Soy consciente de que queda
contradictorio quejarse de la colonización cultural vencedora y terminar esa
queja con un video de ellos, los que han vencido. Pero, en fin, lo valiente no
quita lo cortés y, además, aún estoy por encontrar un potente montaje de video
colgado en la red con momentos bailados del cine hispano, sometidos al ritmo
trepidante o simplemente bello de una canción también hispana. Ni con el omnipresente
e inmamable reguetón lo he encontrado. Quizá exista, pero no corre.
Mientras tanto, el número de
montajes que acumula el cine anglosajón magnificando lo suyo, no para de crecer
(y de correr). Apostaría a que los mismos hispanos hacen muchos de esos
montajes por propia iniciativa y los mueven en sus muros.
En éste que –cebando también la
bomba- yo mismo os dejo abajo, quien quiera que lo haya hecho ha tenido el
detallito de incluir un momento del éxito francés Intocable y otro del
italiano La gran belleza, cinematografías de raíz latina. Banderas y Penélope
salen también fugazmente, pero en producciones estadounidenses, desde luego. Ni
Almodóvar ha encajado y eso que la canción es la misma que bailan en una de sus
películas (aunque siendo la que es, no me extraña que la ninguneen).
Pero si el cine de Europa es descaradamente
residual y España ni forma parte de lo resaltable en él, siquiera en su autor
más reconocido internacionalmente, no digamos el cine de Iberoamérica, que
sencillamente no existe. Salvo para que los originarios de aquella región del
mundo figuren en las producciones de Hollywood como una comunidad delincuencial
o, en el mejor de los supuestos, cómicamente exótica.
Ahora están a vueltas con si tal
o cual película necesita retoque, aclaración o defenestre por su forma de
mostrar cosas que ya no se entienden así. Esas corrientes enfurecidas que van y
vienen. Naturalmente, también en eso nos llevaremos una buena ración de mierda:
las conquistas, sean bélicas, culturales o religiosas, de la comunidad hispana,
serán afeadas ruidosamente y, para mayor escarnio, con la complacencia activa
de muchos de nosotros.
Por el Cine podemos estar
tranquilos: ni se dan por enterados de que lo hacemos, y perseguir un machismo
mexicano o una blasfemia buñuelesca sería poner en el mapa a quien se diría que
no merece estar en él. Les valen para sus películas cuatro tópicos que nos
retratan de un modo tan parcial como injusto, sin que ningún bien pensante
guardián de las esencias de lo que se puede tolerar en el siglo XXI ponga pega
alguna a la imagen que dichos tópicos proyectan de lo hispano.
No hemos inventado el whatsapp ni
el Facebook, por lo que tenemos que aceptar ahí que los gifs, los iconos y toda
la juguetería adulta potencie y visibilice sus referentes, llevando a categoría
de universal aquello que, en realidad, es lo que valoran ellos como propio,
prescindiendo de lo demás. Es lógico, puesto que de potenciar otras identidades
deberían ocuparse quienes las tienen. Y
ahí es donde le duele, compañeros de idioma, porque nada nos gusta más a los
hispanos que el buen pop inglés y el espectacular cine de Hollywood ¿eh?
Pues ea, compadres, no se hable
más: vamos pensando en confeccionar a su mayor gloria el próximo video de
escenas míticas hollywoodienses y, mientras, a bailar I´m so excited, que mola todo.
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