Me cae bien este tipo. Parece esa
clase de actor con el que te irías de cañas y, probablemente, el revuelo por
entrar en un viejo pub o una tasca de barrio sería rapidito, poco hostil, y al
cabo de cinco o diez minutos se podría charlar con relajo de cosas interesantes
no vinculadas al Cine y hasta hacer coñitas con los parroquianos.
Ahora tiene 52 palos, uno más que yo. Y se tomó su carrera con talento, perseverancia y suerte, aunque la última tardó lo suyo en aparecer. Se fue colando poco a poco en éxitos independientes o de Estudio, de crítica, de público o de ambas cosas, haciendo papelitos o secundarios o coprotagonistas chulos.
Hablamos de los tiempos de Mi vida sin mí (me encantó bailar contigo, qué gran frase final para que un actor la lea en la carta de la amada desaparecida, si tiene la fragilidad y la entereza de Ruffalo). Los tiempos de Eternal Sunshine of the Spotless Mind (en la que Jim Carrey y Kate Winslet, amén del director estrella Michel Gondry y el guionista diva Charlie Kaufman lo acaparaban todo), Collateral, de Mann, Cruise y Foxx (¿se tomaría unos cacharros con Bardem, hablando de sus por entonces tangenciales carreras en "la Meca"?).
Además, hizo sus pinitos por Broadway en 2006, consiguió dirigir Sympathy for Delicious con
corrección, para entonces 2009, fue lo más interesante de Los chicos están bien (y
eso que se batía con Julianne Moore
y Annette Benning), se coló en Shutter
Island de Scorsese y Di Caprio…
Buenos avances en una carrera de
fondo que le llevó hasta Marvel, Los
Vengadores, Banner y Hulk.
Reemplazaba en el papel de mala bestia de los rayos gamma a Edward Norton, que aún debe estar
mordiendo esquinas de rabia. En la última década, mientras repartía mandobles
en croma y seducía como Banner a Scarlett
-viuda negra- Johansson con su
lado sensible, se apuntó a la estupenda Begin Again y cedió protagonismo en Foxcatcher.
Acabada la saga marvelita, estrenó Aguas oscuras, pequeña,
concienciada y solvente.
No sé cuáles son sus planes, pero
tenemos pendientes unas cañas. Aunque quizá no hablemos especialmente de Cine.
Cierto, este tío cae bien.
ResponderEliminarAcaparó mi atención en Shutter Island, a partir de ahí supe ponerle nombre a su rostro, mucha gente lo habrá hecho después de las pelis marvelitas.
También con esa película de Scorsese me quedo claro que Di Caprio era un actor fuera de lo común, con El Lobo de Wall Street me pareció de otro planeta.