olfato (ha sido productor de un par de rarezas, de todas las suyas y de las sucesivas entregas de La Liga de la Justicia). Escribe con pulso y oficio, incluso brillantemente si acierta con el tema, y dirige muy bien. Le faltan unos años y algunas películas más para convertirse en un maestro, pero si los superhéroes y apocalipsis no lo atraen al abismo y lo devoran en esa faceta, puede lograrlo.
Ya es un profesional del cine muy completo, conoce bien las cuatro profesiones sobre las que se apoya la autoría de una obra cinematográfica: productor, director, actor y guionista. Quizá por eso cuenta concisamente, apunta a los detalles sin subrayarlos de más, se ajusta a los plazos y al presupuesto, selecciona excelentes repartos, coloca la cámara donde debe estar.
Ésta de Air es así y le ha salido estupenda. Es una película sobre los negocios americanos que se impulsan desde el nombre de una persona con talento que va a convertirse en marca explotable. Con el encanto añadido de que esa persona sea nada más y nada menos que Michael Jordan y el acierto de no sacarle a través de un actor interpretándolo, sino de un mozetón apenas visible e imágenes de archivo con el verdadero Michael en diferentes momentos de su meteórica carrera.
El caramelo queda para Viola Davis, que ejerce de madre de Jordan con convicción y las mejores frases del libreto. Dammon, Affleck, Jason Bateman, Chris Messina o Chris Tucker solo tienen que hacer su parte con convicción y no parece costarles demasiado esfuerzo.
Empiezan a verse disfrutones en pantalla a cuantos actores hagan su trabajo sin estar rodeados de chromas y pinchados con lectores de movimiento facial. Lo que viene siendo el Cine de toda la vida, que en el Hollywood actual parece apagarse irremisiblemente. Salvo por los Afflecks que quedan por allí.