La trinchera infinita es, a mi juicio de largo, la mejor de la terna Goya.
Su ritmo, a pesar del extenso metraje, apenas decae. La peripecia es comprensible, angustiosa, coherente y nada maniquea. Todo funciona bien. El reparto es perfecto: por salirnos de la obviedad de los protagonistas ¡cómo están el vecino delator, la viuda del guardia, el hijo del topo en su última escena! Pero los arropan el guión, la puesta en escena, la fotografía, la ambientación, el sonido, el montaje,… la dirección milimetrada.
Estos vascos no la hacen mala. Loreak era una joyita, la del gigante Handia del siglo carlista les salió interesante, bella y melancólica, La trinchera infinita es una barbaridad de buena.
De buscarle un pero, algunas frases atropelladas de acento local muy cerrado se quedan a medio entender al principio, pero esto es irrelevante, porque se trata de un cine en estado puro en el que todo se entiende sobradamente desde la imagen.
Esta película va de una historia sencilla pero muy contundente, contada con esmero. Mereció arrasar a la de Almodóvar, pero la marca tira. Esa sí que parece infinita.
A mí también me gustan mucho Jon Garaño, José Mari Goenaga y Aitor Arregi. Me gustan la forma que tienen de contar las historias y lo que quieren contar. Trinchera infinita cómo se nota el paso de los años y la Historia en un espacio reducido... Loreak y Handia me fascinaron. De los dos primeros tengo pendiente En 80 días, que he visto fragmentos y se que me va a fascinar.
ResponderEliminarBeso desde casita
Hildy