martes, 2 de marzo de 2010

Shutter island


Scorsese suele decir que hace una para él y otra para el estudio. Siempre ha sido un tipo listo, hasta en la forma de cubrir los patinazos. Se lo perdono, porque ha filmado Malas Calles, Taxi Driver, Alicia ya no vive aquí, El último vals, Toro salvaje, El rey de la comedia, Jo, qué noche, El color del dinero, Uno de los nuestros, El cabo del miedo o La edad de la inocencia, y algunas de esas maravillas eran para el estudio. Pero de un tiempo a esta parte (etapa Di Caprio) sería bueno que avisara. Ésta la he hecho para ellos, esta para mí. Y luego, que el espectador tire una moneda al aire.

Shutter Island, a la que fui con mucha ilusión porque me había salido cara, prometía mil delicias entre la niebla, mantuvo el tipo con esos jardineros encadenados y la amenazante fortaleza de piedra y gritos aún sin oír, avivó mi interés en el primer rifirrafe de polis frente a loqueros… y luego se desinfló. Al cabo de 25 minutos de los 149 que dura, todo lo relacionado con la maquinaria interna al servicio de un misterio me pareció previsible y –seguramente para evitar esa previsibilidad- farragoso hasta el bostezo. El misterio se ve venir y el camino hacia su descubrimiento en pantalla se hace interminable, errático y decepcionante.

Por supuesto que hay imágenes poderosas, exquisita recreación de ambiente, momentos muy brillantes y secuencias logradas, pero los agujeros del guión son muchos y llamativos -sobre todo, desde el planteamiento puramente de género que la película nos propone-. Y de paso, Ben Kingsley y Max Von Sydow sólo ponen su empaque para reforzar las dudas del espectador, pero no tienen más papel. Quiero decir que su papel no es de personajes con valor narrativo, sino de puro casting al servicio del truqui que sostiene la película.

Como vengo comentando desde el jueves en otros blogs, donde opinan a favor o en contra pero con criterio tíos curtidos y cinéfilas sinuosas, no me parece que esta valoración surja porque se trata de Scorsese y se establezcan comparaciones con sus obras maestras -lo sé, lo sé, empecé citándolas...- o porque la nueva de este gran cineasta genere demasiadas expectativas. Al contrario: Creo que si Scorsese no firmase al final (si no supiéramos desde el principio que es suya), la percepción general sobre la película empeoraría notablemente. Un tal Mick LaSalle, del San Francisco Chronicle resume el asunto –venenosamente- diciendo: "La leyenda se interpone en el camino del artista (...) Scorsese debería dejar de intentar hacer obras maestras y probar a hacer buenas películas".

Juicios aparte, espero no haber destripado nada y que aún puedas arrojar tu moneda.

5 comentarios:

  1. Allá voy. Prometo, que sólo una vez. Pase lo que pase.

    "Imágenes poderosas", como la que has escogido para ilustrar este post. Creo que la presencia de Ben Kingsley y Max Von Sydow, sea, quizá, el truco más espectácular, porque viéndolos juntos, en ese salón, frente a la chimenea, son la viva imagen de "la pareja del mal".

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  2. Otra prueba de listeza del viejo Marty.
    Pero precisamente por esa capacidad de resultar genuinamente inquietantes me decepcionó más que luego no les sacará todo el jugo

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  3. Coincido con lo dicho sobre la película, pero debo dejar un matiz sobre la fuerza de la película, aunque no se aproveche del todo. Los sueños me parecieron geniales porque el simbolismo lo envuelve todo y te desazona considerablemente. Me refiero especialemnte al primero de ellos, en el que aparece su esposa y se le escurre, como agua entre los dedos. Es poético sólo decirlo, me parece fantástico. Luego la trama se hace monótona y liosa pero las imágnes cobran efectivamente una fuerza enorme, más allá del argumento, como elementos aislados. Yo diría que las escenas,tres o cuatro a lo sumo, son perlas mal engarzadas y con pedruscos entre ellas.
    Ahí queda esa impresión.

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  4. Por cierto no sólo los sueños, también los flash backs de la guerra son tremendamente potentes: Las hojas volando mientras vemos a Leo en primer plano a lo soldado Ryan destilando crueldad por los ojos o la justicia que se toma por su mano, travelling maravilloso, frente al alambre de espino de Dachau.....
    Como puedes ver lo que más me llamó la atención fue lo que transcurría fuera del sanatorio mental, todo lo que no era la historia directamente. En eso me parece que flojea, la trama principal se va descomponiendo, las secundarias, aunque no lleven a nada se te pegan en la retina.

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  5. Fotógrafo de lápiz9 de marzo de 2010, 15:58

    El problema es que las escenas aisladas, donde -sólo faltaría- el genio demuestra que es perfectamente capaz de cualquier cosa, no salvan una película apoyada en la intriga cuando la intriga falla clamorosamente. Entre sueños y recuerdos de guerra, la historia va dando tumbos tumbos de barco a tierra, de tormenta a faro, de cueva a fortaleza, de despacho a comedores, que ya le vale a Scorsese.
    Y Di Caprio, que no me parece mal actor, me parece una mala elección (en El Aviador me lo pareció también)

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