martes, 15 de febrero de 2022

Ivan Reitman

 

Ivan Reitman no hizo películas “importantes”, pero se lo pasó bien, nos lo hizo pasar bien a los jovenzuelos de los ochenta y puso a Bill Murray en el mapa cinéfilo. No es poco mérito.

Los Cazafantasmas era una bobada, pero de ahí salió Harold Ramis como amigo de Murray y con él, tiempo después, hizo la genial Atrapado en el tiempo, con la que dejaron, de paso, de ser amigos. 

Antes del despliegue de mocos y ectoplasmas, Bill ya era una estrella local con algunos títulos que sostenía sobre sus hombros, como Los incorregibles albóndigas y El pelotón chiflado, ambas de Reitman. Pero con Los Cazafantasmas, el director convirtió a Murray en comediante-estrella. John Landis había hecho lo mismo con Dan Aykroyd por las mismas fechas. 

Sigourney juega en otra liga, pero Reitman se la trajo a aquel despelote y nos la sirvió de posesa vamp. Creo que ni ella ni nosotros nos hemos divertido tanto con un personaje chorra para una actriz descomunal.


Luego Ivan se fabricó otro chiste más blandito para Robert Redford, Debra Winger y Daryl Hannah en Peligrosamente juntos. Supongo que aquella le enseñó una gran lección: ojo con quien metes en tus comedias, porque pueden reescribirlas a su medida. Y para eso, mejor volver a Bill o probar con el cachondo de Danny De Vito y engañar a Schwarzenegger, deseoso entonces de demostrar "vis algo" bajo las mollas.

Reitman reinó en los ochenta y en la siguiente década vivió un poco de las rentas (su cine siempre fue muy rentable). Antes de cambiar de siglo pecó de nuevo de lo mismo que le había impulsado a fichar a Redford y Winger, contratando a Harrison Ford y Anne Heche para Seis días y siete noches, con idéntico resultado: quedarse a medio camino entre lo que pretendía él y lo que preferían ellos.

Después hay poco que reseñar, creo que con muy buen juicio entregó el testigo a su hijo Jason Reitman (el director de Gracias por fumar, Juno, Up in the air). Hizo alguna cosa más, para divertirse, pero hasta la secuela, reboot o cómo se llame eso (Cazafantasmas, más allá…) se la dejó a Jason.

A lo mejor estaba ya pachucho, pero nunca se supo. Iba siempre por ahí con gesto sonriente y bonachón cada vez que le cazaba un fotógrafo. 

Buen viaje, cineasta risueño y ochentero. 

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